Aunque su guionista y director, Gustavo Taretto, no declara haberla tomado como inspiración, la coproducción hispano-germano-argentina ‘Medianeras’ (2011) narra punto por punto los sucesos que acaecen en la historieta ‘Un amor de ciudad’, del italiano Luca Novelli, que Totem publicó hace unas décadas en lengua castellana.
Pilar López de Ayala y Javier Drolas son los protagonistas, casi exclusivos, de una historia de desencuentros, de un amor tan imposible como destinado a acontecer. Dos seres retraídos, maniáticos y antisociales, que son prácticamente vecinos y que nunca se hacen conscientes de cruzarse en la calle, en los establecimientos, de atisbarse por la ventana… fracasan en todos sus intentos sentimentales empedrando un camino que, sin saberlo, los está llevando al uno junto al otro.
Se cuente como se cuente, la sinopsis no elude la sensación de que podríamos encontrarnos ante un cortometraje estirado. Y, en efecto, más que una impresión, se trata de una realidad, ya que Taretto había dirigido esta misma historia en formato breve en 2005. Resquicios de la herencia “cortista” se pueden hallar en muchos momentos, cuando la película se desploma en ritmo o en interés y parece necesitar una nueva arrancada para recuperarse y capturar de nuevo nuestra complicidad. Pero la habilidad para completar los 95 minutos no puede negársele a su autor, realizador publicitario de profesión –y se nota en sus encuadres–, que introduce, en medio de la mínima anécdota argumental, multitud de ejercicios estéticos, observaciones y caprichos que funcionan de forma aislada, pero en ocasiones cobrando mayor valía que la comedia romántica de base.

Los personajes
El humor, la cercanía, la credibilidad y, por lo tanto, la empatía, están con el personaje masculino. Hipocondriaco como los seres de Woody Allen –cuya influencia no se oculta, pues las lágrimas ante ‘Manhattan’ son uno de los nexos entre los protagonistas–, agorafóbico y abandonado, Martín se aferra al Internet, que le da de comer, para encontrar todo lo que necesita, incluso el amor o la compañía. Elemento con el que no habría podido contar Novelli: la red y, dentro de ella, las redes sociales, constituye una de las claves de esta vida moderna que se coloca sobre el tapete.
El personaje de ella, sin embargo, es más vacío y, aparte de transmitirnos su obvia soledad, lo tiene más difícil para comunicar con nosotros, los espectadores. Con ella, Taretto hace un ejercicio de fetichismo, muy similar al que ella lleva a cabo con los maniquís con los que trabaja. Pilar López de Ayala –con un acento muy convincente, por lo menos escuchado desde este lado del charco– parece posar en la película, más que actuar. Su belleza perfecta, de actriz a la que no habrían rechazado directores tan exigentes en este sentido como Rohmer, y su gracilidad le sirven al director para construir cuadros, para diseñar postales. Pero, aunque se le conceda tanto tiempo y protagonismo como al hombre y aunque el punto de vista esté repartido por igual, no resulta tan cercana o creíble como él.
Los secundarios apenas existen –quizá la tercera más importante es la perrita–, cuando se les incluye es de forma episódica, para aparecer y desaparecer, simbolizando otra de las constantes de las relaciones humanas actuales en las que las amistades duran lo que dura lo que se puede extraer de ellas. Inés Efrén, Carla Peterson, Adrián Navarro, Rafael Ferro y Miguel Dedovich son, por lo tanto, destellos en un film muy lineal y carente de subtramas, como lo son habitualmente los cortos alargados. Sin ninguno de ellos, la película se podría haber contado tal cual.

La arquitectura
Después de ‘El hombre de al lado’, nos encontramos ante la segunda película argentina del año que toma a la arquitectura como protagonista. Tiene tantos elementos en común que incluso presenta la apertura ilegal de una ventana, pero su propósito y su concepto son muy diferentes. Los primeros minutos de ‘Medianeras’, dedicados en cuerpo y alma a analizar los edificios bonaerenses y lo que estos provocan en su población o lo que representan como metáfora de su comportamiento, suponen la parte más interesante del film, si bien su integración en la historia o su componente narrativo son limitados. Plano tras plano de bloques de viviendas, acompañados de una explicación en off de su funcionamiento, nos introduce en la ciudad tanto como en el conflicto particular que compartirán los dos protagonistas.
Se extraen interesantes conclusiones, extrapolables en su mayoría a los habitantes de casi cualquier urbe superpoblada. Pero la película niega al rato todo lo dicho, al achacar las razones de los desencuentros de estos dos personajes más a sus propias rarezas que a la incomunicación provocada por la vida moderna, las prisas y la rutina. El fumetto –puesta a utilizar una palabra extranjera, como sería “cómic”, me quedo al menos con la adecuada– de Novelli presentaba al hombre y a la mujer viviendo pared con pared y repitiendo cotidianamente los movimientos del otro, con un desfase –el diccionario no admite “decalaje”, que me gustaría más– suficiente para que no lleguen a cruzarse hasta que, al igual que en la versión de Taretto, un apagón los lleve a su primer encuentro. Son dos maneras de entenderlo y a cada uno le corresponderá escoger cuál es la más interesante, pero quizá la película ha perdido algunos de los juegos que permitía la vecindad y que se han trasladado en adaptaciones sí declaradas de la idea del italiano a cortometraje.
SPOILER: Curiosa la comparación de esa vida en las grandes metrópolis con los dibujos de ‘¿Dónde está Wally?’, aunque no sé si su utilización para provocar el final termina de convencerme (fin del spoiler).
Conclusión
El tráiler siguiente lo cuenta casi todo, en él está prácticamente la película entera. A quien le atraiga lo que ve ahí y quiera más, no le hace falta más que bajarse hasta la sala de exhibición. Encontrará una cinta amable, simpática y con ciertos detalles logrados. Con una estética publicitaria muy marcada, la diminuta historia sirve como excusa para disertar sobre el amor, sobre la vida en la ciudad, sobre Buenos Aires en particular y funciona, por ello, mejor como compendio de observaciones y de ejercicios desunidos que como conjunto unitario: esos monoambientes o cajas de zapatos que constituyen un inmueble podrían representar los retazos que aquí se van retratando. Me da la impresión de que ‘Medianeras’ es una de esas propuestas que a nadie puede disgustar, aunque no habrá tampoco nadie que se adhiera apasionadamente a su causa, pues más bien me temo que será de esas películas que rápidamente se olvidan.
Mi puntuación:

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8 comentarios
joseantonio1975
Yo estuve a punto de verla hace un par de semanas pero como hay abalancha de estrenos estos dias me decidi por la tambien amable El GATO DESAPARECE de Carlos sorin que esta tambien bien y punto.Hay que escoger y me interesaba MEDIANERAS porque me encante Pilar lopez de ayala y ese acento porteño que a puesto aqui pero lo dicho:Es una pasada la de estrenos que hay y algunos llaman mas que otros,no se puede ver todo.SALUDOS.
damianalvarado
Hmmmmmmnnnnnn.....dejame ver,no, mejor veo El gato con botas o Mission Imposible.
greboada
Yo recuerdo que vi el corto hace unos años y ha sido uno de los cortos que mas me hayan gustado nunca. Era como una version argentina de Amelie, lleno de magia. Aun lo tengo guardado en algun DVD por ahi.
De alguna manera no tengo tan claro que sea posible trasladar la sensacion del corto a una pelicula. Si no recuerdo mal, en el corto habia apenas dialogos. Era una danza de desencuentros entre los dos protagonistas, que en el tiempo que duraba el corto no necesitaba tramas ni dialogos.
Y como introduccion a una historia, al igual que esos primeros minutos de Amelie que parecen ser un corto en si mismos, es perfecto. Pero crear toda una pelicula para contar esa misma historia y con el mismo estilo. No se, no lo veo...
adrianvieitez
Todo lo que tenga que ver con Pilar López de Ayala siempre me atrae, quizá por ese toque simple que le da a sus apariciones, por su belleza dulce y sin excesos...