‘Mal ejemplo’ (‘Role Models’) es una comedia protagonizada por Paul Rudd y Christopher Mintz-Plasse (McLovin en ‘Supersalidos’) sobre un par de treintañeros con síndrome de Peter Pan que tienen que apuntarse a un programa de acompañar a menores para evitar unos días en prisión. En un principio, da la impresión de que ninguno de los dos podrá aportar nada a los niños que les sean asignados, pero pronto se comprobará que su mentalidad adolescente les permite acercarse mucho más que los anteriores tutores.
David Wain dirige un guión escrito por varias manos, entre ellas las del protagonista, Paul Rudd. El reparto se completa con Jane Lynch, como la directora del programa “Alas poderosas” y con Seann William Scott, como el otro condenado a pasar unas horas con un menor. El estreno de este film se producirá mañana, viernes, 30 de enero.
Lo que queda claro ya desde el momento en el que se resume el argumento es que esta película tiene una estructura y una trama absolutamente formularias. Si se quiere echar por tierra y decir que es un film de poca calidad, es muy fácil aferrarse a esto y sacarlo como defecto principal con el que cargarse todos los posibles valores de ‘Mal ejemplo’. Sin embargo, si aceptamos que esta estructura tan clásica no es nada más que una base, comprobamos que todo lo que hay encima sí tiene validez. La masa es la de siempre, pero los ingredientes de la pizza son de lo más suculento.
Por primera vez, Paul Rudd hace un papel en el que no es un calzonazos o un cero a la izquierda. Parece que hay que meter mano en el guión para lograr ese tipo de privilegio. Demuestra que tiene mucha capacidad interpretativa y que puede salirse de ese encasillamiento en el que se encontraba hasta ahora. Seann William Scott es y será un secundario, pero, como tal, supone el complemento perfecto para el protagonista, ya que ofrece un punto más gamberro y picante que ayuda a que haya mucho más humor. Christopher Mintz-Plasse está grandioso como friqui miembro de un club en el que se practica la lucha medieval. El chaval es capaz de despertar una gran empatía. Bobb’e J. Thompson, el niño pequeñito, por su diseño de personaje podría parecer que va a ser el elemento molesto y odioso de la película, pero extrañamente consigue hacer reír a pesar de su corta edad y de su tópico retrato como infante macarra sabelotodo. Jane Lynch también tiene un papel desternillante. Es una actriz que casi siempre aparece en series televisivas, pero que puede aportar mucho a un film.
El personaje de Rudd sufre una evolución muy interesante porque, en lugar de que su manera de instruirse sobre la vida sea la que nos vienen imponiendo últimamente en casi todas las comedias –hay que resignarse a casarse y desarrollar un deseo de tener hijos—, lo que él aprende es a disfrutar de las cosas y a no ser una persona amargada y que se queja constantemente de todo, es decir: un coñazo de tío. Realmente no es una maduración lo que le pide la película, es casi lo contrario. Y eso, aunque sólo sea para variar, resulta simpático de ver.
El personaje de Mintz-Plasse es un freak total, pero la película no se ríe de él, sino que se pone de su lado. No le hace salir de su mundo y lo transforma en lo que no es, ni siquiera provoca que deje de usar la capa que tanto rechazo social provoca. Lo bueno de ‘Mal ejemplo’ es que integra a las personas como lo que son.
Gracias a que la película no tiene las intenciones aleccionadoras de otras, lo que también logra es que la comicidad se mantenga hasta el final. Es muy habitual ver comedias que pierden el humor hacia la mitad porque a partir de ahí tiene que entrar la enseñanza. Este cambio de tono es un defecto de guión en el que deberían tratar de no caer. ‘Mal ejemplo’ es graciosa hasta el final y solamente tiene unos segundos donde baja la intensidad, pero son poquísimos. La resolución da alegría de vivir y ganas de hacer cosas divertidas.
‘Mal ejemplo’ no es tan cómica como ‘Supersalidos’ porque es muy difícil alcanzar tal nivel, pero tiene grandes momentos humorísticos. Por otro lado, el que el foco esté en personas ya mayorcitas en lugar de en adolescentes también conlleva que el descerebre sea mucho menor. Pero, a pesar de todo eso, creo que cualquiera a quien le haya gustado la de Greg Mottola, podría quedar contento con ésta.
Mi puntuación: