Estaba visto. Videojuego trasladado al Cine. Malo. Y si encima el director es John Moore, las expectativas no podían ser demasiado buenas. Y así ha sido. No es que condene totalmente la película, pero desde luego se ha quedado muy, pero que muy por debajo de lo que sus imágenes prometían. El resultado en la taquilla ha sido más bien pobre, y lo sorprendente es que no ha contentado ni a los amantes del juego. No tengo nada en contra de los videojuegos, sólo puedo decir que me aburro enormemente con ellos, y aún no he encontrado ése que me tenga pegado a la pantalla. Hasta algunos han fracasado en el intento de enseñarme uno de esos pasatiempos que me convenza. Se admiten sugerencias, por supuesto.
'Max Payne' tenía algunos boletos para terminar con la maldición que reina sobre las adaptaciones cinematográficas de videojuegos, no hay una que merezca la pena. Una historia clásica, un diseño de producción encomiable, una puesta en escena algo más inspirada de lo normal, etc. Sin embargo, un trabajo actoral penoso y uno de los guiones más estúpidos de los últimos años, tiran por tierra todas las posibilidades del film.
Max Payne es un policía de Nueva York obsesionado con encontrar al asesino de su mujer e hijo. Totalmente hundido sólo piensa en coger al que le destrozó la vida. Mientras tanto por las calles se vende una nueva droga de tan poderosa efectividad como peligrosa. Payne encontrará una conexión entre la sustancia y el asesinato de su mujer. Pobre del que se le ponga por delante.
Hay que reconocer que John Moore, que va camino de convertirse en uno de los peores directores actuales, se ha esmerado un poco más que en sus anteriores trabajos, los olvidables 'El vuelo del fénix' y 'La profecía'. Tal vez porque la historia lo requería, o porque Moore se ha puesto por primera vez las pilas, su cámara va acorde con lo que cuenta, o más bien con la idea. Se trata de un film moderno, por lo tanto, mucha noche y algo de cámara lenta en las escenas de acción, sólo lo justo sin cargar las tintas, para que quede bonito. El excelente trabajo de fotografía (si a estas alturas el trabajo de fotografía en una película no es como mínimo excelente, apaga y vámonos) se ve complementado por un montaje nada mareante, algo realmente sorprendente de ver en los tiempos que corren en un film de estas características. La estética visual de 'Max Payne' es lo mejor de la película, y ahí se acaba todo.
El hilo argumental de la película es absolutamente demencial. Una historia simplona que llega a niveles absurdos y hasta trata al espectador como si éste fuera imbécil. Y por ahí no pasamos. Beau Thorne, que en la imdb nos cuentan que es uno de los mejores amigos de Bryan Bertino, director de 'Los extraños', dato que no sé si tiene relevancia o no, debuta en esto de los guiones con este trabajo. El caso policíaco que sigue el excompañero de Payne es tan simple que cuesta creer que no se dé cuenta de la relación que tiene con el que obsesiona a nuestro protagonista. Que Payne no caiga hasta cerca del final quien está metido en el ajo, es de juzgado de guardia; y que algunas de las situaciones expuestas en el transcurso de la historia (la visita de Payne al despacho de su excompañero, y la que hace a cierto funeral, o todo lo que tiene que ver con la mujer que conoce en un club) son retazos de la idiotez más supina. Todos ellos hechos para alargar una película que al final no tiene nada que contar, para rellenar huecos y con ellos acrecentar aún más sus puntos débiles. Después de visionar el film, uno llega a la conclusión de que prácticamente todos los personajes del mismo son tontos.
Y para rematar la faena, los actores parecen momias totalmente inexpresivas que nada ayudan a mejorar lo pobremente escritos que están su personajes. Mark Wahlberg sólo funciona cuando está bien dirigido, o sea, una vez en su vida. Expresar dolor por la muerte de su esposa e hijo, y mostrar rabia por la impotencia que siente a veces, significa para este actor poner cara de palo durante toda la película. Olga Kurylenko salió de otra adaptación de videojuego, 'Hitman', para meterse en ésta, aperitivos antes de llegar al que será su plato fuerte, 'Quantum of Solace' (que por cierto, ha batido récords de taquilla en su estreno en Inglaterra), aunque me temo que mucho tiene que mejorar si quiere resultar convincente en sus papeles e ir más allá de tener un cuerpo de órdago. Amaury Nolasco se esfuerza por parecer muy malo, pero tal vez es demasiado tarde para quitarse de encima la imagen de bonachón que adquirió en la lamentable Prison Break'. El veterano Beau Bridges (que no le llega a la suela del zapato a su hermano Jeff) está en el film por una única y lógica razón, además de por cobrar el cheque. Y por último, ver a Chris O´Donnell ha sido como ver a un fantasma. Este chico ya era malo cuando empezó, pero lo de ahora no tiene nombre, por no hablar de lo inútil que resulta su rol.
En fin, que 'Max Payne' es una película fallida en casi todos sus aspectos. Y por una vez, ha puesto de acuerdo a tanta gente, incluidos los fans del videojuego y los que no lo son. Yo, por mi parte, seguiré probando nuevos juegos, a ver si encuentro ése que me llene. O eso, o me vuelvo a mi Tetris de toda la vida.