Los psicópatas cinematográficos son un parte muy importante de mi vida, ya que de la fascinación que sentía hacia ellos durante mi adolescencia –el resultado de ello fue que mi apodo online sea freddyvoorhees-- pasé a hacer varios trabajos sobre ellos mientras estudiaba Comunicación Audiovisual y hace años que estoy realizando una tesis sobre cómo ha evolucionado la forma en la que el séptimo arte ha abordado a esta tipología de personaje, no sin antes hacer lo mismo, pero centrándome únicamente en el cine español.
Por todo ello, me siento cómodo diciendo que soy un experto en el tema y por eso me animé a hacer un ciclo sobre cine de psicópatas que tengo un poco abandonado -en junio debería volver con fuerza, así que estad atentos-. El gran problema de todo esto es que cualquier película nueva que se haga sobre el tema lo tiene muy complicado para poder ganarse mi aprecio, y 'Maniac' (Franck Khalfoun, 2012), nueva versión de la cinta homónima de William Lustig, no ha sido una excepción.
El maniquí del pánico
La utilización del plano subjetivo para forzar la identificación del espectador con el asesino es algo que se ha hecho en infinidad de ocasiones, aunque a la hora de la verdad no sea más que una forma de incrementar la tensión durante determinadas escenas y de ocultar su verdadera identidad para impactarnos con la supuesta gran revelación final. Sin embargo, hay casos más aislados como la imprescindible 'El fotógrafo del pánico' ('Peeping Tom', Michael Powell, 1960) en la que es un recurso que realmente añade más, tanto a la propia película como al psychokiller en cuestión.
'Maniac' es una película que sigue esa tendencia hasta límites obsesivos, ya que apenas hay un par de momentos en los que abandonamos el punto de vista del asesino interpretado por Elijah Wood, y es algo muy lejos de resultar azaroso, pues son escenas en las que se profundiza en el trastorno que padece y lo vemos como realmente es. Esta decisión formal de Franck Khalfoun es muy estimulante sobre el papel, pero el director de 'Parking 2' ('P 2', 2007) no sabe manejarlo de forma natural, lo que acaba transmitiendo la sensación de estar forzando más de la cuenta en determinados momentos para poder mantener su apuesta estilística.
Otro detalle en el que fallan apuestas de este tipo es en el hecho de ser esquivas a la hora de mostrarnos las escenas más violentas, ya sea para intentar llegar a un público más amplio o porque simplemente no quieren hacerlo. Eso no sucede en 'Maniac', ya que Khalfoun apuesta por una contundencia inapelable que algún espectador incluso podría llegar a confundir con que está buscando un extraño efecto cómico. No es el caso, pero cada cual lidia de formas distintas con lo desagradable y 'Maniac' no tiene miedo en serlo.
'Maniac', intermitentemente perturbadora
Todo ello ayuda a crear una estimulante atmósfera enfermiza que, como ya pasaba en la cinta original de 1980, alcanza su punto álgido durante sus últimos minutos, pero que domina en todo momento la función. Sí que es una pena que esa suciedad emocional que busca no encuentre una equivalencia mayor en el apartado fotográfico, ya que ahí sí falta ir un pasito más allá en lo perturbador del trabajo de ambientación, funcional en las escenas nocturnas, pero demasiado normalizado cuando eso cambia.
Tenía mis dudas sobre la conveniencia del fichaje de Wood, pero entre que rara vez vemos su rostro y que la inexpresividad facial encaja bastante bien en según qué tipo de psicópata, mis quejas son inexistentes en este punto. Lo mismo me sucede con Nora Arnezeder, oscuro objeto de deseo del protagonista y quizá su última salida de la perturbadora oscuridad en la que está sumido, aunque no termine de encajarme la forma en la que su personaje es descrito por parte del guión de Alexandre Aja y Grégory Levasseur.
El resto de interacciones humanas no tienen especial trascendencia emocional y a punto de estar de acabar resultando repetitivas -es el eterno problema con cualquier psicópata, porque puedes acabar cansando si te excedes demasiado en este punto sin que eso añada nada de relieve a la personalidad del criminal-, pero eso es algo que 'Maniac' sí consigue esquivar con acierto pese a la meramente anodina corrección del resto del reparto.
En definitiva, 'Maniac' es una película contundente y fiel en todo momento a lo que quiere ser, pero también es un relato algo forzado en el apartado formal y algo desigual en sus intentos de ser una obra perturbadora que sólo gustará a cierto sector del público. Con todo, le da de sobra para ser más interesante que la excesivamente glorificada cinta que remakea.
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