El enorme éxito de ‘Mi gran boda griega’ (‘My Big Fat Greek Wedding’) en 2002 nos sorprendió a todos, pero lo cierto es que se debió más a la consistencia que a un impacto puntual, una prueba de que la gran clave fue el llamado efecto boca a boca. De hecho, llegó a convertirse en su momento en la comedia romántica más taquillera de la historia en Estados Unidos, título que aún hoy conserva.
Por mi parte, no me gustó demasiado y tampoco tenía el más mínimo interés en la idea de volver a ese universo, por lo que ignoré la versión televisiva de corta vida estrenada en 2003 esperando que la cosa no pasara de ahí. Sin embargo, hace un par de años se confirmó la secuela y ‘Mi gran boda griega 2’ (‘My Big Fat Greek Wedding 2’) finalmente llega hoy a los cines españoles. Lo mejor que me veo capaz de decir de ella es que podría haber sido peor.
Para esto no vuelvas
Siendo sincero, ya no recuerdo demasiado de la primera entrega, por lo que no puedo deciros si se limita a volver sobre las mismas ideas, pero lo que sí es evidente es que confía en el mismo humor de corte costumbrista para ganarse la simpatía del público. Al menos ahí no engaña a nadie y va de frente, pero también ‘Ocho apellidos catalanes’ jugaba con armas similares a ‘Ocho apellidos vascos’ y el resultado era muy inferior, así que eso no garantiza nada.
Centrándonos ya en ‘Mi gran boda griega 2’, la película empieza planteando una línea argumental dominante -los intentos de su familia por encontrar un novio griego a la hija de los dos protagonistas de la primera entrega- para luego dejarla un poco en segundo plano en beneficio de otra, la que justifica que sigamos hablando de una boda en lugar de dejar el título como algo hueco e impuesto por la pertenencia a una franquicia improbable.
Hasta ahí no tengo grandes problemas, porque las dos son igual de previsibles y la satisfacción narrativa que ofrecen por sí mismas es equivalente. La cosa se complica algo más con sus bromas, ya que Nia Vardalos sabe cuáles son sus mejores armas y opta por explotarlas en exceso, cargándose así sus escasos aciertos ya sea por repetirlos en exceso o por estirarlos más de la cuenta -pienso por ejemplo en la escena con un personaje aprendiendo a usar un ordenador-.
’Mi gran boda griega 2’, al menos no es un completo desastre
El problema viene cuando sus peculiaridades costumbristas, que deberían ser lo que distinguiera a la película de otras propuestas similares, acaban quedando reducidas a una redundancia controlada. Aquí no hay rastro alguno de frescura y se confía demasiado en que ciertos recursos sean suficientes para contentar al público menos exigente. Ojo, hay un par de cosillas a caballo entre lo simpático y lo divertido, pero no compensan la sensación de estar forzándolo todo.
Lo que sí esperaba es que técnicamente no ofreciese nada interesante, ya que vuelve a optarse por una puesta en escena con un estilo muy próximo al de una comedia de situación televisiva. Aquí no creo que salgamos perdiendo lo más mínimo pasando de Joel Zwick, que hace ya tiempo que centró su carrera en la pequeña pantalla, a Kirk Jones, por mucho que toda la experiencia profesional de este último sea en el cine.
Por lo demás, tampoco tengo mucho más que comentar sobre una película que llega demasiado tarde, que no cuenta nada especialmente estimulante y que tampoco puedo decir que llegue a ser entretenida, ya que también hereda la peor cara de las sitcoms a la hora de abordar los gags, de ahí también esa falta de frescura que mencionaba más atrás. Al menos no llega a ser un desastre que sí es la reciente ‘El pregón’.
En definitiva, ‘Mi gran boda griega 2’ es una secuela innecesaria que como mucho sirve para pasar el rato si reduces muchísimo tu nivel de exigencia y te conformas con algo que al menos no llega a ser ofensivo. A mí me parece que eso no es suficiente, por lo que si queréis ir esta Semana Santa al cine os recomiendo dar antes una oportunidad a la estimable ‘Resucitado’ (‘Risen’) o a la irregular pero muy entretenida ‘Batman v Superman’.
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