En 'Matrimonio Compulsivo', el personaje de Ben Stiller, harto de que le digan que se case, cree que ha encontrado al amor de su vida y se compromete con ella de por vida. Sin embargo, pronto descubre que se ha decidido demasiado pronto. Justo entonces conoce a la que (ahora sí, se supone) parece ser la chica de sus sueños. En lugar de hacer lo correcto, de ser honesto, el recién casado decide mentir a todos, disfrazándose por partida doble, con tal de pasar menos tiempo con su esposa y más con la mujer que acaba de conocer. Por supuesto, la telaraña de falsedades es débil y es cuestión de tiempo que sea derribada.
Los Farrelly nunca han contado historias románticas clásicas, ni saben hacerlo ni les interesa. A ellos les van las guarradas y los personajes como el de Stiller, tipos que resultan más despreciables que otra cosa, pero que, en el fondo, no dejan de caernos simpáticos, porque todos queremos ser felices, a toda costa. A diferencia del mentiroso protagonista de la historia, los Farrelly son brutalmente honestos. Cualquiera que haya visto dos o tres películas firmadas por estos hermanos, sabe cómo será la nueva. Una pena que no intenten mejorar, pero por lo menos no le toman el pelo a nadie.
'The Heartbreak Kid', o 'Matrimonio Compulsivo', como han decidido titularla en España, se estrenó entre nosotros el pasado viernes 11 de octubre, tras pasar por la taquilla norteamericana sin hacer ruido; tampoco fue un fracaso, pero obviamente, se esperaba un mejor resultado. Los Farrelly contaban de nuevo con Ben Stiller tras la exitosa 'Algo Pasa con Mary', pero con nada más. La historia de Mary tenía más salsa y personajes más divertidos que la de este chico que se casó muy pronto. Y es que viendo la película, uno se pregunta porqué no aprovechan más al mejor amigo del protagonista, o a su padre, o a la suegra, etc. Le falta más trabajo al nuevo guión de los Farrelly. Eso sí, hay tres momentazos en la película que consiguieron que me partiera de risa y que, sólo por eso, recomiendo su visionado, siempre que hayas soportado alguna de los Farrelly anteriormente, aclaro. Tres momentazos típicos de estos hermanos: uno en la cama (Stiller intentando satisfacer a su esposa), otro en la playa (ese piercing y esa forma de "sanar"), y el final (con cameo sorpresa de regalo), que me parece acertadísimo.
En cuanto al reparto, Ben Stiller cumple estupendamente con su papel, es una estrella consolidada y se maneja perfectamente en la comedia. Una lástima que en España tengamos la estúpida manía del cine doblado al castellano, porque la voz de Stiller en diversas escenas facilitan la carcajada. Dos chicas se cruzan en el camino de Stiller, Malin Akerman, "la mala", y Michelle Monaghan, "la buena". No me refiero al físico, por supuesto (aunque sería discutible). Akerman encarna a un bombón que tras el "sí, quiero" se transforma en una persona insoportable, mientras que Monaghan interpreta a una encantadora y sencilla chica que enamora al protagonista casi sin pestañear. Las dos actrices resultan simpáticas, especialmente la primera, que te llega a dar pena a pesar de lo burra que es (por cierto, ojo a la escenita tras los créditos); la segunda está un pelín forzada en su caracterización, demasiado "que gran chica soy", pero bueno, es otra comedia comercial para echar un rato, ¿qué más da? Bueno, debería...
'Matrimonio Compulsivo' no tendrá problemas para recuperar el dinero invertido en su producción porque los Farrelly saben lo que le gusta al público de hoy. El equivalente a la comida rápida (por no llamarlo de la otra forma, que suena peor), una comedia de tres al cuarto, para pasar el rato, salpicada de bromas, groseras y escatológicas a poder ser, y una estrella con la que el espectador pueda identificarse, mientras se parte de risa por todo lo malo que le va pasando durante el metraje. Es lo que es. Y no caben engaños.
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