Llegó sin avisar y está conquistando a todos los aficionados al terror que pagan religiosamente su cuota de Netflix. 'Marianne', el estreno más sorprendente de género del año, llega directamente de Francia dispuesta a maldecir nuestras pantallas con una inteligente fórmula infalible a base de brujería, humor, literatura y aventuras. Todo un triunfo.
Libros para morir de miedo
¿Has vivido algún buen libro últimamente? Esa era la pregunta que se hacía el póster de la extraordinaria película de John Carpenter ‘En la boca del miedo’, de 1994. En ella, el escritor Sutter Cane desparecía sin dejar rastro, por lo que un detective debía descender directamente hacia la locura y el horror lovecraftiano más fino que se recuerda en aquellos mágicos años noventa.
Recuperando parte de esa esencia y referentes, y con la base central en Francia, 'Marianne' nos devuelve con éxito aquellos gloriosos días de la nueva ola de terror francófono que reventó festivales y videoclubs hace quince años. Bustillo, Maury o Aja, Laugier, Gens o du Welz salpicaron las pantallas del mundo con sus presentaciones.
Por desgracia, tras más de una década, salvo excepciones, ninguno ha sido constante y/o regular con el asunto del horror extremo. Ni siquiera con el horror a secas. Afortunadamente para nosotros, el prácticamente desconocido por aquí Samuel Bodin ha llegado a Netflix con un muy vivaz recuerdo de entonces.
Siguiendo las reglas del horror tradicional y adaptándolas a los tiempos del streaming que nos ha tocado vivir, Bodin y su equipo técnico y artístico ponen toda la carne en el asador a base de ritmo, miedo y referencias de primerísimo nivel. Una prueba palpable y sangrante de terror de manual extraordinariamente bien llevado, sin disparos al aire ni sobresaltos gratuitos a base de alguna de las pesadillas más aterradoras que hayamos visto últimamente. Me atrevería a decir que incluso muy por encima de buena parte del actual género de horror para la gran pantalla.
La esposa del miedo
Cuando una novelista, tras diez años de éxito con una saga de libros de terror, se toma un descanso en su escritura, descubre que el demonio de su libro existe en el mundo real. Este espíritu malévolo responde al nombre de Marianne e insistirá a la joven novelista en seguir escribiendo si no quiere acompañarla al mismísimo infierno.
Sin duda, el mayor de los aciertos de la serie reside en Mireille Herbstmeyer, cuyo rostro presidirá tus sueños durante una buena temporada. Actriz de teatro desconocida para el gran público, sobre todo fuera de Francia, brilla como psicópata poseída por el demonio. Su sonrisa interminable, unos ojos que te devoran y una mirada imposible de aguantar sin sudores fríos logra estremecer desde la sencillez. Y ese es el gran secreto de la serie: Samuel Bodin ha creado una serie de horror en su forma más pura: no necesita excesos para aterrorizar. Y vaya si lo consigue.
Lo consigue mejor que ninguna otra serie de género actual. Es decir, muchas series de terror se guardan una escena concreta o un momento destacado de impacto, algo aislado, casi para justificar su pertenencia al género, mientras que el resto se ve con el agrado de quien sabe que es una serie y que, por desgracia, nunca nos podría aterrar como una película. Gran victoria la que se marca este misterio en Salem's Lot para la nueva generación. De hecho, un poco difícil sí que se lo pone al próximo intento de llevar a imagen real la obra maestra de Stephen King.
La extraordinaria ambientación de la serie, gracias a la podredumbre de su atmósfera, sus ganas de "cachondeo" (esos golpes de humor del personaje del agente fan) o la música, siempre excelente y "familiar, se aprecian desde el montaje. Un montaje juguetón que lo mismo recurre a imágenes frames subliminales que a un inteligente y casi meta uso de las transiciones, creadas a partir de lo que parece un ojeo de páginas fugaz, como si la propia edición de la serie quisiera saltarse las partes menos interesantes del relato. Algo, por otro lado, muy habitual en quien ve demasiadas series en streaming y, de vez en cuando, pulsa la tecla que hace avanzar la acción diez segundos.
El humor negro tiene también tiene su lugar aquí. La utilización del flashback de momentos de shock pasados para conseguir una situación cómica en medio de una escena que bien podría salir de una película de Lucio Fulci es algo tan poco habitual en una serie para el gran público, que casi dan ganas de ver cada episodio de nuevo en busca de los guiños y homenajes que pueblan una pesadilla que espera tu visita.
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