La opera prima de J. C. Chandor, ‘Margin Call’, que se estrena esta tarde, es una producción independiente con aspecto de superproducción de los grandes estudios y reparto estelar, compuesto por Jeremy Irons, Kevin Spacey, Paul Bettany, Demi Moore, Zachary Quinto–que también produce–, Stanley Tucci y Simon Baker.
El desarrollo argumental de ‘Margin Call’ es escaso: se vende como un thriller, pero de nuevo nos encontramos ante una película más moral que investigativa. Con ello no reprocho que no pasen cosas o que lo retratado no tenga importancia, pues las dimensiones socioeconómicas de lo expuesto son colosales. No seré yo quien desvele más de la cuenta si digo que recrea las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008, pues la frase está tal cual en los reportajes e información promocional de la película
Sin embargo, la pana está toda cortada desde el principio y lo que vamos a observar son otras cuestiones. Con el titular no aludo únicamente a la obvia reacción en cadena y en espiral que ocurrirá como consecuencia a lo que se planea en la cinta, sino también a todo el minutaje del film, que consiste, más que en desplegar una información o dar con ella, en observar cómo reacciona cada persona –más poderosa que la anterior y, por lo tanto, interpretada por una estrella más rutilante–ante esas fatídicas noticias que conocemos desde el principio y qué decisiones toman tras estas reacciones. La película tiene un aire ligeramente teatral, no solo porque los actores sean una de las bazas principales, por la unidad de tiempo y de lugar o porque todo se base en diálogos, sino principalmente por la forma en la que se van desmadejando las emociones y va creciendo la tensión ante el inminente e inevitable desenlace.
Aunque haya bajones de intensidad a modo de descansos, quizá introducidos para permitir o fomentar la reflexión, el film contiene algunos momentos de gran fuerza –basados en los aspectos personales y en la plasmación de los conflictos éticos –, que superan a los más bajos y componen un poderoso conjunto, que machaca, como lo hicieron ‘Inside Job’ y otros documentales sobre el asunto.
¿Cómo habríamos actuado, de encontrarnos en esa situación?
‘Margin Call’ trata sobre culpas y expiaciones. Cada vez que nos llega la noción de que un personaje de pro estuvo del lado de los nazis, se suscita una ola de justificaciones, que dejan las opciones de quienes vivieron la coyuntura mojados hasta las trancas, entre la obediencia y las ganas de salvar el culo. En esta película, excepto en las posiciones más altas, los personajes se sienten ante una disyuntiva muy similar: sabiendo que actúan contra sus conciencias, poco pueden hacer y, además, la justificación de que ocurrirá en cualquier caso –los despidos masivos ya se estaban produciendo antes de esto–, pero provocado por otras corporaciones, les excusa casi por completo. Morir matando parece ser la consigna y, ante la imposible supervivencia, se podría estar cerca de comprender que se adhieran al ataque. Verlo todo desde lejos y, sobre todo, a toro pasado, nos hace siempre pensar que nuestra decisión habría sido la correcta, pero ¿qué haríamos de haber estado allí y entonces? La película consigue perfectamente trasladar el dilema de sus personajes al espectador.
Pero el film no es biempensante y, aunque se pone principalmente de parte de quienes tienen dificultades para optar por la salida fácil, también deja espacio a un par de hombres con visiones más realistas, si bien más egoístas. El personaje de Irons y el de Bettany se justifican en dos momentos y sus explicaciones no carecen de argumentos razonados. Chandor, que también ha escrito el guion, nos ofrece todos los puntos de vista para no crear un panfleto facilón y carente de capacidad denunciadora precisamente por inclinarse demasiado en una opinión. A este autor le interesan más las personas que retrata que el mensaje que, no por ello, queda en modo alguno alterado.
Más enfocada y efectiva que ‘The Company Men’, no por ello resulta más ardua o complicada, ya que facilita a cualquier persona, por poco que entienda de economía y finanzas –si es que alguien entiende de eso, e incluyo aquí a los economistas–, a comprender a grandes rasgos lo que precipitó el desplome de Wall Street de forma tan clara que a cualquier le podría dar la sensación de saber qué habría que hacer y de desear estar allí para llevarlo a cabo y evitar el desastre.
Conclusión
Cuidado con los deseos, que se pueden cumplir. Es lo que nos ha ocurrido tras pedir nuevos géneros y nuevos telones de fondo para las películas. Ahora tenemos uno de actualidad: las películas sobre la crisis, sobre esta crisis de ahora. Por desgracia, el contar con estos films significa que lo que hay detrás también lo estamos viviendo. De todas estas propuestas, ‘Margin Call’ puede ser una de las más acertadas o interesantes, ya que no se limita a dar una explicación económica para todos los públicos, sino que cala en las psicologías de las personas que estuvieron detrás de aquella situación. Sostenida durante una noche, en un escenario casi único y centrada en la forma de reaccionar de cada uno de los que van surgiendo, sin más información para aportar a lo largo de sus minutos que la ya dada al inicio, no deja, a pesar de ello, de mantener la tensión y de calar muy hondo en el espectador, ya sea porque el sentir de los personajes se transmite con eficacia, gracias a espléndidas interpretaciones, o porque nos hace retomar el enfado y temor ante el mundo en el que vivimos.
Otra crítica en Blogdecine:
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Berlinale 2011: ‘Margin Call’, la tragedia de los tiburones, por Juan Luis Caviaro.
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