'Matar a Santa': solo Mel Gibson mantiene el tipo en una comedia navideña que prometía más de lo que da

La fórmula Mel Gibson más comedia de acción navideña rima estupendamente porque en algún lugar de nuestra memoria cinéfila aparece el buen recuerdo de un clásico moderno como 'Arma Letal' (Lethal Weapon, 1987), en la que el brillante guion de Shane Black sellaba la asociación para siempre, y quizá este espíritu es el que ha buscado invocar 'Matar a Santa' (Fatman, 2020), la nueva película del actor en Amazon Prime Video.

Sin embargo, 'Matar a Santa' se parece menos a aquellas que a algo como 'Bad Santa' (2003), solo que aquí es más difícil saber qué está buscando el film. Por una parte es una comedia negra, pero no tiene un especial intención transgresora. Tenemos un Papá Noel borracho y amargado, pero no hay un uso pleno de la iconografía asociada al personaje, no crea suficiente conexión con su propia idea y acaba siendo un personaje cualquiera con cara de Gibson.

Navidades con carbón

Su premisa tiene ideas inspiradas pero les falta picardía para elevar la historia de Chris Cringle (Mel Gibson) y su esposa Ruth (Marianne Jean-Baptiste), que al enfrentarse a un negocio en declive para su equipo de elfos, se ven obligados a formar una sociedad poco probable con el gobierno, hasta el cuello por culpa del aumento mundial de mocosos mimados como Billy (Chance Hurstfield), que al recibir un trozo de carbón en Navidad contrata a un asesino a sueldo lunático (Walton Goggins) para vengarse en el complejo de Santa Claus, en la zona rural de Alaska.

El guion de 'Matar a Santa' lucha constantemente por decidirse si es una narración dividida en dos personajes o si trata sobre Gibson, tanto que parece que no hay ningún conflicto real hasta pasada la media hora, y lo que parece una idea divertida se acaba agriando con un decepcionante desarrollo y ejecución. Simplemente deja que su buena idea de partida se vaya debilitando. Lo que comienza como una broma de buen mal gusto se convirtiendo en otra cosa.

El tono fluctúa entre el humor negro y la comedia más genérica, se va deslizando de forma perezosa, y sus intentos de drama real parecen escritos para completar huecos de un guion que parece armado para ir buscando el clímax, el momento de la colisión de los dos grandes personajes, un tiroteo en la nieve que debería funcionar como el de un western como 'Solo ante el peligro' (High Noon, 1952), pero no se ha trabajado el ángulo psicológico como para que parezca una recompensa.

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Un resultado a medio gas

El bloque final si que ofrece una confrontación brutal y sangrienta entre Cringle y el asesino pero tampoco acaba de cuadrar con todo el arco navideño, ni como lección de moralidad ni como contrapunto en el tono. La elección de la temporada no es realmente importante para la narrativa, y sirve como un ángulo irrelevante para intentar unir las dos líneas de la historia.

Partes de la trama parecen arraigadas en el conservadurismo estadounidense. Una vez que Cringle accede a militarizar el Polo Norte, todo el humor se acaba perdiendo y la película queda herida de muerte, dejando que haya una justificación facilona que ni siquiera tiene más lecturas que "hasta Santa Claus tiene derecho a defender su casa", ideas que celebran la segunda enmienda sin una coda ingeniosa para hacerlo, al menos, con sorna.

'Matar a Santa' es una película extraña pero irrelevante, a ratos es muy oscura y violenta pero el guion de Ian y Eshom Nelms (también directores) no entiende su estupidez intrínseca para saber jugar con ella. El único que mantiene la película en pie es Gibson, que a pesar de su cuestionamiento tras sus disculpas ofrece un trabajo profesional y con destellos de lo que podría haber dado de sí la idea con alguien con más ganas de aprovecharle. Lamentablemente, 'Matar a Santa' deja tan frío como su emplazamiento principal.

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