El pasado 2018, Aneesh Chaganty nos sirvió en bandeja de plata uno de los debuts más lúcidos y estimulantes de los últimos años bajo el título de 'Searching'; un enervante —en el buen sentido— relato de suspense de esencia clasicista que llevó los cánones del género al terreno digital, proyectando las enseñanzas hitchcockianas sobre una pantalla de ordenador.
Dos años después, el norteamericano ha vuelto a aliarse con su guionista de cabecera Sev Ohanian para poner a prueba nuestra capacidad cardiaca abandonando la narrativa 2.0 y trasladando la acción de su nuevo largometraje a un mundo más real y tangible. El cambio de aires, como cabía esperar tras su ópera prima, ha resultado igualmente satisfactorio.
Con 'Mamá te quiere' —'Run' en su mucho más acertado título original—, Chaganty abraza el recurso de la figura materna como ente maligno para condensar en poco menos de 90 minutos un thriller retorcidamente divertido con el síndrome de Munchausen como telón de fondo que, compartiendo código genético con ellas, juega en una liga muy superior a varias de las producciones recientes de la todopoderosa factoría Blumhouse.
Madre no hay más que una, y a ti te encontré en la calle
Si tuviese que condensar mi opinión sobe 'Mamá te quiere' en una única frase, podría concluir que, dentro de sus obvias limitaciones, es una de las experiencias más placenteras en cómputo global que me ha dejado este descafeinado curso cinematográfico 2020; y buena parte de culpa la tiene su apuesta tonal, rebosante de una mala baba que no puedo menos que celebrar.
Partiendo de una premisa, a priori, poco proclive a mostrar un mínimo ápice de sentido del humor, que enfrenta a una joven discapacitada con un depredador aparentemente implacable —hermanándose, salvando las distancias, con la espectacular 'Hush' de Mike Flanagan—, la película esquiva cualquier tentación melodramática para volcarse plenamente en su principal cometido: ofrecer un entretenimiento directo, absorbente y sobradamente efectivo.
Para ello, el realizador y guionista adoptan como arma secreta una autoconsciencia envidiable que les permite empapar el metraje con unas dosis de comedia negrísima medidas con precisión y que, por norma general, están vinculadas a la incesante escalada de obstáculos que va complicando la vida a la sufridora protagonista escena tras escena.
El libreto de la cinta, escrito a cuatro manos entre Chaganty y Ohaninan, es digno de estudio si nos ceñimos casi exclusivamente a su modélico uso de la causalidad, convirtiendo cada giro dramático en una nueva pieza dentro de lo que podría ser una maquiavélica máquina de efectos encadenados. No obstante, estos cimientos de 'Mamá te quiere' es ven debilitados por los dos grandes palos en la rueda de la producción.
Estos no son otros que su falta de sutileza a la hora de plantear el conflicto y sus débiles subtextos —algo que, por otra parte, permite enfocarse plenamente en la vis lúcida del proyecto—, y la incursión en el terreno de los clichés del subgénero con casos particulares como el descubrimiento de revelaciones almacenadas convenientemente en ficheros y cajas de documentos al servicio del personaje principal.
Pero esto no es impedimento para que 'Mamá te quiere' sea un ejercicio escapista de lo más recomendable, elevado por una factura técnica notable, las igualmente elogiables interpretaciones de Sarah Paulson y Kiera Allen, y un montaje afilado como una cuchilla que te fuerza a estar sentado al borde de tu asiento con los puños apretados durante la hora y media más disfrutable —con cierto sadismo, todo sea dicho— que podamos llevarnos a la boca.
Ver 5 comentarios