Cada año hay decenas de películas españolas que jamás llegan a estrenarse en salas comerciales de nuestro país por un motivo u otro.
Algunas por ser amateurs y carecer de recursos para ello y otras porque tardan varios años en estrenarse de tapadillo – si es que llegan a conseguirlo y no van directas al mercado doméstico-, normalmente por no contar con nadie especialmente popular. El caso de ‘Madrid, 1987‘ (David Trueba, 2011) se sale un poco de la norma al contar con la presencia de María Valverde, vista, entre otras, en la exitosa ‘3 metros sobre el cielo‘ (Fernando González Molina, 2010), siendo también el primer papel en el cine José Sacristán en casi una década. Además, su director y guionista es David Trueba, alguien alejado de los granes focos pero que no había tenido problema alguno hasta la fecha para lanzar títulos como ‘Bienvenido a casa‘ (2006) o la estimable ‘Soldados de Salamina‘ (2003). ¿Qué es entonces lo que ha pasado para que ‘Madrid, 1987’ sea una gran desconocida de nuestro cine?

El primer problema hay que buscarlo en el propio origen del proyecto, ya que David Trueba tenía tantas ganas de hacer la película que decidió hacerla contra viento y marea. Con un presupuesto muy reducido, rehuyendo el sistema de subvenciones y sin la garantía de tener una distribución posterior – algo que se notó mucho cuando luego se estrenó con tan sólo 9 copias para toda España y recaudando finalmente menos de 50.000 euros-, Trueba quería rendir cuentas con su yo adolescente, ya que él en 1987 era estudiante de periodismo, misma situación en la que se encuentra el personaje de María Valverde en ‘Madrid, 1987’, por lo que podría decirse que era una forma de rendir cuentas consigo mismo y con la España de aquel entonces. El problema es que para hacerlo ha acabado incumpliendo su primer objetivo: No aburrir al espectador.
Lo cierto es que uno podría limitarse a ver en ‘Madrid, 1987’ la historia de un hombre de edad avanzado que quiere echar un polvo – aquí no procede lo de hacer el amor- con una joven que es fan de su trabajo, pero que no comparte los deseos sexuales de él. La propia película recalca varias veces a través de líneas de diálogo del personaje de José Sacristán que ese fue el único objetivo de su encuentro con ella, no teniendo problemas en reconocer abiertamente en cierto momento que todos sus esfuerzos hasta entonces iban encaminados en esa dirección, por lo que esta lectura sería perfectamente válida hasta cierto punto. Sin embargo, por mucho que Sacristán y Valverde estén desnudos la mayor parte del tiempo, algo que se destaca mucho más en el caso de ella, y que sea una forma bastante perversa – y hasta divertida- de ver ‘Madrid, 1987’, son muchas las señales que apuntan en una dirección opuesta que la de ver aquí una especie de versión intelectual – con recriminciones verbales en lugar de físicas- de ‘Cincuenta sombras de Grey‘.

La desnudez es el auténtico motor de ‘Madrid, 1987’, tanto en intenciones como en la forma de expresarlo, por no mencionar el hecho de que varios incautos acaben viéndola por el hecho de que María Valverde salga en paños menores durante muchos minutos. A nivel formal, Trueba no tiene problemas en dejarse llevar por la teatralidad de la situación – sólo hay dos escenarios de importancia y uno apenas se utiliza durante unos 10 minutos-, pero evitando en todo momento que esa sensación sea excesiva al mismo tiempo que opta por pasar desapercibido en la puesta en escena, evitando también la utilización de las más populares técnicas de maquillaje cinematográfico – la música, retoques de la imagen a través de efectos visuales o la fotografía, etc.-. Trueba quiere que la emoción física y emocional de sus dos protagonistas a flor de piel sea suficiente para enganchar al espectador, pero bien podría decirse que él es el principal problema de que esa aparente libertad total que concede a Valverde y Sacristán no funcione tan bien como debería haberlo hecho.
Esta transparencia falla estrepitosamente a nivel emocional por el trabajo de Trueba en el guión, especialmente en los diálogos, ya que son muchas las ocasiones en la que la constante charla entre Valverde y Sacristán suena artificiosa, embellecida en exceso para marcar ya sea el contraste entre ellos – cínico y algo cansado de la vida él y ella en la flor de su existencia y con esperanzas en lo que está por llegar-, la realidad de la época – superada ya, o al menos eso se dice, la transición a la realidad democrática y comenzando ya la desintegración económica y moral de España- o sus formas de encarar el periodismo – aunque tal vez sería mejor extenderlo a la cultura como ente general- . No faltan ciertos momentos de lucidez, y el buen trabajo de Valverde – es obvio que sus desnudos son un buen reclamo comercial, pero su presencia no se limita a eso- y, sobre todo, Sacristán – uno de los mejores actores españoles vivos- hasta consigue insuflar cierta naturalidad a algunas de sus impostadas líneas de diálogo, pero, por desgracia, no es lo dominante.

En definitiva, ‘Madrid, 1987’ es una película fallida que no cae abiertamente en la mediocridad – o algo peor- por las buenas actuaciones de José Sacristán y María Valverde, pero no lo suficientemente memorables como para que los fallos de David Trueba en el guión pasen desapercibidos. Además, llega a hacerse pesada en varios momentos, por lo que me cuesta mucho recomendar su visionado para cualquier amante del buen cine. Es un experimento – muy de agradecer en estos tiempos que corren en los que abundan las apuestas por lo comercial por encima de lo artístico- y como tal hay que valorarlo, pero para mi gusto es uno que no ha salido demasiado bien.
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503960
Como siempre, otra paja mental salida de la onanista mente de David Trueba: "¿A que molaría contar algo basado en vida y sacar a José Sacristán y María Valverde desnudos durante toda película? ¿Argumento? ¿Y eso qué es?". Macho, ¿de verdad esperas que el público pague por dos horas viendo como te autopsicoanalizas? No, en serio, ¿de verdad te lo crees? El problema de Trueba es que se cree Woody Allen cuando no le llega ni a la suela de los zapatos, y así le va. Al menos este bodrio no lo ha rodado con el dinero de mis impuestos, pero que se queje de que nadie lo ha visto... Joder, tiene delito.
rant
Como siempre todo es cuestión de gustos... a mi no me pareció para nada aburrida, los diálogos están muy muy bien, suenen más o menos creíbles dependiendo el tramo de la película y tener a María Valverde en pelotas casi toda la película, por que negarlo, es un punto a favor.
No es de aquellas películas que se te queda en la memoria pero por poco que uno se interese por el país dónde vive resulta muy interesante y sobretodo teniendo en cuenta el momento en que vivimos.
Luke Skywalker
O simplemente porque la inmensa mayoría de ellas son un truñazo de aúpa. Cuando se dignen a hacer películas decentes como la mayoría de las extranjeras el público responderá. Es lo que se llama la ley de la oferta y la demanda, que parece que aún no captan por aquí.
"La desnudez es el auténtico motor de ‘Madrid, 1987’, tanto en intenciones como en la forma de expresarlo, por no mencionar el hecho de que varios incautos acaben viéndola por el hecho de que María Valverde salga en paños menores durante muchos minutos."
Mejor dicho, la desnudez (y el pseudo-porno) es el auténtico motor de casi todas las películas españolas y desde luego eso es el único atractivo por el que la verían algunos. A mi también me gusta ver tías en bolas pero para eso recurro a sitios especializados en lugar de tragarme un bodrio.
jbcoleto
Pues a mi me gustó bastante, creo que está muy bien la puesta en escena teniendo en cuenta lo limitado del espacio. Además los diálogos tienen frases geniales. También en Casablanca los diálogos son super falsos pero encajan perfectamente.
oldfield27
Vamos a ver, la realidad es que el cine español se ha ganado a pulso su mala fama porque sobre los años 80 y parte de los 90 se hacian películas que parece que sólo le interesaba el director que lo hacía. Todas se desarrollaban entre el drama y la comedia romantica a tres bandas. La verdad es que ha habido demasiado desnudos en el cine español y el espectador tenía la sensación de que los films españoles ponian mucho énfasis en el sexo y los cuerpos desnudos. Eso no tendria importancia si por lo menos hubiera habido una variedad de generos cosa que a día de hoy todavia se resiste la industria aunque un poco menos, por ejemplo; practicamente el cine español apenas ha tocado el género de la aventura o el de acción. Supongo que si no existiera tantas subvenciones o la politica de esas subvenciones y existiera más empresas productoras otro gallo cantaria. El cine es arte pero también entretenimiento y eso en las decadas nombradas anteriormente parece que les costaba comprenderlos sus creadores.
diego-rbb-93
Pero vayamos a lo que importa, hay "tema" al final o no?
Jajajaja. xd
Njorh
Foto de pezón de María Valverde. ¿Qué más puede ofrecer esta peli? Lo único apetecible ya nos lo ha dado Mikel.
travis_b
Película insufrible, imposible creerse una sola de las palabras que recita Sacristán. Y además es un sopor. Se soporta porque la Valverde se pasea toda la peli en bolas.
kabe
El inicio es bueno, y es ahí cuando uno cree que no se va a aburrir y que va a ver algo valiente y diferente... Bueno, quizá sea ambas cosas, vale, pero el problema es que al hacerse larga, tanta conversación termina aburriendo.