Cuatro años después con polémica sobre su creador entre medias, ha llegado la temporada 3 de la magnífica 'Master of None', la serie de Aziz Ansari y Alan Yang. Con un poco de sorpresa (se anunció hace unas pocas semanas de sopetón) los cinco episodios se pueden ver en Netflix desde este domingo.
Con el subtítulo de 'Momentos de amor', esta temporada 3 aleja el foco de las pesquisas y vivencias de Dev (Ansari) para llevarnos a una cabaña al norte de Nueva York. Una casa en pleno bosque en la que conviven Denise (Lena Waithe, quien coescribe el guion) y Alicia (Naomie Ackie). Una crónica de su relación en cinco episodios de desigual duración (y desigual interés).
Enamorado del cine clásico como es Ansari, el guionista y director aborda esta temporada como si de su versión de 'Secretos de un matrimonio' de Ingmar Bergman se tratase. Un curioso adelantamiento por la derecha a la miniserie que prepara HBO Max, por cierto, que desvela una nueva evolución de la ficción en una temporada que es mucho más dramática que las dos anteriores.
Una temporada de cocción lenta pero que tropieza con su ritmo
La elección estética es clara: 4:3, rodada en película de 35 mm, lo que le aporta un grano capaz de transformar cualquier entorno en algo del pasado. La dirección afina en lo que es una temporada pequeña, con el foco enfrascado en no salirse demasiado de esta pareja, a la que observamos en todo su realismo, en una búsqueda suprema de la autenticidad.
Donde peor se lleva este 'Momentos de amor' es precisamente en esos momentos. La temporada es calmada, pausada, observacional pero con graves carencias de ritmo. No es cuestión de que esté hecha a una agradecida cocción lenta, pero se pierde mucho en largos momentos de Denise y Alicia no haciendo nada, esperando la colada, leyendo, en la chimenea, etcétera.
Esta prolongación de la aburrida cotidianeidad que quiere mostrar Ansari, se vuelve algo tediosa especialmente en los episodios más largos. El primero y el cuarto episodio duran una hora (55 minutos) cada uno —respecto a sus normales veintitantos— y, aun siendo bastante interesantes en el viaje por el momento vital que pasan sus protagonistas, terminan haciéndose pesados.
Lo que da algo de rabia porque precisamente el cuarto episodio es uno de los mejores de toda la serie. Protagonizado en exclusiva por una absolutamente radiante Naomie Ackie, el episodios nos lleva por la dureza de la búsqueda de la maternidad de su personaje con sus giros emocionales. Es, sin duda el momento central de toda la temporada y logra enseguida hacer que toda la espera merezca la pena.
Una magnífica exploración
A pesar de que por esta cocción a fuego lento pueda parecer lo contrario (el fantasma de las "películas de ocho horas"), Ansari y Waithe se esfuerzan por mantener la idea de que cada episodio tenga sentido en sí mismo. Conformando las múltiples capas y eslabones de la historia de amor moderno con todos sus altibajos y sin renunciar ni a los momentos felices ni a los desagradables.
Si bien no siempre funciona, 'Master of None: Moments of Love' es una fascinante exploración de una historia de amor en toda su crudeza y autenticidad. Un agradecido y delicioso regreso que vuelve a reivindicar la serie como una de las propuestas más distintas, diferentes y metatextuales que nos podemos encontrar ya no en Netflix, sino en la ficción televisiva en general.
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