Megamind: Puede que seas un villano, pero nunca serás un supervillano.Titan: ¿Ah no, y cuál es la diferencia?
Megamind: ¡¡La presentación!!
Dos meses después del estreno de ‘Gru, mi villano favorito’ (‘Despicable Me’), de Illumination Entertainment, ha llegado a nuestras pantallas ‘Megamind’, de DreamWorks, otro producto de animación en 3D que gira en torno a un personaje muy similar, un villano que aspira a ser el mejor, el más poderoso y temible sobre la faz de la Tierra, si bien en realidad es más torpe, simpático y bondadoso de lo que quiere aparentar. No es la primera vez que se ponen en marcha dos proyectos con temática similar que se estrenan casi al mismo tiempo; recientemente ocurrió con ‘Cop Out’ (directa al mercado doméstico en nuestro país) y ‘Los otros dos’ (‘The Other Guys’), y todos recordamos casos como los de ‘Deep Impact’ y ‘Armageddon’ en 1998, o ‘El Ilusionista’ (‘The Illusionist’) y ‘El truco final: El prestigio’ (‘The Prestige’) hace cuatro años.
No siempre el que llega antes golpea dos veces, pero aquí ha ocurrido. El escaso margen entre el estreno de estas dos producciones ha provocado que ‘Gru’, más rápida, lograra una espectacular taquilla, mientras que ‘Megamind’, aun siendo un éxito, se ha tenido que conformar con cifras menores, no solo porque el público ya había visto una película con un argumento parecido, sino por la competencia de dos títulos como ‘Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1’ (‘Harry Potter and the Deathly Hallows. Part 1’) y ‘Enredados’ (‘Tangled’), que luchaban por el mismo público. En un combate de cifras, y por ahora también de premios (‘Gru’ es una de las cinco nominadas a los premios Annie), sale claramente vencedora la película animada por el estudio Illumination, pero si entramos a valorar las películas, considero que el resultado es totalmente diferente, la de DreamWorks es más divertida, ingeniosa y emocionante.
Dirigida por Tom McGrath (‘Madagascar’ y su secuela), la película nos traslada a Metro City, una ciudad protegida por un superhéroe perfecto llamado Metro Man (voz de Brad Pitt en la versión original), cuya principal misión es desbaratar los planes de su némesis, el malvado “genio” del crimen llamado Megamind (voz de Will Ferrell). La lucha entre el bien y el mal se ha convertido en una rutina para los dos personajes y los habitantes de Metro City, en especial para la periodista Roxanne Ritchi (Tina Fey), a la que Megamind secuestra constantemente, ya que es la chica más próxima a Metro Man. Cuando la ciudad está agradeciendo al héroe su dedicación, el azulado y cabezón villano aparece en escena, con una nuevo plan que tendrá unos resultados inesperados.
En un acertado y divertido prólogo vemos cómo Megamind llega a desear convertirse en el mayor enemigo de la humanidad, explicando que su rivalidad con Metro Man se inició ya en la infancia, cuando sus respectivos padres los enviaron a la Tierra, de forma desesperada, antes de que sus planetas desparecieran. Mientras uno acababa en una familia adinerada donde tendría lo que quisiera, el otro caía en el patio de una cárcel, siendo criado por los presos, lo que le ayudaría a desarrollar su habilidad para el crimen. Así, y gracias a sus increíbles superpoderes, Metro Man se convertiría en el defensor de la justicia, mientras que Megamind, sin más ayuda que la de un inseparable esbirro (David Cross), optaría por ser su mayor enemigo, el terror de la ciudad. Todo dará un giro cuando por fin derrota a Metro Man, y tiene la necesidad de crear a otro héroe con el que luchar, Titan (Jonah Hill), que tiene su propia idea de para qué pueden funcionar sus poderes.
Resulta estimulante ver cómo está ampliándose el modo en el que el cine se está aproximando al superhéroe (y al supervillano); ya que por sus características (acción, poderes, inventos espectaculares) poseen un irresistible potencial comercial, se agradece un mayor abanico de ofertas. Pese a que el Batman de Christopher Nolan, realista y serio, triunfa en taquilla y se gana a la crítica, generando todo tipo de imitadores, no desaparecen las propuestas más desenfadadas (‘Iron Man’) y fantásticas (‘Lobezno’), al mismo tiempo que comienza a cobrar fuerza un enfoque menos mitificador, centrado en los defectos, las rarezas y las contradicciones de los personajes. ‘Watchmen’, ‘Kick-Ass’ o ‘Super’ (una gamberrada vista en Sitges, aún inédita en cines) demuestran que al público también le interesa ver el lado menos perfecto del superhéroe.
‘Megamind’, cuyo origen reside en la pregunta “¿Qué pasaría si Lex Luthor derrotara a Superman?” (hay claras referencias al hombre de acero, como el personaje de Louis Lane o el “padrino” espacial), explora desde un punto de vista cómico la necesaria relación entre el héroe y el villano, así como lo que sucedería en el improbable caso de que el segundo tuviera éxito, y qué pasaría si el villano, ya solo, se encontrara con un enemigo mayor. La película juega con el atractivo gancho de plantear una situación diferente a la habitual, como ya hicieron otros productos de DreamWorks (‘Shrek’), pero como apuntaba mi compañero Jesús León, está limitada por sus pretensiones comerciales y un guión (escrito por Alan Schoolcraft y Brent Simons) que no saca todo el partido posible a los personajes y los conflictos planteados. De nuevo, el estudio se contenta con poco, se recurre a situaciones tópicas, chistes referenciales (‘Capitán Marvel’, ‘Robot Monster’, ‘Donkey Kong’...), golpes y bromas fáciles, buscando una rentabilidad inmediata en lugar de un relato que quede en la memoria.
Aunque pueda parecer lo contrario por los diseños de los personajes, hay en ‘Megamind’ secuencias animadas impresionantes, las pocas secuencias de acción que hay resultan muy espectaculares, y si bien los protagonistas resultan más simplones de lo deseado, hay momentos en los que se los muestra tan humanos y cercanos, que llegan a caer simpáticos, sobre todo el patoso y estrafalario Megamind, que roba la pantalla desde el principio. Los trabajos de DreamWorks siguen estando lejos de lo que se hace en Pixar, donde cuidan mucho más el proceso creativo (‘Los Increíbles’ y la primera secuencia de ‘Toy Story 3’, apabullante batalla entre héroes y villanos, superan con creces a ‘Megamind’), pero no cabe duda, considerando también la más afortunada ‘Cómo entrenar a tu dragón’ (‘How To Train Your Dragon’), que están mejorando. Consciente de sus limitaciones, ‘Megamind’ supone un efectivo entretenimiento que puede satisfacer a espectadores de todas las edades, y un título imprescindible para los aficionados al subgénero de los superhéroes.
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