Liam Neeson se nos hace mayor. El actor cumple este año los 70 y pese a todo sigue protagonizando thrillers de acción en los que está notablemente más desorientado que en su época como Bryan Mills en la trilogía 'Venganza'. Sus facciones y su voz siguen siendo puro carisma, pero ha caído en una espiral en la última década, uniéndose a películas sin mucho que rascar que hace mella en el sentimiento del público general por él. Ahora intenta cautivar con 'La memoria de un asesino', una cinta que empieza con una idea muy sólida pero que se diluye antes de aprovecharla del todo.
Se me olvidó que te olvidé
Un asesino con inicio de Alzheimer en un último trabajo es un punto de partida muy potente, pero ningún responsable de 'La memoria de un asesino' parece haber tratado con la enfermedad en sí misma. Hay dos posibilidades: o decide ser tan sutil con el tema que cuando la trama se centra en el Alzheimer parece impostada, o al guionista no le venía bien insertarla en puntos clave de la trama y decidió que Álex, el personaje interpretado por Neeson, podía ser perfectamente diligente durante todo el metraje salvo en tres o cuatro momentos que no tuvieran mayor importancia dramática.
La película es un guirigay mal desarrollado en el que la trama del asesino se interconecta con la de unos policías tratando de resolver un caso imposible y planteándose si, quizá, la justicia les ha fallado y asesinar a la gente a bocajarro es una posibilidad válida. Son dos películas en una, pero ninguna de las dos es interesante. Hilar un thriller parece fácil pero 'La memoria de un asesino' demuestra que no es así, dejando escenas sueltas, tramas que terminan por puro deus ex machina y demasiados personajes que no aportan nada en absoluto.
Y es una pena viniendo de quien viene: el director no es otro que Martin Campbell, autor de dos de los Bond más recordados ('Goldeneye' y 'Casino royale'), la estupenda 'Límite vertical' y la aún hoy juguetona 'La máscara del Zorro'. Desde que en 2011 dirigiera la reivindicable pero pobre adaptación de 'Linterna verde' ha estado bastante perdido... Y parece que en este tiempo ha perdido gran parte de su saber hacer. La dirección de su nueva película no tiene personalidad alguna, se siente barata y con poco que añadir (salvo alguna escena con picante, como la súbita aparición lluviosa en el gimnasio) a un guion que ya de por sí es absolutamente insaboro.
Sin ton Neeson
'La memoria de un asesino' empieza con cierto ritmo. Hay planes secretos, escenas sórdidas, disparos y acción que enmascaran que no hay absolutamente nada que contar. Un viejo asesino a sueldo quiere dejar su trabajo, pero no puede porque hay mucho en juego y está amenazado, y le envían una misión para acabar con aquellos que puedan dar información de una trata de menores que afecta a las altas esferas. A partir de aquí, no remonta.
Los ricos son todos muy malos, los policías (de calle, no los jefes) son todos muy honestos e incluso van a trabajar de forma ilegal una vez les han destituido por el bien de la misión, el asesino cumple con la justicia que los tribunales no pueden dar. Este es el tipo de película en el que una persona noquea a un baboso en un bar y en la escena siguiente se despierta con la chica baboseada abrazada a él a pesar de que la diferencia de edad sea casi obscena. Ya la habéis visto, y no tiene nada nuevo que contar.
Álex va a visitar a su hermano con Alzheimer, toma pastillas como medicación, se olvida de dónde está al despertar con la chica en el hotel... La película no para de dar pistas, y al mismo tiempo, el resto de sus acciones son tan eficientes y tan fantásticas todo el tiempo que, cuando inevitablemente el guion tiene que tirar de la enfermedad para llegar a su tercer acto, no parece orgánico. No ayuda que el personaje principal, incluso en la cama indefenso y con pérdidas de memoria, sea una máquina de matar dispuesto a todo por dejar pistas crípticas a los detectives. Alzheimer: sí, pero poco.
Potencial desaprovechado
'La memoria de un asesino' juega tan a lo seguro todo el tiempo, y se toma tan en serio a sí misma de forma continua, que sus casi dos horas, por muy entretenidas que empiecen, terminan siendo un auténtico tour de force audiovisual. La película no sabe cuándo ni cómo terminar, y simplemente continúa navegando durante un tercer acto largo y anodino repleto de situaciones imposibles.
Lo más destacable de la función es un Liam Neeson que incluso cuando va al set de rodaje a cobrar el cheque es mejor actor que la media, y una Mónica Bellucci que disfruta como nadie en su papel de mala en la sombra. Se agradece que la cinta tome decisiones complicadas y algo arriesgadas, sobre todo en las escenas que tienen que ver con la pedofilia y la trata de menores, pero en última instancia no empapan el resto de un metraje que ni quiere dar sorpresas ni te hace esperarlas de ninguna de las maneras. Ni estilística ni narrativamente.
Al final, 'La memoria de un asesino' es solo apta para los fans más cafeteros de Liam Neeson y sus incursiones como héroe de acción improbable. Hay mejores opciones en la cartelera que esta obra que intenta tener el olor de los thrillers de los 80 y 90 pero se queda tan solo en la intención, ofreciendo un producto vacío, repetitivo y, en última instancia, olvidable.
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