Dar forma y solidez a una película biográfica no es una tarea en absoluto sencilla. Este tipo de producciones presentan en múltiples ocasiones un problema relacionado con su propia naturaleza y la tendencia a hibridar diferentes géneros en un cóctel, a veces pantanoso que pretende huir en la medida de lo posible de un relato plano y convencional.
Con la notable 'Mary Shelley', la directora Haifaa Al-Mansour —primera mujer saudí en rodar un largometraje en su tierra natal— ha conseguido sobreponerse en gran medida a las limitaciones del biopic; confeccionando un fantástico y balanceado retrato de la vida de la legendaria autora de 'Frankenstein o el moderno Prometeo', a medio camino entre el coming of age de manual y el melodrama de época.
A pesar de los deslices puntuales en cuanto a tono se refiere, localizados en lo excesivamente lacrimógenos de algunos pasajes dominados por la tragedia y los devenires amorosos de la protagonista con su marido Percey Shelley, y en un tercer acto que se antoja demasiado convencional y se entrega a los mecanismos del filme biográfico más académico y formulario, Al-Mansour ha logrado salir airosa del reto, impregnando su segundo trabajo de una fuerza inusitada.
Si una palabra define el secreto del éxito de 'Mary Shelley', esa es "equilibrio". La cinta muestra un mimo y un gusto por el detalle que no deja un sólo elemento formal, artístico o narrativo a la sombra de ningún otro; transformando sus ajustadas dos horas de metraje en una auténtica delicia para los sentidos que en primera instancia cautiva gracias a su impecable ambientación decimonónica.
Junto a los esfuerzos del departamento artístico, debe ensalzarse la función de la directora, tanto detrás de las cámaras dando forma a una sobria, clasicista y elegante puesta en escena, como en lo que respecta a una dirección de actores que extrae lo mejor de un reparto coronado por Elle Fanning; deslumbrante en el papel de la atormentada escritora considerada por muchos como la precoz madre de la ciencia ficción literaria.
El modo en que Al-Mansour relaciona la evolución de Shelley como creadora y la influencia de su experiencia vital a la hora de dar forma al monstruo más famoso de la cultura popular no sólo está narrado con una cadencia envidiable; sino que arroja un estimable y necesario discurso feminista que se desarrolla de forma orgánica y sin necesidad de puntualizaciones innecesarias, enriqueciendo notablemente el conjunto.
'Mary Shelley' puede estar orgullosa de ser una de esas películas biográficas a la altura de su icónica protagonista. Un ejercicio que, pese a no dejar un poso que perdure junto al espectador tras su visionado, se eleva entre sus congéneres con una propuesta didáctica y ejecutada con solvencia en la que la voluntad de representación histórica no está reñida en absoluto con su capacidad para emocionar.
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