Es escandaloso. Según voy viendo las películas de fin de año en los USA, y que ahora nos van llegando, me voy dando cuenta de la enorme injusticia que se está cometiendo en las nominaciones a los Oscar para lo mejor del 2006. Ya lo dije cuando os hablé de 'Bobby', y lo repito ahora con 'Más Extraño que la Ficción', una deliciosa y encantadora película que no ha tenido ni el más mínimo eco entre los miembros de la Academia. Y es que a falta de ver 'Cartas desde Iwo Jima', echándole un vistazo a esas nominaciones a la mejor película, quitaría ahora mismo de golpe tres de ese grupo. Pero bueno, ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos y menos en esto de los Oscars, que la cosa se reduce drásticamente a cinco o tres títulos por categoría. Ay, qué tiempos aquellos en los que 10 ó 12 películas estaban nominadas a la vez a mejor film. En fin, por lo menos nos queda el disfrutar de la nueva película del siempre interesante Marc Forster.
El argumento gira en torno a un sencillo hombre que trabaja como inspector de Hacienda, y es muy meticuloso en todo. Un buen día, oye una voz que va narrando su vida día a día. Pensando que se puede volver loco consulta primero con un médico y luego con un profesor de literatura, con la esperanza de que pueda ayudarle a saber de quién es la voz que oye.
Por tercera vez consecutiva, Marc Forster ha vuelto a filmar una película en la que la realidad y la ficción se dan la mano. Primero tuvimos la bonita 'Descubriendo Nunca Jamás', donde un impresionante Johnny Depp nos llevaba de la mano a conocer el mundo de Peter Pan. Luego, sufrimos de lo lindo con el espantoso bodrio de 'Tránsito', donde a Forster se le fue la mano y nos brindó uno de los films más pedantemente pretenciosos que se han visto en mucho tiempo. Curiosamente, la historia de 'Más Extraño que la Ficción' podría haber caído en todos los defectos del anterior film de su director. Incluso en manos de otro autor hubiera pecado de trascendentalismo barato y exagerado. Pero no, Forster dirige con gran pulso una película que nos va sorprendiendo muy gratamente a medida que avanza.
Y es que el lucimiento del director en lo que se refiere a la puesta en escena es encomiable, ya que logra hacer de la sencillez algo grande, del pequeño detalle algo maravilloso. Así pues, cabe señalar todas las representaciones fílmicas que hace de las obsesiones numéricas del protagonista. Y también, cómo hace gala de un ejemplar uso del escenario, dándole un toque minimalista en algunas escenas, sobre todo cuando refleja el lugar de trabajo del personaje central, o el despacho de una escritora. Escenarios en perfecta consonancia con las personalidades de sus respectivos "dueños". Y lo mismo hace con el personaje femenino interpretado por Maggie Gyllenhaal, en el que nos transmite algo reconfortante, tranquilo, con encanto, un lugar del que no queremos irnos. Forster juega de forma muy sutil con todos estos elementos escénicos, poniéndolos al servicio de una historia ejemplar, por lo bien definida que está.
A su servicio tiene una galería de actores que están todos estupendos. Evidentemente para un servidor ha sido una grandísima sorpresa el encontrarme con un Will Ferrell totalmente distinto a lo que solemos ver de él, salvando por supuesto, su participación en un film de Woody Allen. El actor está perfecto dando vida a un hombre cuya vida de repente cambia y sin saber porqué. Es curiosa la transformación del personaje, y cómo los distintos estados de ánimo por los que éste atraviesa, los cuales son perfectamente caracterizados por Ferrell, quien por supuesto es la absoluta estrella de la función, ya que el peso del film recae totalmente sobre él. A su lado, un sensacional Dustin Hoffman, repitiendo con el director, en un rol fantásticamente tratado en el guión, por su evidente relación con la Literatura, y no llamándose por casualidad Hilbert en uno de los aciertos de guión más sobresalientes de la película, y que muchos amantes de la literatura encontrarán maravilloso.
Respecto al plantel de actrices, pues otro tanto de lo mismo. Emma Thompson está muy bien como la excéntrica escritora que no sabe cómo acabar su novela, no cargando demasiado las tintas en una interpretación que podría haber caído tranquilamnete en el histrionismo más inaguantable. A su lado, Queen Latifah, en el que sea uno de los puntos flojos del film. Su personaje no aporta demasiado a la acción, y aún a pesar de que la actriz cumple perfectamente con su papel, éste no termina de cuajar por resultar un tanto inútil. Y cómo no, la maravillosa y morbosa Maggie Gyllenhaal, absolutamente encantadora en su personaje, desprendiendo una vitalidad y alegría asombrosas. La actriz protagoniza dos momentos con Ferrell absolutamente inolvidables, por salirse un poco del tópico en lo que respecta a las historias de amor en las películas. Y además, hacerlo completamente creíble de una forma más que convincente, debido a lo bien que están los dos y lo bien escritas y filmadas que están las secuencias entre ambos.
Destacar también, la selección musical que se ha hecho en el film, con canciones muy acordes con lo que se narra. Pero yo sólo voy a nombrar una en concreto, y es el uso del tema de Vangelis 'La Petite Fille de la Mer', que suena en un momento inesperado y que se convierte en uno de los momentos más bellos del film, cuando un personaje toma conciencia de sí mismo.
En definitiva, una película magnífica y casi única. Una delicia para saborear más de una vez y descubrir los pequeños detalles de grandiosidad que tiene escondidos. Un canto a la alegría de vivir, a romper con el tópico y saltarse todas las normas. Pocas veces veremos una historia tan paranoica y difícil, mostrada de una forma tan sencilla y entendible por todo el muno sin caer en pedanterías varias. Si a eso añadimos que se sale del cine con una sensación de felicidad que inunda todo el cuerpo, ya no necesitamos nada más que el haber disfrutado de la que seguramente será una de las mejores películas de este 2007.
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