Si de algo sabe Álex de la Iglesia es de manejar el caos como nadie y su última película como director, 'Mi Gran Noche' es el claro ejemplo de ello. Tras su paso fuera de concurso del pasado Festival de Cine de San Sebastián -donde recibió todo tipo de variopintas críticas y dejó algo confusos a los periodistas internacionales-, Álex de la Iglesia nos presenta su "comedia total", tal y cómo él la describió en la presentación del rodaje. Una película coral de ritmo demasiado trepidante y en el que vuelve a hablar y parodiar ciertos aspectos de la cultura española.
Llenita de rostros más que queridos y reconocidos por el público español, 'Mi Gran Noche' tiene, además, el gran morbo del regreso al cine de Raphael -ojito, que puede optar al Goya al Mejor Actor Revelación- haciendo una hiperparodia de sí mismo y riéndose mucho de su imagen de leyenda de la canción casposa. Caos, ironía, algo de crítica y muchas lentejuelas es la Nochevieja que nos propone Álex de la Iglesia.
Mi caótica noche
Estamos en pleno mes de agosto y José, cuarentón en paro, y enviado por una ETT, llega a un pabellón industrial en las afueras de Madrid para trabajar en una gala especial de Nochevieja. Sí, de esas en las que parece que no pasa el tiempo y son iguales desde hace más de 30 años. Allí, se topa con que cientos de figurantes como él llevan semana y media encerrados celebrando con alegría falsa la venida del Año Nuevo. Un retraso que se debe a todo tipo de accidentes, contratiempos y sobre todo, el ego de las estrellas del programa: la leyenda de la música, Alphonso y el nuevo ídolo de masas, Adanne.
Por un lado, Alphonso es capaz de todo para asegurarse el momento de máxima audiendia del programa y Adanne, es acosado por las fans que quieren chantajearle. Por otro lado, los presentadores del programa se odian y compiten por ser el más querido por el productor para conseguir nuevos y suculentos contratos y a la vez, se rumorea que una de las figurantes es gafe y puede llegar a provocar desgracias terribles. Y para colmo, alguien planea el asesinato de Alphonso en plena grabación.
Sí, 'Mi Gran Noche' es igual de caótica como suena, aunque esto tenga dos efectos contrarios. El primero es que el ritmo no decae nunca y consigue mantener en todo momento la atención del espectador. El segundo, es que este ritmo trepidante termina siendo agotador, y el espectador acaba exhausto por la velocidad y la cantidad de cosas que sucenden en pantalla durante todo el metraje, sin darle apenas tiempo para digerirlas. Así, tramas a las que se les podría sacar mucha miga quedan como meras anécdotas porque no tienen tiempo de sacar más partido y otras que, interesan menos, son más alargadas y por lo tanto, quedan más huecas.
La parodia y el reparto
Una lástima que la ejecución y ese exceso de información constante aniquile un poco la fantástica idea de parodiar este tipo de programas tan nuestros y tan casposos y ese humor negro que se ríe de nuestra estupidez y estancamiento. Genera risa, sí, pero no termina de ser tan provocadora como debería hablando de temas tan candentes como el paro o la corrupción. Eso sí, si hay una trama que funciona por todo lo que representa es la de Alphonso -interpretado por Raphael-. Se nos presenta como la forma exagerada del divo que, de la Iglesia reinterpreta muy acertadamente como una especie de Darth Vader de blanquísima sonrisa.
Y es que, aunque me sorprende decirlo, Raphael es una de las grandes sorpresas de la película gracias a esa hiperparodia de sí mismo del divo todopoderoso. Junto a él, el resto del reparto aprueba y con nota, consiguiendo seguir el ritmo propuesto por el director y sin desmoronarse. Aunque, quizá, la que más brilla es Blanca Suárez, que desentierra una divertidísima vis cómica, y junto a ellos, los hilarantes Jaime Ordóñez, Carlos Areces, Pepón Nieto, Enrique Villén, Carmen Machi, Terele Pávez, y un largo etcétera.
Al final, 'Mi Gran Noche' es entretenimiento puro y duro que llamará la atención de los seguidores del estilo trepidante y caótico de de la Iglesia, pero que decepcionará algo más a los que echen de menos su lado más canalla, provocador y bestia de sus primeros trabajos.
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