'Mank' es quizá el proyecto más querido de David Fincher hasta la fecha, ya que está escrito por su padre, fallecido en 2003, y su primer intento de hacerlo realidad se remonta al siglo pasado. En concreto, él quiso hacerla después de 'The Game', pero su empeño en realizarla en blanco y negro hizo que el guion se quedase en un cajón durante dos décadas. Y es que muchos se echarán las manos a la cabeza porque detrás de ella esté Netflix, pero es que seguramente no existiera de no ser por esa compañía.
Netflix pondrá 'Mank' a disposición de todos sus clientes el próximo 4 de diciembre, pero antes tendrá un recorrido limitado por los cines que en el caso de España se inicia este viernes 20 de noviembre -aquí podéis ver en qué cines estará disponible-. Por mi parte, ya he tenido la ocasión de verla, aunque no en pantalla grande, y tengo claro que es una estupenda película, sobre todo por el trabajo de Fincher tras las cámaras y de Gary Oldman delante de ellas, pero también que se queda lejos de ser esa obra maestra que algunos están intentando vender.
Un debate de largo recorrido
Como era de esperar, el parentesco de 'Mank' con 'Ciudadano Kane' es inmenso. A fin de cuentas, plantea su propia versión de cómo se escribió el oscarizado guion de la película. Los hay que defienden una autoría casi plena por parte de Herman J. Mankiewicz, mientras que no pocos recuerdan que Orson Welles introdujo innumerables cambios en la última versión del libreto entregada por el primero. Oficialmente está firmado por ambos, pero aquí Fincher se decanta por la versión de que Mankiewicz es el verdadero autor.
Por ello, la película se divide entre el proceso que lleva al personaje interpretado por un inmenso Oldman a completar el guion y por otro todas sus vivencias previas que le sirven hasta cierto punto de inspiración para construirlo. Inicialmente, podría parecer que el guion de Jack Fincher busca una estructura similar a la de Welles pero a la hora de la verdad el uso del presente y el pasado es bastante más convencional, funcionando mejor para ilustrar quién era Mankiewicz que para dar más fondo al hecho de haberse inspirado en el magnate de la prensa William Randolph Hearst como base para Charles Foster Kane.
El pasado alimenta el presente
Recuerdo que el actor Kurt Russell comentaba hace bien poco que los actores eran bufones de la corte y que debían callarse sus opiniones sobre política para no perder ese rol, una reflexión perfectamente aplicable al retrato que se hace de Mankiewicz en el pasado. Igual en su caso encajaría mejor el concepto de charlatán, pero la clave es que conseguía divertir a gente más poderosa que él y por eso se codeaba con personas a las que en condiciones normales apenas debería haber tenido acceso.
Ahí la película aparenta más de lo que realmente es, ya que la creciente frustración del protagonista, alcanzando su pico en las elecciones a Gobernador de California de 1934, con el rol que le ha caído en suerte está perfectamente retratada por Oldman, pero en el pasado 'Mank' es mucho más estimulante cuando hace hincapié en cómo funcionaba Hollywood por aquel entonces. No es que desvela nada a los que ya se hayan interesado previamente en ello, pero Fincher hijo sabe dotar de una gran energía a ciertos momentos, como la excelente escena en la que Louis B. Mayer pide sacrificios temporales a algunos de sus trabajadores.
Más allá de eso queda cierta sensación de querer abarcar demasiado, dando una falsa sensación de profundidad. Sí, no se cae en el error de demonizar a Hearst, pero eso no quita que el libreto resulte un tanto obvio en esa parte -no diré que es un tópico antitópico pero sí que se acerca más a eso que a una construcción rica de personaje-, siendo la puesta en escena y el trabajo de los actores lo que ayuda a maquillarlo y que todo en la película parezca igual de importante.
Gran trabajo de David Fincher y Gary Oldman
Sobre el trabajo de dirección de Fincher resulta curioso que en ningún momento quiera sacrificar la energía que imprime a casi todos su trabajos, pero lo hace echando mano de una puesta en escena que por un lado homenajea a 'Ciudadano Kane' -hay varios momentos claramente construidos para recordar a la cinta de Welles- y por otro quiere replicar el tipo de puesta en escena habitual en Hollywood durante los años 30 y 40, desde decisiones de montaje hasta de manejo de la cámara.
Ahí pocos peros hay que ponerle a Fincher más allá de que quizá limite el alcance de la película -por mucho que lo alabemos no deja de ser una solución atípica en la actualidad que puede provocar el rechazo de ciertos espectadores-, pero también es cierto que quizá contar esta historia con un enfoque más moderno le quitaría mucho de su razón de ser para convertirse en un biopic al uso, algo que no es 'Mank'.
En lo puramente narrativo, puede que ver a alguien postrado en una cama imaginando cómo avanzar con un guion no sea el colmo de lo cinematográfico, pero Oldman compensa cualquier tipo de limitación al captar de maravilla el peculiar ingenio de Mankiewicz, y lo hace sin caer en el error de buscar ser divertido. Es un equilibrio difícil de conseguir pero ahí 'Mank' lo borda, llegando a dar la sensación de que funciona mucho mejor como retrato de la personalidad de su protagonista que como indagación en los orígenes del libreto de 'Ciudadano Kane'. En lo primero roza lo fascinante, siendo lo segundo es una prolongación de lo primero algo menos conseguida.
En resumidas cuentas
'Mank' es, sin duda, una de las mejores películas que se han estrenado en lo que llevamos de año, pero no es una obra rotunda e indiscutible, sobre todo por el guion firmado por Jack Fincher, en ocasiones disperso y en algunos asuntos menos profundo de lo que aparenta. Por suerte, el gran trabajo de su hijo tras las cámaras compensa con creces eso, la recreación de la época impecable y Oldman ofrece aquí la que posiblemente sea la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha. No me atrevería a afirmarlo con rotundidad, pero merecería entrar en esa conversación.
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