Una joven estudiante de periodismo (María Valverde) visita a un admirado escritor de columnas (José Sacristán) para verlo de nuevo. Éste le propone terminar su encuentro en el apartamento de un amigo pintor, donde ambos comenzarán un juego de seducción que se verá interrumpido abruptamente cuando ambos queden encerrados en el lavabo sin poder salir.
La sexta película de David Trueba es también la mejor de todas cuantas ha rodado, y la que no solamente saca mejor partido a sus excesos y defectos, sino que además los acoraza, los convierte en virtudes, manteniendo un diálogo fascinante con toda su obra - literaria y periodística - y convirtiéndose en una de las películas españolas recientes más extrañas, recomendables e íntimas jamás rodadas.
Juzgo imprescindible el documental 'La silla de Fernando' (id, 2006), la película anterior de su director, tras ver esta por varias razones. No solamente porque Sacristán tome y cite alguna de sus ocurrencias, propias del que fue una de las fuerzas creativas más versátiles del cine y el teatro españoles, sino porque también demuestra que Trueba quiere dialogar con una generación que le precede y a la que en muchos aspectos.
Entiendo perfectamente, en ese aspecto, la crítica negativa que hizo mi compañero Mikel. El juego de caracterizaciones de Trueba se basa en ver quien toma la palabra, y hay un alarde literario en la caracterización, algo que por vez primera su director consigue con total verosimilitud, seguramente porque ambos personajes sean también muy conscientes de sus mentiras y porque el guión sepa justificar su actitud y hasta sus alardes.
Yo, en cambio, juzgo esta película como un fascinante diálogo con el pasado. Un inmenso, torrencial y generoso José Sacristán se demuestra uno de nuestros más gráciles interpretes, recitando cada línea con distintos matices, yendo de un escritor seguro de si mismo a un frágil y espectral hombre consciente de sus logros. Su manera de moverse por la pantalla es colosal; su manera de hacer de su personaje un ser humano es un auténtico prodigio.
El personaje de Sacristán es, como el propio título, evocador de un tiempo que se ha marchado. Es obvio que a simple vista es un trasunto de aquel gran escritor de columnas al que muchos llamaron escritor sin género, pero que si lo tuvo, precisamente, el género de los periódicos. Me refiero, claro está, a Francisco Umbral quien, como este Miguel Batalla, también escribía en un seudónimo y consciente de las peligrosas mieles de su éxito.
Pero Batalla es también todos los otros hombres y maestros que han existido, y esta es una conjetura, en la vida de Trueba, por eso hay citas de Fernando Fernán Gómez y Rafael Azcona entre las cosas que suelta, de modo altisonante y sabidamente brillante, el protagonista, también de su filosofía.
Maria Valverde, una actriz de probada solvencia, demuestra madurez y tiene un rol bastante distinto a los trabajos en vehículos juveniles. Aquí tiene el de una post-adolescente, en apariencia dispuesta, lolitesca, empática y hasta exageradamente generosa, pero que oculta un lado más interesante de lo que parece. Porque la definición sencilla de los caracteres (Cinismo contra juventud) no es tal, en realidad.
Lo que hay contrapuesto es anhelo y rabia. El anhelo de ser joven y la rabia de no ser tomado en serio. Dialogan, y cuando Valverde nos descubre hasta qué punto es ella quien ha decidido prácticamente todo y es ella quien, en realidad, es la que hace el esfuerzo - el de aguantar los iniciales discursos del viejo, además de ofrecerle deseo, unas manos, una contrapartida - y solamente al final entendemos su posición.
A los acordes de su canción, se marcha. Trueba deja miles de audacias estilísticas - esta es su película mejor dirigida - para el recuerdo, pero la invención de una película, bajo la mirada fija de una pared con el marco vacío de un cuadro adornándola me parece de un lirismo inaudito para el cineasta.

Que ella se marche sin mirarlo es también una bienvenida trayectoria política para la película, cuyo año, 1987, propone también un fin "de otros tiempos".: el fin de las noticias, dice el maestro a la visita de su ninfa, pero no es eso, es el fin de un mundo en el que había sistemas de ideas organizados en torno a dos opciones y el comienzo de un tiempo sombrío, consumista, sin demasiadas expectativas de cambios brutales pero con bienestar, con rutinas burocráticas, cada vez más incomprensible. Ella se marcha sin mirarlo, porque en su retazo de rabia hay algo de comprensión, pero de esa comprensión no extrae un puente sino la certeza de que solamente debe ir hacia cualquier otro lugar, lejos del viejo, de su prosa, de su deseo.
Es, ya lo he dicho, la mejor película de su director. También una historia de descubrimiento, pero no de lo que el espectador o espectadora supone. Este es otro de sus formidables hallazgos. Hay que verla.
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8 comentarios
filmman
Es ingeniosa porque con un presupuesto ajustado se realizó una película.
No está mal interpretada y el esfuerzo en ello se apreció, pero los diálogos de Maria Valverde enseñando las tetillas quedaron falsos y los de José Sacristán artificiales.
Se basa en actor y diálogo en tratamiento del yo como se hacía antes en bastantes cines europeos, pero como la historia de ambos, que parece que los sacaran de un teatro y los metieran en un plató, no tienen interés, la película es un aburrimiento. Y bastante forzado.
Me parece que deber ser complicado encontrar gente que les interese los rollos vitales de esos dos encerrados en la cocina, o no, perdón, en el baño, que ahí enseñar el culo se justifica.
Que los productores hagan lo que les de la gana con su dinero que para eso es suyo, pero los coñazos existenciales y los repartos completamente españoles, ni consolidan un género ni se distribuyen en el exterior, se amortizan y nada más, y así no de desarrolla la industria.
trilobites
A mí me pareció bastante fallida. Hay reflexiones interesantes entre toda la verborrea que suelta Sacristán, pero la mayor parte son obviedades de intelectualillo bien recitadas. Valverde flojica, flojica, su personaje roza el ridículo. Y luego se quejarán de lo que se dice del cine español, pero la forma de quedarse en tetas en esta película parece casi autoparódica.
En lo visual más cutre no podría ser, deja caer todo el peso en los diálogos y luego pasa lo que pasa, precisamente la escena que comentas cuando se inventa una película queda mal porque no consigue crear una imagen, yo solo veo una cámara moviéndose torpemente en el marco de un espejo.
Si se trataba de reflexionar sobre el pasado, me habría gustado algo más incisivo y no el enésimo y aburrido contraste de madurez y juventud, la nueva demostración de la gran importancia que se dan a sí mismos los articulistas y opinólogos o los lloros porque se ha perdido la forma de hacer periodismo de antes.
Nada me gustaría más que alguno de estos supuestos intelectuales como Trueba fuesen más autocríticos y mirasen al pasado para más cosas que para suspirar con melancolía, su autocomplacencia ha sido muy dañina para ese país que tanto les preocupa.
j.l.l.deznan
Tiembla Caviaro, que te ha salido competidor con las fotos.
yussufjones
"...sino porque también demuestra que Trueba quiere dialogar con una generación que le precede y a la que en muchos aspectos."
¿¿Y a la que en muchos aspectos que?? Aqui falta un caho frase... menudo coitus interruptus.
La foto BIEN, aunque no se le ve el pezon.
bartletrules
Para gustos colores, porque a mí esta película me recordó a los peores tiempos del cine español reciente y sus tópicos.
Vaya por delante que Maria Valverde no es mala actriz, aunque no me hace mucho tilín personalmente, y que a Sacristán le tengo por uno de los mejores de su generación, y muy poco reconocido públicamente.
Pero en general, la película es lenta, aburrida, forzada en su planteamiento (si la misma premisa se aplicase en una película de Hollywood, habría que ver las voces poniéndola a parir). El mismo diálogo que establecen los protagonistas podrían tenerlo en la sala de estar, y la carga erótica sería tanto mayor jugando con las insinuaciones (por ejemplo, Valverde minifaldera enseñando muslo desde el sofá de enfrente). Pero claro, el caramelo de enseñar el cuerpo de Valverde no se aprovecharía tanto...
Quizá sea cierto que plantea un contraste generacional con mucha enjundia, pero lo cierto es que eso mismo se puede hacer contando una historia entretenida por en medio. Y personalmente, a mí este film me pareció un tostón de cabo a rabo.
antonioarenillas
Propuesta interesante, película fallida. Para que una película se base única y exclusivamente en su guion, éste debe tener diálogos bien hilvanados, sobre todo si tenemos en cuenta la película transcurre en un 90% en un único escenario (el baño). Y a pesar de algunas reflexiones y citas interesantes, el interés por el diálogo entre los dos protagonistas decae por momentos.
No dudo que ver a María Valverde semidesnuda durante gran parte del metraje tiene atractivo, pero yo buscaba algo más en la película.
ONE
Tópicos, tópicos, tópicos, mala dicción, palabrotas, teta, deshacer un poco el tópico, volver al tópico, cine español.