Jason Statham debería haber sido el gran héroe de acción de la primera década del siglo XXI. En títulos sin un gran presupuesto detrás demostró que lo tenía todo para ello, pero Hollywood nunca le financió esa película con la que llegar a consagrarse realmente, así que se tuvo que conformar con franquicias de perfil más bajo como ‘Transporter’ o ‘Crank’.
Eso ha empezado a cambiar tras su participación en la saga ‘Fast & Furious’ y pronto hasta protagonizará su propio spin-off junto a Dwayne Johnson. Sin embargo, ahora es el momento de hablar de ‘Megalodón’, una ambiciosa superproducción cuyo coste se ha disparado hasta los 150 millones de dólares y de la que yo esperaba una deliciosa mezcla de estupidez y entretenimiento. Hay de ambas cosas, pero no en las dosis deseables y el bagaje, siendo generosos, se queda en meramente pasable.
El poco inspirado toque asiático
La película de Jason Statham enfrentándose a un tiburón asesino gigante. Ese era el gancho de ‘Megalodón’, a partir del cual había que rodearlo de suficiente diversión para darnos un gran pasatiempo veraniego. Es cierto que esperaba un enfoque más desenfadado, pero lo que no resulta demasiado convincente es que vaya alternándolo con un elemento no sé si llamarlo más dramático o más honorable.
Lo curioso es que la mayor parte de este elemento que mencionaba justo al final del párrafo anterior coincide con los momentos en los que los personajes asiáticos tienen una mayor presencia, delimitando así que los responsables de ‘Megalodón’ algo han tenido que transigir para que las compañías chinas que han puesto parte del dinero aceptasen participar, aunque luego tampoco luzca en pantalla todo el dinero invertido, la verdad.
Eso probablemente ayude a su recaudación en un país con una importancia cada vez mayor en términos de taquilla, pero en líneas generales -hay momentos simpáticos con la niña aunque también estén un poco fuera de lugar normalmente- altera el tono de la película y también rompe su ritmo. No es que tenga una presencia excesiva, pero sí lo suficiente para que sea perceptible y que el resto de elementos no puedan llegar a desarrollarse de forma satisfactoria, pareciendo a menudo que el personaje de Bingbing Li está en una película diferente.
Las virtudes de ‘Megalodón’
Y es que en ‘Megalodón’ hay demasiados personajes puestos ahí para engrosar las listas de posibles víctimas y luego las escenas en las que Jon Turteltaub da rienda suelta a los excesos para satisfacer la sed de sangre del espectador son más escasas de lo que a uno le gustaría. Además, están planteadas desde la contundencia y el impacto repentino en lugar de buscar cualquier tipo de suspense, por lo que aquí la cantidad -y hasta cierto punto la variedad- sí que importaba.
Por su parte, Statham aporta ese carisma que ha hecho que sigamos viendo sus películas por mucho que abunden más las malas que las buenas. Él evita el naufragio durante los minutos en los que la criatura brilla por su ausencia y también eleva el interés cuando el tiburón prehistórico comienza su matanza. Además, la película realmente ofrece un enfrentamiento entre ambos de forma divertida y funcional por absurdo que pueda llegar a sonar.
Aparte me gustaría destacar algunas píldoras de humor aquí y allá -no esperéis algo tipo Marvel, que no llega a eso- que ayudan a aligerar un poco la tensión y a compensar el pobre trabajo definiendo otros personajes como el de Ruby Rose, la recién anunciada Batwoman de The CW que no me extrañaría que haya aparecido aquí únicamente porque ‘xXx: Reactivated’ funcionó muy bien en China y ella formaba parte de su reparto.
En definitiva, ‘Megalodón’ se queda algo lejos de ser el gran entretenimiento que podría haber sido a poco que ajustasen mejor los elementos a su disposición, pero para pasar el rato en tu cine más cercano desconectando un poco el cerebro y dejarte llevar por el carisma de Statham y las demoledoras apariciones del tiburón sí que le da, aunque sea por los pelos. No esperéis más que eso y tampoco en dosis tan altas como sería deseable.
Ver 25 comentarios