El gran éxito conseguido por Hideo Nakata con ‘The Ring’ fue el pistoletazo de salida de una etapa en la que el mundo occidental mostró un enorme interés hacia las cintas de terror asiáticas. Uno de los títulos que logró una popularidad similar fue ‘La maldición’, tanto es así que ambas contaron con sus respectivos remakes en Hollywood que gozaron de una buena acogida por parte del público.
En el caso de ‘The Ring’ ya se intento relanzar la franquicia con la lamentable ‘Rings’ hace un par de años y ahora es el turno de la saga creada por Takashi Shimizu. Sobre el papel parecía condenada a ser un sacacuartos que terminase de enterrar cualquier buen recuerdo que tuviésemos del universo de ‘La maldición’, pero en realidad se trata de una solvente actualización apoyada en una efectiva atmósfera y su acertado reparto.
Terrores cruzados
Una de las señas de identidad de la franquicia siempre ha sido la utilización de una narrativa no lineal, siguiendo las historias de diferentes personajes que podrían parecer desconectada en primera instancia, aunque no vayamos tardando en descubrir que no es así. Algo esencial en estos casos es conseguir una verdadera sensación de unidad, tanto en lo formal como en el contenido, para que no parezcan diferentes variantes de la misma premisa juntadas con mayor o menor fortuna.
En esta nueva ‘La maldición’ se empieza potenciando una atmósfera enrarecida que sirve de aliciente tanto para aquellos escépticos que creían que la franquicia ya no daba más de sí como para aquellos que simplemente busquen una propuesta de terror estimulante. Para ello no se prescinden de detalles siniestros como algo continuado en lugar de ser un golpe de efecto puntual, lo cual redunda en que visualmente transmita que algo raro sucede en lugar de limitarse a plantearlo desde el guion.
Ahí se nota el esmero con el que Nicolas Pesce aborda un material ya manido para darle un mayor empaque formal. Algo de sangre hay obviamente, pero lo que se busca en ‘La maldición’ es transmitir un clima de intranquilidad constante, algo que refuerce el progresivo deterioro de la historia de sus protagonistas. Para lograrlo se permite mostrar cosas incómodas pero sin darles una mayor importancia de la que requieren para el devenir de los hechos. Lo importante es esa capa de agobio vaya creciendo de forma paulatina y ahí no hay muchos peros que ponerle.
El toque justo de lo siniestro
El propio Pesce rehízo casi por completo el guion, optando por dar el fondo necesario a los personajes pero sin renunciar a los lugares comunes que la hagan reconocible. Obviamente, no se trata de un equilibrio memorable, porque algunas de las historias funcionan mejor que otras y además el montaje no resulta todo lo fluido que uno podría desear. Sí que nos enteramos bien de cuándo se salta de una otra, pero es en la necesidad de complementarse entre sí en lugar de repetir las mismas ideas lo que limita el techo de ‘La maldición’.
Por suerte, Pesce cuenta con un reparto repleto de rostros que sonarán al público pero en el que parece haber pesado más lo que iban a aportar a la película que poblar la película de caras conocidas. Es cierto que el desarrollo de los personajes sigue las líneas maestras que uno podría esperar de una película como la que nos ocupa, pero ahí está el otro gran acierto de la película: sus personajes resultan creíbles gracias a un reparto implicado que no está ahí para cobrar el cheque y pasar lo más rápido posible a otros proyectos más estimulantes a priori.
Andrea Riseborough es la que cuenta con una presencia más dominante como una agente de policía investigando un caso muy extraño que acaba afectándola de forma personal. Ya sabemos que su vida se va a venir abajo por la maldición del título, pero la entereza con la que se plantea y lo bien reflejado que está por la actriz ayuda a que ese lado turbador que busca Pesce nunca de diluya. Podría haberse potenciado bastante más -no esperéis algo perturbador que realmente perdure en vuestra memoria- pero bastante hace dentro de los límites que impone la saga.
En resumidas cuentas
‘La maldición’ es una de esas películas que en no pocos casos habrían sido un desastre, pero Pesce ha abordado con respeto el material que tenía a su alcance para ofrecernos una eficiente película de terror que se apoya en una atmósfera enrarecida con la suficiente personalidad como para que no dejar con la sensación de ser una repetición de lo ya visto con anterioridad por mucho que en lo argumental podamos decir que si lo es.
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