El 23 de agosto acaba la trilogía que comenzó hace un par de años como un pequeño regreso de Ti West al cine en pantalla grande, hurgando en sus orígenes del cine de terror con ‘X’ (2022), a la que un titular de periódico de ‘MaXXXine’ define perfectamente como “La matanza del porno de Texas”, y ahora acaba como una especie de reescritura del original que, en realidad, hace parecer que todo, de una forma extrañamente coherente, estaba escrito y atado desde un primer momento.
Esa no es la realidad, claro, y en todo momento del final de la trilogía retro-horror de Ti West para A24 hay constancia y presencia del éxito que las dos entregas previas han conseguido, quizá no tanto en cuestión monetaria como en su presencia en redes, la interacción con sus momentos más llamativos y los memes que se dispararon especialmente con ‘Pearl’, en la que brillaba el trabajo de una Mia Goth dándose un homenaje hasta llegar, quizá, a lo cargante.
Y ese era el miedo principal alrededor de esta última película, que cayera demasiado en la consecuencia de ese histrionismo perfecto para gifs de Tumblr y clips en tiktok. Sin embargo, West ha sabido llevar la autoconciencia con mesura y, aunque haya momentos inevitablemente seducidos por lo viral, el juego de vasos comunicantes con las dos películas previas es interesante, como esa escena de casting inicial que contrapone al personaje con el de ‘Pearl’, desactivando así la maldición que la represión impone sobre las protagonistas de la trilogía.
La sesión perdida de 'Grindhouse'
Gracias a esa resistencia sobre las opciones más tentadoras, ‘MaXXXine’ se erige como un divertido L.A. Gothic que mejora bastante a ‘Pearl’ al no tomarse nada demasiado en serio y ofrecer un tono de serie B atolondrada bastante más parecido al de ‘Planet Terror’, no solo por su protagonista profesional del espectáculo erótico, que al de ‘Érase una vez en Hollywood’, con la que se la ha comparado por su ubicación en Hollywood bajo el terror de un asesino, y el indudable tono tarantiniano que West lleva incorporando a su cine desde sus inicios.
Y es por eso que el juego metacine de la saga sigue fiel, adoptando estilemas de las épocas en las que se ambientan, y en este caso replica los ochenta de películas de De Palma como ‘Doble Cuerpo’ (1984), ‘Terminator’ (1984), ‘La jauría del vicio' (1982) o el giallo italiano tardío como ‘Le foto di gioia’ (1987) o ‘Danza Mortal’ (1984). La coherencia temática entre las películas de la trilogía se consuma con un cierre muy consecuente sobre la dificultad del trabajo en una división llena de prejuicios.
En lugar de convertirse en otro misterio a la italiana, sobre asesinatos en un mundo de glamour y focos, como replicaron la superior ‘The Editor’ (2016), ‘The Neon Demon’ (2016) o ‘Knife + Heart’ (2018), el misterio acaba siendo lo de menos y, además de despachar los asesinatos con poca ceremonia, utiliza el trasfondo de la industria para hacer una reflexión sobre la falacia de la meritocracia y las etiquetas dentro del circuito, con referencias a Marilyn Chambers y otras actrices de cine X que trataron entrar en el engranaje sin mucho éxito. Hasta el peinado de Goth parece el de Ginger Lynn.
Una reivindicación de clase del oficio del cine
Este detalle hace que esta puede ser la película más personal de Ti West en cuanto a su posición en Hollywood como cineasta B, cambiando el porno por el terror, y cómo se encasilla a los profesionales sin dejar muchas opciones de salida. Lo que hace especial a ‘MaXXXine’ es que acaba convirtiéndose en un alegato de ese cine de las pocilgas que se disfruta haciendo y viendo sin aspiraciones, una oda a los artesanos que trabajan detrás que a veces hasta parece una reformulación de ‘F/X: efectos mortales’ o el episodio 9 de ‘Poker Face’.
Esta tercera parte combina mejor con ‘X’ por ser una secuela, pero de cualquier manera, corrige el impostado tono de autoimportancia de la precuela a base de gags sexuales idiotas, pasajes grotescos y efectos artesanales aberrantes, culminando en un clímax pasado de vueltas mucho más divertido que el plasta-monólogo de ‘Pearl', donde se intentaba intentaba abarcar demasiado con demasiado poco en dónde rascar, especialmente infame fue esa referencia pandémica envejecida antes de nacer.
Sin embargo, en MaXXXine’ West cede a su cinéfila y aprovecha cada resquicio para plasmar algún homenaje de culto, desde ‘Chinatown’ a ‘Blade Runner’ aunque, por desgracia, el personaje de Kevin Bacon parece demasiado un empaste que ocupa minutos sin aportar nada. La ambientación, la fotografía, la violencia constante... roza por momentos el artefacto hollyweird definitivo, pero se enreda en diálogos sobre la fábrica del cine mejor escritos en ‘Babylon’ y un misterio muy predecible en detrimento de las demasiado escasas escenas de terror o asesinato. Sorprende lo poco que se deleita West en la tensión y los recursos elementales del género.
Satanic Panic y VHS
Por el camino, West deja algunos instantes estupendos, como la angustiosa sesión del molde de maquillaje, cierto momento en un callejón o todo el inicio y epílogo. Hay bastantes momentos brillantes que sobresalen sobre otros que, sin embargo, están muy desaprovechados, como la presencia del Night Stalker y el Satanic Panic. La anunciada escena del Bates Motel no va mucho más allá del tráiler pero crea una serendipia extracinematográfica muy curiosa al coincidir en cartelera con ‘Longlegs’, dirigida por el hijo de Anthony Perkins, que hizo de Norman Bates niño en ‘Psicosis II’, para la que se reconstruyó.
Referencias a La dalia negra (Más De Palma), o Lizzie Borden conectan el true crime americano con ‘Pearl’, tanto por el arma y el crimen en sí, como por las aspiraciones de la actriz muerta en LA, y la turbia historia de inicios en películas para adultos que conecta a las tres. La película dentro de la película, ‘The Puritan II’, se muestra como un fake trailer de ‘Grindhouse’ que continuaría en alguna de las oscuras películas de brujería de la época como ‘The coming’ (1981) o ‘Terror en Devonsville’ (1983), al mismo tiempo que subraya la llegada del mercado del vídeo, como contraste al underground 8 mm que presentaba ‘X’.
Casi un remake grasiento de 'Scream 3', con su operística revelación de asesino incluida, quizá 'MaXXXine es más una versión con ruedines de 'Nuevo Sabor a Cereza' de lo que quisiera West, pero el fetichismo analógico VHS de los últimos años se convierte en un elemento periférico que a veces recuerda al de la serie ‘Ellos: el miedo’, reciente temporada también sobre crímenes turbios en LA, que no por casualidad tiene episodios dirigidos por el autor. Un caso claro de quien mucho abarca poco aprieta, pero con un tono festivo que acaba saliéndose de vueltas completamente, como desgracia para algunos, por suerte para los que capten su tono de collage chiflado en el que todo puede pasar.
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