Benoît Delépine y Gustave de Kervern me sorprendieron mucho y muy gratamente el año pasado con ‘Louise-Michel’ (2008), una película que, como ya indiqué, me pareció de lo más original y catártica. Por ese motivo, no he dudado en ir a ver su siguiente trabajo, ‘Mammuth’ (2010), que se ha estrenado esta semana en nuestro país, y que en este caso podría tener un tirón de taquilla algo mayor, al contar con Gérard Depardieu, Yolande Moreau, Benoît Poelvoorde y la colaboración esporádica de Isabelle Adjani.
Mammuth es el modelo de moto que conduce Serge, el protagonista, pero también es un apodo sumamente adecuado para él, dada su envergadura corporal y su escasa gracilidad. Este hombre, que acaba de ser retirado en una empresa cárnica, debe recopilar los certificados de empleo de todas sus ocupaciones previas para cobrar la jubilación. Esto le embarcará en un viaje por carretera en el que revisitará sus variopintos y pintorescos antiguos lugares de trabajo y se irá reencontrando con los habitantes de su pasado, incluso con una a la que hace años que perdió irremediablemente.
En estos tiempos de la Alta Definición, en los que numerosas películas se graban directamente en digital, sorprende toparse con una fotografía que da predominancia al grano, sobre todo en los recuerdos, acerca de los que no queda ninguna duda de que están rodados en 16 mm. Esta estética, a la que podríamos llamar, “sucia” o feísta, se adecua mucho a la historia contada y a los personajes retratados, pero al mismo tiempo, nos da esa idea de tiempo pasado que se adereza con una elección de las localizaciones y un diseño de producción que ofrecen al conjunto un aire atemporal.
Si bien lo que más me gustó de ‘Louise-Michel’ fue su rareza, aquí ese mismo ingrediente me ha resultado excesivo –o quizá ha perdido la capacidad de sorprenderme, pues esas cosas tal vez solo funcionen en la primera ocasión–. Encontré aquella película auténticamente rara: la calificaría sin problema de “fricada” y me dio la impresión de no haber podido ser normal aunque lo hubiese intentado. Mientras que ésta más bien aparenta buscar la diferencia con toda intención y propósito. La inclusión de seres estrafalarios y esperpénticos, como Miss Ming –en la fotografía precedente–, y de situaciones rocambolescas en este caso se me antoja más artificial y pretendida, aunque todo esto puede no ser más que una impresión.
Estructurada como una road movie, ‘Mammuth’ no puede sino constituirse de episodios medianamente autónomos, que se van sumando en una definición del protagonista realizada a través de todos aquellos que lo rodearon y lo rodean ahora. Esta forma de retratar al personaje es efectiva y singular. Serge acaba resultando entrañable y cercano y, si bien no se parece probablemente a ninguno de nosotros, terminamos entendiéndolo mucho más de lo que cabría pronosticar.
En paralelo, la esposa lo espera en casa, tratando de tramitar los papeles, y con la mujer se quedan los momentos más graciosos de la película, ignoro si a causa de que la comicidad de la actriz belga Yolande Moreau – a quien vimos en la propia ‘Louise-Michel’ y recientemente en ‘Micmacs’ y que aparece en la siguiente imagen– supera la de Depardieu o si simplemente porque el guion le ha reservado los chistes a este personaje, que podría ser lo mejor de la película y desafortunadamente cuenta con escasas apariciones.
Hablaba de la catarsis con la anterior película y aquí también está presente la sensación liberadora que, sin ningún escondrijo, se simboliza con el vehículo de dos ruedas que representa la juventud y la independencia. Pero esa misma moto esconde otros significados, más aciagos, que el protagonista aún tendrá que desdeñar. La liberación, finalmente, se hará de las ataduras invisibles y no de las físicas. La crítica social o laboral que en el anterior trabajo de Delépine y de Kervern suponía el eje central, aquí se remarca menos y se limita a denunciar la desidia de casi todos los empleadores a la hora de dar de alta a sus trabajadores y las consecuencias que para éstos acarrean esas ganas de evadir a Hacienda de los empresarios.
El drama y la comedia se dan la mano en ‘Mammuth’ para acercarnos con gran sensibilidad a personajes tan peculiares como familiares, que cautivarán sin duda, tanto por la causa que persiguen como por sus inconfesables luchas individuales. Más perfecta y redonda que la anterior, por ese mismo motivo me sorprende y fascina algo menos.
Otra crítica en Blogdecine | Divertidísima ‘Mammuth’, por Adrián Massanet.
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