Hay películas que están prácticamente condenadas a ser una porquería de mucho cuidado. Por lo general se trata de producciones de Hollywood que tuvieron muchos problemas durante la etapa de preproducción, ya sea por los divismos de alguno de sus protagonistas (‘Instinto Básico 2: Adicción al riesgo’, una de las escasas películas que tuve que dejar a medias de lo espantoso que era lo que estaba viendo) o por la huida de alguno de sus actores aduciendo, en el fondo, que el guión era demasiado horrible (‘La momia: La tumba del emperador’ o ‘Speed 2’) por daros dos ejemplos. No obstante, también pueden producirse serios problemas durante el rodaje como el hecho de que el director opte por acogerse a un seudónimo dado su descontento ante lo que la productora ha hecho (La ‘Supernova’ que Walter Hill firmó como Thomas Lee, aunque personalmente no me parece tan horrible como se llegó a decir) o simplemente echando pestes de todo.
Es cierto que no es una garantía, pero sólo poco menos que un milagro evita que producciones con problemas de ese estilo logren esquivar esto. Todo indicaba que ‘Men In Black 3’ iba a ser otra más, ya que contaba con el precedente de la horrible entrega anterior (en la cual no había pistas tan claras de esto, ya que su realización fue tan normal como el hecho que vayamos a ver en unos años ‘Los Vengadores 2’), notables problemas de guión tanto durante la preproducción como durante el rodaje, ciertos rumores sobre un comportamiento poco profesional por parte de Will Smith, una campaña de promoción que atufaba a que íbamos a encontrarnos algo ligeramente mejor que un bodrio en el mejor de los casos (los carteles promocionales son bastante feos y los tráileres poco inspirados), pero se ha producido el milagro y ya os avanzo que estamos ante un entretenimiento con errores y aciertos, pero donde vence lo positivo.
Es obvio ante esa afirmación que la duda ahora será si ‘Men In Black 3’ me ha gustado más que la primera entrega, y la respuesta es no, pero con ciertos condicionantes. El primero es que comencé un revisionado de ‘Men In Black’ hace unas semanas y preferí no completarlo, ya que me encontré una cinta más desigual de lo que recordaba, con algunas cosas graciosas y/o bien hechas, pero también otros aspectos que habían envejecido lo suyo y su efectividad era mucho menor. Al final preferí parar el visionado y mantener el buen recuerdo que tenía de ella, así que coged con pinzas el hecho de que ‘Men In Black 3’ no me parezca a la altura de la primera parte. ¿Los motivos? El más destacable es que, tras un prólogo bastante acertado para introducir al villano de la función, tarda mucho en arrancar, porque la película transmite cierta sensación de dejadez hasta que se consuma el viaje en el tiempo del personaje de Will Smith. Hasta ahí se plantea un conflicto de vital importancia en la trama entre los personajes de J y K, pero se hace sin inspiración, como sabiendo que lo bueno empezaba cuando la acción se trasladara 30 años hacia atrás en el tiempo.
Sin embargo, es asombroso que los errores del guión a partir del viaje al pasado sean menores al apostar sabiamente por un menos es más en el que los efectos especiales no sólo no son utilizados para abrumar al espectador, sino que su presencia en el relato tiende hacia lo incidental en la mayoría de casos: La reconstrucción para asemejarse a la época, la vestimenta de los personajes y el uso de alienígenas sin que sean el foco de la acción o para aspectos visuales menos relevantes son la regla general. Sí que hay un clímax final bastante potente, pero tampoco ahí los efectos visuales tienen tanta preponderancia, mientras que los nuevos gadgets están bien dosificados para que tengan su momento de importancia sin que el conjunto de ellos resulte abusivo.
Ciñéndonos al guión que escribió Etan Cohen, luego fue corregido por David Koepp, más tarde también Jeff Nathanson hizo algunos retoques, pero luego Koepp volvió a ser contratado para terminar de ajustar un guión que no convencía a nadie, pero en el que finalmente sólo Cohen aparece acreditado. La verdad, con tanto lío casi me olvido de lo que quería decir, y es que en el guión hay más virtudes que efectos a partir de la media hora inicial: Lo cómico, que al principio resulta algo endeble, funciona y hasta tiene algún golpe de humor especialmente inspirado (todo lo relacionado con Andy Warhol), la trama avanza de forma previsible pero con corrección y hasta se permiten introducir un giro a la saga que la redefine, y no sólo no es un estropicio (algo que, por ejemplo, sí pasaba en ‘Scream 3’), sino que da a la película una emotividad que le permite elevarse por encima de su naturaleza de secuela correcta pero sin alma que estaba definiéndola hasta ese momento.
No tan sorprendente resulta la labor en la puesta en escena de Barry Sonnenfeld, el cual nunca ha destacado demasiado en esta faceta y ‘Men In Black 3’ no es una excepción a la regla, aunque sí que reduce bastante uno de los aspectos más cansinos de la mayoría de sus películas: Los excesos (incluso en sus comedias más normalitas). Ya he comentado que el guión fomenta este punto (lo cual hace aún más sorprendente el disparatado coste de la película), pero eso puede resultar irrelevante si el director opta por la saturación. No obstante, el problema es que a cambio tenemos una puesta en escena un tanto insípida, con escaso interés en detalles ajenos al aspecto principal de cada escena y que no hace nada por intentar dotar de cierta humanidad a lo que se está costando. El bagaje, con todo, es aceptable, ya que Sonnenfeld no molesta y deja que la acción discurra con tranquilidad según los designios del problemático libreto de la película. Por cierto, de nuevo estamos ante un 3D irrelevante que sólo sirve para sacar un poco más de dinero a los espectadores.
Es evidente que uno de los ejes de la función es Will Smith, no ya sólo porque sea capaz de sostener una película meramente con su carisma y saber estar (esto último lo ha adquirido con el paso de los años), sino porque en este caso su protagonismo, compartido con Tommy Lee Jones en las entregas anteriores, es indiscutible, recayendo sobre él el peso de mantener interesado al espectador en las distintas fases por las que pasa la historia hasta llegar al inevitable enfrentamiento final con el villano interpretado por Jemaine Clement. Eso sí, no estamos ante el mejor trabajo de Smith, ni tan siquiera a su mayor despliegue de carisma en una producción comercial (lástima que haya pasado de cantar y el tema central haya recaído en ese terrorista musical que es Pitbull), pero aún así resulta un líder convincente, despliega correctamente su encanto (ese que le ha llevado a ser el único invitado capaz de hacer tolerable ‘El Hormiguero’) y, a la hora de la verdad, nos encontramos con una versión de J evolucionada respecto a ‘Men In Black’, pero con las mismas constantes.
Ya he apuntado que Tommy Lee Jones pierde peso en el relato, pero es que ni tan siquiera es el principal protagonista, ya que esa tarea recae en Josh Brolin, el cual ofrece una estupenda versión de K en sus años mozos, donde se ve realmente al personaje 40 años después, pero también una personalidad más extrovertida. Y es que Jones es un gran actor, pero no es que se esfuerce demasiado en este caso, por lo que hemos salido ganando con un Brolin que sí parece disfrutar. Eso sí, ni por asomo cuela como alguien de 29 años. Otro acierto ha acabado siendo el fichaje de Jemaine Clement para dar vida al villano, ya que consigue al mismo tiempo transmitir sensación de auténtica amenaza y resultar cómico en ocasiones (el cara a cara entre sus dos yo es muy efectivo). Quizá se abusa un poco de un par de frases que definen al personaje, pero a mí no me llegó a molestar. El resto todos cumplen bien (quizá esperaba algo más de Emma Thompson, pero tampoco cuenta con mucho tiempo para ello), siendo destacables los casos de Bill Hader (genial como Andy Warhol) y, en especial, Michael Stuhlbarg como Griffin, un extraterrestre que puede predecir todas los posibles futuros en función de cualquier alteración que se vaya produciendo. Estamos ante un personaje que consigue dar un toque especial a la película, algo que la beneficia sobremanera.
En definitiva, ‘Men In Black 3’ es un entretenimiento más que digno que, tras una buena presentación del villano principal, tarda algo en arrancar (básicamente hasta que se produce el viaje al pasado), pero luego se un espectáculo agradable con algún gran momento que cierra el círculo de la saga de forma satisfactoria. Algunos se sentirán un tanto decepcionados por la escasa presencia e Tommy Lee Jones, pero lo cierto es que Josh Brolin está más motivado como él de joven y Will Smith sabe aprovechar el carisma del que siempre ha hecho gala. Vamos, un buen divertimento más cercano al nivel de la primera entrega que a ese absoluto desastre que fue su secuela. Algo es algo, pero, por favor, que dejen morir la saga aquí y no sigan adelante a lo tonto.