'Los mercenarios 4': la saga de Sylvester Stallone ofrece más acción, macarradas y borbotones de sangre con el alma de un directo a vídeo relegado al fondo de una estantería de videoclub

'Los mercenarios 4': la saga de Sylvester Stallone ofrece más acción, macarradas y borbotones de sangre con el alma de un directo a vídeo relegado al fondo de una estantería de videoclub

Stallone y Jason Statham no logran mantener a flote una película que suena a despedida definitiva de la franquicia

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No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que existe cierta tenencia a ser extremadamente indulgente con un gran número de largometrajes única y exclusivamente por el género en el que se encajonan. No es la primera, ni será la última vez que escuchamos una frase similar a "es una [inserte género], qué esperabas" intentando justificar o, al menos, quitar hierro a las claras deficiencias de una película con cierto tono paternalista.

Esto, además de al terror —un clásico en lo que respecta a este tipo de conducta— suele aplicarse a un cine de acción que, según muchas voces, no debería más que ofrecer una buena ristra de muertes, explosiones, tiroteos y combates cuerpo a cuerpo rodadas con el vigor suficiente como para inyectar un buen chute de adrenalina al patio de butacas. Nada más lejos de la realidad.

El caso de 'Los Mercen4rios''Los mercenarios 4' en cristiano— es buena muestra de ello, ya que sus impepinables carencias dramáticas, narrativas y audiovisuales tiran por tierra cualquier intento por, al menos, entretener con su repertorio de setpieces para mayores de 18. Y es que, con el desembarco de Scott Waugh en el asiento del director, la franquicia ha tocado fondo haciendo decente la, cuando menos, cuestionable 'Los mercenarios 3'.

Cualquier tiempo pasado...

No puedo, bajo ningún concepto, negar que las dos primeras entregas de 'Los mercenarios' —especialmente la segunda— fueron un auténtico deleite para los amantes de los actioners más añejos. Su revival de las macarradas de antaño deslumbró al fandom con su autoconsciente sentido del humor, con sus repertorios de grandes estrellas pasándolo en grande pese a los estragos de la edad y con una dinámica entre personajes que mantenía a flote el conjunto entre ensaladas de tiros y explosiones nada mal ejecutadas. Pues bien, en 'Los mercen4rios' no queda nada de esto.

Volviendo a la reflexión inicial, no cabe duda de que una buena cinta de acción debe coronar su propuesta con su sentido del espectáculo, pero sin un esqueleto narrativo a la altura que mantenga en vilo al público y le emocione mientras se mastica la tensión. Aquí, salvo bostezos puntuales y gestos de incomprensión ante el enésimo disparate argumental —ese tercer acto es para llevarse las manos a la cabeza—, el nivel de estímulos está bajo mínimos.

Tratándose de una nueva aventura de 'Los mercenarios', sorprende especialmente que esta racanería emocional también se aplique a las escenas de acción. Como cualquier otro fragmento, las setpieces deben tener su estructura interna, sus altibajos y sus giros para que cada puñetazo y cada cuchillada acrecenten el nerviosismo y te levanten del asiento cuando se asesta el golpe de gracia. Desgraciadamente, el que debería haber sido uno de los grandes reclamos del filme se reduce a un amasijo de ejecuciones sin ton ni son que se convierte casi en un trámite hasta que los títulos de crédito finales circulan en pantalla.

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Por si esto fuese poco decepcionante, no debemos olvidar que en el reparto de 'Los mercen4rios' figuran nombres de la talla de Tony Jaa e Iko Uwais; dos de las grandes figuras del cine de artes marciales moderno que ven desperdiciado su talento con una presencia casi anecdótica —de hecho, esta sensación la transmiten también los grandes protagonistas de la función— y una realización en absoluto acorde a sus habilidades.

Lejos de lo que Jaa y Uwais nos regalaron en joyas como 'Ong Bak' y 'The Raid 2: Berandal' respectivamente, el largo apuesta por el plano cerrado, el abuso del corte y el popurrí digital para moldear unos combates cuerpo a cuerpo y unos tiroteos que podrían haber dado mucho más de sí. Si a esto le sumamos un abuso de los VFX con una calidad incomprensible para una producción de 100 millones de dólares, el resultado no podría ser más descorazonador.

He intentado disfrutar de 'Los mercen4rios' con todas mis fuerzas. Entré en la sala con la voluntad de pasarlo en grande con una nueva orgía cargada de one liners, pólvora y huesos rotos sólo para encontrarme con una experiencia tremendamente anodina e impropia de una saga que, en su momento, tuvo una razón de ser. Ahora, parece que ha llegado el momento definitivo de dejar descansar a unos mercenarios que, injustamente, parece que se despedirán con la equivalente a uno de esos directos a vídeo relegados al fondo de una estantería de videoclub. Muy al fondo.

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