A riesgo de que me critiquen por decir esto, no, no entiendo este hype por la cultura zombie en el cine, la televisión, la literatura, o por lo menos cuando se lo toman demasiado en serio. Por eso, cuando ví el tráiler de 'Memorias de un zombie adolescente' de Jonathan Levine('Warm Bodies', 2013) donde un zombie se enamora de una vida, me vino a la cabeza rápidamente la divertidísima 'Bienvenidos a Zombieland' (Ruben Fleischer, id. 2009), y no porque tengan la misma trama, si no porque parecía darle una vuelta de tuerca a las películas de zombies. Pero no, 'Memorias de un zombie adolescente', acaba siendo más de lo mismo y no hablamos de película de zombies si no de la más ñoña de las comedias románticas.
Basada en la serie de novelas para adolescentes de Isaac Marion, producida por Summit Entertainment y con una pareja de protagonistas de lo más atractiva —Nicholas Hoult y Teresa Palmer, de los que luego hablaremos— el objetivo de la película parecía claro: repetir el éxito de de esa famosa saga llamada 'Crepúsculo'. Lo cierto es que al principio la película de Levine tiene su gracia. Se nos presenta un mundo apocalíptico en el que los zombies viven separados de los humanos por un gran muro, pero en uno de las escapadas de un grupo de adolescentes vivos al otro lado acabará pasando lo inevitable: un zombie adolescente se come el cerebro del novio de la chica guapa, lo que provoca que se enamore de ella. Todo ello se nos muestra a través de la voz en off del zombie y de todos sus conflictos internos sobre no ser muy espeluznante para poder conquistar a la chica. A pesar de estos toques divertidos — que la diferencia de 'clases' se convierta en diferencia entre estar vivo o muerto funciona muy bien—, la película acaba convirtiéndose en una comedia romántica de lo más ñoña.
Lo divertido de 'Memorias de de un zombie adolescente' es que se ríe de las películas de zombies al uso haciendo referencias a su forma de moverse, a los gruñidos... un juego que se pierde al meterse de lleno en el universo post-apocalíptico y en las ansias de salvar el mundo de la pareja protagonista, que luchan juntos cual Montesco y Capuleta por que los zombies —ya no tan zombies— y los vivos se reconcilien —divertidísimas la referencia a 'Romeo y Julieta'—. Y es que en 'Memorias de de un zombie adolescente' algo raro le pasa a los muertos vivientes: tienen su corazoncito ahí esperando a que algo lo active. En el caso de R, el protagonista, es la rubia adolescente que casualmente es hija del responsable de controlar que los zombies se queden en su sitio y al que interpreta un desaprovechado John Malkovich; en el caso de los demás —mítico Rob Corddry—, bien puede ser una imagen tierna en un escaparate destrozado o una puesta de sol. Es curioso como la que es su mayor baza, también es su gran flaqueza al no saber desarrollarlo con más mala leche y llevarlo por el mal camino.
La película está dirigida por Jonathan Levine, director de la genial e ignorada en nuestro país '50/50' (id, 2011), que se enfrenta aquí a un género totalmente diferente al de la cinta que protagonizó Joseph Gordon-Levitt, pero intenta mantener ese rollito indie que tan bien se le da. Y en definitiva, lo consigue: 'Memorias de de un zombie adolescente' tiene ese espíritu nostálgico de film independiente gracias a los flashback sobre cómo era el mundo antes de la invasión zombie, que incluye casi todos los clichés del cine favorito de Sundance como los primeros planos bucólicos con rayos de luz que 'estropean' la imagen.
Si la película llega a convertirse en un gran fenómeno de masas entre los adolescentes será gracias al intento de ser la nueva 'Crepúsculo', sí, pero también gracias a esa estética tan de Halloween de maquillaje tan evidente en la que el británico Nicholas Hoult, la gran estrella de la película, se ve tan guapo de zombie incluso cuando está todo manchado de repulsiva sangre. Y es que señores, estamos ante el futuro de las celebrities para adolescentes y si me lo permiten, el moñas de Robert Pattinson ya puede echarse a temblar porque Hoult le gana en carisma, talento y sí, en atractivo. ¿Quién le iba a decir a aquel niño freak que volvía loco a Hugh Grant en 'Un niño grande' ('About a boy' de Paul Weitz, 2002) iba a ser todo un ídolo de masas a nivel internacional? No nos extraña que la bellísima rubia —poco más que destacar— Teresa Palmer, caiga rendida a los pies de este tierno zombie que hace de todo para salvarla.
A pesar de sus intentos de ser diferente y a la vez mantener su status de nuevo 'Crepúsculo', un truco que se nota a 20 kilómetros de distancia y con el que pretenden gustar a un público más amplio que vaya más allá del adolescente, la nueva película de Jonathan Levine no lo consigue y se queda a medio camino entre lo que podría ser todo un bombazo de taquilla o una película de zombies de estilo indie con romance de por medio que podría resultar de lo más interesante. Total, que ni chicha ni limoná. Ya me contaréis cuando se estrene en las pantallas españolas el próximo 19 de abril.
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