Hay veces que ese "cuando el río suena agua lleva" se materializa en el ánimo de una serie. No sé exactamente en qué punto del proceso creativo, Héctor Lozano y su equipo fueron conscientes de que la temporada 2 de 'Merlí: Sapere Aude' iba a ser definitivamente la última, pero hay una clara melancolía que permea a lo largo de estos nuevos episodios, que estrenan hoy Movistar+.
Con Carlos Cuevas y María Pujalte como cabezas de cartel, esta tanda final arranca devolviéndonos al curso universitario con el Paraninfo en obras de restauración, llevadas por Axel (Jordi Coll) quien se convertirá en el interés romántico de Pol. Mientras Bolaño lidia con su sobriedad y la facultad se va preparando para organizar una liga de debate.
Por cierto, a partir de aquí hablaré de una revelación que vertebra toda la trama. Si no habéis visto el inicio de la serie absteneos de continuar.
Pero todo esto pasa a un segundo plano debido a una noticia que recibe el protagonista: un antiguo amante de Pol le confiesa que tiene VIH y que debería hacerse la prueba. Este es el gran giro de presentación de esta temporada, ahora final, de 'Merlí: Sapere Aude'.
No es la primera vez este año que tenemos una ficción vertebrada por el SIDA o, más bien, el VIH que lo causa. Ya hace meses pudimos disfrutar la excelente 'It's a Sin' de Russell T. Davies, que nos llevaba a esos años del desconocimiento más absoluto. A pesar de que hoy en día existen tratamientos muy eficaces, sigue siendo una enfermedad tabú.
Cuando dije al comienzo que esta temporada estaba algo impregnada en melancolía, era en parte por el proceso de aceptación que va viviendo Pol después de hacerse la analítica. Ese cabreo, esa tristeza e impotencia permean el primer acto de la temporada. Pero no solo eso, sino que los debates y discursos son más "serios", maduros, menos vivarachos y dicharacheros.
La brújula universitaria
El que funcione a nivel argumental/trama una serie en la que la universidad tiene tanto peso como esta es muy difícil. Y de hecho la jugada no sale del todo bien a ojos del espectador. Hay ciertos tropos en series de instituto que trasladados a la etapa universitaria (la relación con los padres, escarceos amorosos, el viaje de madurez entre clases y fiestas, etc.) simplemente pierden algo de interés.
Podemos poner un ejemplo bastante claro: en su temporada 4, 'Buffy Cazavampiros' deja de ser una serie de instituto para ser una de universidad. De repente, las fórmulas habituales ya no funcionan porque como espectadores buscamos otra cosa y tiene que haber un proceso de reajuste algo largo que se logra gracias a su vertiente fantástica que permite separarse de la vida de joven universitaria de Summers y compañía.
Aquí se da la circunstancia de que el viaje por la Universidad de Pol Rubio es la evolución natural de 'Merlí' y parte integral de la ficción. Héctor Lozano ha intentado mantenerse en terrenos comunes (Bolaño es la nueva referente del aspirante a filósofo) y el querer seguir siendo de algún modo casi una temporada 4 y 5 que una serie nueva es lo que más falla.
Esa lucha por mantenerse a flote en un terreno que se muestra en contra que ya se veía en la temporada anterior, sigue presente. La serie no puede deshacerse de sus señas de identidad y esta ambientación es bastante apropiada para tratar la filosofía. Pero más allá de los géneros por los que nos movemos, creo que el guion no ha terminado de afinar el equilibrio.
Una buena temporada final con sus luces y sombras
A todas luces, la temporada final de 'Merlí: Sapere Aude' es incluso más elocuente que de costumbre. Los diálogos están llenos de discursos sobre los temas que están tratando, ya sea la muerte, el afecto o la enfermedad, por decir algunos de los más recurrentes. Los debates son interesantes y sí que funcionan, y también lo hace cuando quiere ser una serie más de amigos y sus tonterías.
Pero cuando se sale de eso navegamos entre subtramas que dan un tanto igual, sobre todo si vamos por el mundo de los "mayores". La de Bolaño intentando retomar su vida o la del padre de Pol se ven como cierto relleno del que uno no se puede deshacer. Creo que es en parte porque uno siente que los personajes no terminan de realizar una evolución más allá de "antes era tal ahora cual"
En líneas generales, la temporada final de 'Merlí: Sapere Aude' comparte las luces y sombras de la primera entrega. El guion está más pulido pero extrañamente nos encontramos con tramas más dispersas. Es más agradecida cuando se va más al grupo de jóvenes que cuando se imbuye en el mundo más filosófico pero el resultado sigue siendo digno de ver.
Ver 3 comentarios