Ayer mismo hablaba de Dany Boon, un actor muy querido y popular en Francia, pero sobre el que todavía no terminamos de formarnos una imagen en España, por lo que se nos puede hacer extraño verlo en papeles tan claramente protagónicos como el de 'Micmacs' o el de la 'Cena de amigos' ('Le code a changé', 2009), que se estrenará en nuestro país dentro de un par de semanas. 'Bienvenidos al Norte', 'Bienvenidos al Sur', 'Nada que declarar'...
Hace unos años todavía aparecía como comparsa, por ejemplo en 'El juego de los idiotas' ('La doublure', 2066), donde el protagonista era Gad Elmaleh, o en 'Mi mejor amigo' ('Mon Meilleur Ami', 2006), donde acompaña a un poco aprovechado Daniel Auteuil, que también tiene un papel en la anterior. Sobre este film de Patrice Leconte es sobre lo que voy a centrarme en esta crítica.
'Mi mejor amigo' sin duda trata de incluirse en la corriente de comedias francesas a la que representan films tan desternillantes y maravillosos como 'La cena de los idiotas' ('Le dîner de cons', 1998) o 'Salir del armario' ('Le Placard', 2001), ambas de Francis Veber, además de muchas otros que, si bien no son tan geniales, siguen su fórmula con resultados más que encomiables.
Eso también lo hace 'Mi mejor amigo', es decir, no podemos negar que siga la fórmula y que pretenda alcanzar todo lo que consiguen estos ejemplos. Precisamente por ahí le llega su principal defecto: se trata de una cinta demasiado formularia y clásica, en la que todo lo que va a ocurrir se puede prever sin tener demasiada imaginación y en la que ni siquiera la forma en la que ocurre puede sorprender. Todos los ingredientes se han empleado en esta receta y e incluso se han exprimido más que en otras, no obstante, el cóctel no ha quedado igual.
Contiene, por ejemplo, la evolución de la relación entre los protagonistas, que comienza tirante, con un rechazo fuerte por parte del que más necesita cambiar hacia el otro, para acabar en un amor incondicional. También tiene esa especie de lección vital que suele darse en estas comedias y que viene siempre a través de algo que parece incomodar en un principio al protagonista, pero luego resulta ser lo que más falta le hacía. La humanización de un ser reprimido o trabado es algo que casi siempre funciona. ¿Por qué falla aquí?
Para empezar, la situación general resulta demasiado forzada. Que una persona apueste con otra si tiene o no amigos en realidad ya prueba que sí los tiene, pues, de otro modo, quien apuesta —en este caso el personaje interpretado por Julie Gayet— no tendría ningún interés en demostrarle nada a su contrincante. Esa apuesta se introduce para provocar todo lo que viene a continuación, es decir, es necesaria en el guion como justificación del resto de la trama y por ese motivo se incluye, por mucho que entre a la fuerza. Para continuar, la película en general se hace ligeramente plomiza, ya que apenas goza de ritmo y las situaciones no se muestran todo lo humorísticas que deberían ser.
Actores
Lo más sorprendente es que 'Mi mejor amigo' falle por el lado actoral. No creo que el mencionado Dany Boon merezca ningún reproche, pues lo poco simpático del film viene de sus aportaciones y la película sube puntos cuando él está en pantalla.
Sin embargo, cuesta creer que un monstruo de la interpretación y de la comedia como Daniel Auteuil no resulte aquí tan desternillante como en las películas citadas al inicio. Su papel le fuerza a ser soso e incluso borde o desagradable, pero eso no tendría por qué impedir que tuviese gracia en un registro apagado y negativo, como el que mostraba en los primeros compases de 'Salir del amario'. Aquí está desganado o quizá dirigido con desgana o es posible que nunca se haya creído su papel. Lo que podría demostrar que un guion flojo no lo levantan ni los más magistrales.
Tiene momentos
Sí destacaría como fragmento con humor, con mucha emoción y, en general, conseguido en todos sus aspectos, el tramo final en el que el personaje de Boon concursa en '¿Quiere ser millonario?' Lo cierto es que siempre he pensado que los concursantes de algunos programas, como 'Saber y ganar', son puros personajes, tanto que a veces he llegado a percibir este concurso como una serie, especialmente cuando participaba el entrañable Roberto. Por ese motivo, la exposición de este hombre tímido y casi incapaz a todos los espectadores y la forma en la que los ejecutivos de la cadena explotan sus rarezas para aumentar la audiencia me pareció muy acertada.
Concluiría diciendo que, si hablábamos de extrañeza al pensar que grandes como Auteuil tuviesen tan poca gracia, también habría que demostrarla al tratar de un director como Leconte —'El marido de la peluquera' (1990), 'La maté porque era mía' (1993), 'El perfume de Yvonne' (1994), 'La viuda de Saint Pierre' (2000) o 'Confidencias muy íntimas' (2004), entre otras— para reseñar una película tan convencional, ya que esto no es ni mucho menos lo suyo. No sé si se trataría de un encargo o de ganas de sumarse a una corriente que probablemente le gustaría, pero el caso es que 'Mi mejor amigo' resulta muy poco personal como propuesta del autor y muy poco efectiva como film comercial.