'Margot y la boda', vaya panda de perturbados

'Margot y la boda' ('Margot at the Wedding') es una película de Noah Baumbach protagonizada por Nicole Kidman, Jack Black, Jennifer Jason Leigh y a John Turturro en un papel mínimo. El reparto le da un cierto aire de importante y probablemente anima a muchas personas a acercarse a la taquilla. Quien quiera hacerlo en nuestro país, podrá a partir de mañana, día 20.

Se trata, como tan habitualmente en los dramas cinematográficos, de presentarnos a una familia desestructurada en la que todos los miembros, nuevos y antiguos, compiten entre sí por ver cuál está peor de la cabeza. Los personajes me parece que están muy exagerados en este sentido. Quizá no por su grado de locura, sino por encontrarse todo el tiempo en extremos de comportamiento. En lugar de ir guardándose los conflictos para llegar a un momento de explosión inevitable, se comportan de manera excéntrica a cada rato. Esto me da una gran sensación de falsedad, como si lo estuviesen haciendo a propósito, como si ésas no fuesen sus verdaderas personalidades.

El colmo se lo lleva Jack Black, que hace de una persona tan criticable en todos los sentidos –físicamente, en cuanto a su personalidad, a su forma de pensar, a su egocentrismo, a su situación vital…— que no resulta creíble en absoluto como menos creíble resulta que el personaje de Leigh esté con él. Hablar de tópico sería quedarse corta. El personaje es como un conjunto de varios tópicos juntos. Sólo al final tiene un atisbo de humanidad donde ves algo real en él.

Nicole Kidman siempre es una actriz muy afectada y aquí la exageración de su interpretación no va por el dramatismo subido que suele mostrar, pero sí está presente en cuanto que intenta con más ahínco del necesario crear un personaje peculiar. Se supone que es una escritora con una lengua afilada, lo cual yo entiendo como que es alguien ingenioso. Pero su personaje no parece en absoluto que tenga la más mínima inteligencia, sólo dice y hace cosas absurdas y está lleno de altibajos entre ser más consecuente o más perturbada que los demás. Al final de la película, Margot tiene un arrebato desconcertante que ni es adecuado al resto del personaje ni sabes bien qué significado tiene.

Por culpa de estas exageraciones, ni consigues identificarte con Margot –y mucho menos creértela como personaje—, quien intenta que su hermana no se case con un gilipollas; ni con ninguno de los personajes varones; ni tampoco con la hermana, Pauline, que lo único que busca es vivir su vida sin que los demás le digan cómo. Aunque el personaje de Jennifer Jason Leigh –que es quizá quien mejor hace su trabajo, junto con los adolescentes— sí se podría encontrar algo de empatía que no se consigue con los demás.

Otra cuestión con respecto a los personajes es que constantemente están diciendo en diálogos, de forma explícita, el retrato de unos y otros. Éste es uno de los mayores defectos que se pueden cometer en un guión: decir las cosas en lugar de mostrarlas. Si los espectadores no han sido capaces de ver que un personaje es de determinada forma por sus acciones y su manera de hablar, no servirá de nada que se lo comuniquen verbalmente.

Las comparaciones que se han hecho entre esta película y las de Ingmar Bergman me parecen ofensivas para el sueco, quien ha sabido retratar dramas psicológicos, familiares y personales y crear personajes desquiciados, pero creíbles y enormemente complejos mejor que nadie. En la dirección de actores Bergman también superaba a millones de leguas el trabajo que se ha hecho aquí con los intérpretes. Si acaso se podría decir que 'Margot y la boda' es como Bergman, pero para quienes no soporten las películas suyas, es decir, como una versión del Reader´s Digest de Bergman. Pero yo no diría ni eso, si lo comento es porque el propio director ha hecho esa comparación y no creo que sea adecuada.

A favor de la película es lícito añadir que consigue momentos divertidos. La fotografía es preciosa y toda la producción tiene un aspecto muy elegante. De hecho, mientras estaba viendo 'Margot y la boda' mi opinión era positiva y me daba la sensación de que todo se dirigía a algún sitio y que podría tener una razón de ser. Pero después de ese final, analizando lo que había visto, no sabía bien qué había pretendido el director, Baumbach, que en su anterior film, 'Una historia de Brooklyn' ('The Squid and the Whale'), sí me había parecido que había obtenido grandiosos resultados.

En general, creo que la clave que hace que para mí 'Margot y la boda' sea fallida está en que todo es muy exagerado. Los personajes son exageradamente desquiciados de guión. Los actores exageran la excentricidad. Los momentos absurdos son exageradamente incomprensibles, pero no porque se salgan de lo cotidiano, sino por irreales. Y así con todo.

Más información en Blogdecine sobre 'Margot y la boda'.

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