La nueva película de Darren Aronofsky está recibiendo tantos palos y su fracaso se está publicitando de tal manera (último giro: Paramount intenta polarizar las reacciones para que se hable de la película) que uno espera encontrar un perturbador vehículo de horror más o menos puro. Con suerte, algo mejor hilado que 'Cisne negro'. 'Madre!' juega en otra liga, aunque juguetea con las convenciones del cine de terror para entrar en cuestiones que en realidad entroncan más con 'Noé', la última película del director.
La historia parece sencilla, y lo fácil es conectarla con el terror doméstico (incluso con últimas encarnaciones, como la variante de las invasiones domésticas) y reflexiones sobre la maternidad y la feminidad que hizo populares Polanski. 'Madre!' tiene mucho del Polanski de 'La semilla del diablo' (lo que no está muy claro si es el mejor chiste de la película) o 'Repulsión', y en los escasos momentos de abierto desmadre cómico, a sus películas más sarcásticas, como 'Callejón sin salida'.
Pero en realidad, a Aronofsky le interesa contar otra cosa. Del mismo modo que vistió la historia de Noé con los ropajes de una especie de fantasía heroica tronada (más Asylum que Tolkienm todo hay que decirlo), aquí encontramos todas las convenciones de la casa encantada: pasadizos secretos, habitaciones prohibidas, manchas misteriosas, accidentes domésticos y toda la acción bien lejos del mundanal ruido.
De hecho, hay cierta atmósfera ensimismada e irreal en los primeros compases de la película, cuando la protagonista deambula sola por la casa buscando a su marido, y que recuerda a clásicos del subgénero de raíz femenina, como las novelas de Shirley Jackson 'Siempre hemos vivido en el castillo' o 'La maldición de Hill House'. Sin embargo, aunque la película funciona como películas de lugares encantados con ramalazos de histeria polanskiana, es imposible entenderla así en su integridad.
Dios tiene un plan
'Madre!' sigue en todo momento los pasos de una joven (Jennifer Lawrence) cuyo marido es un poeta que pasa por una severa crisis creativa (Javier Bardem). Ella está dándole forma a una casa y ha renunciado a nada que no sea cuidar de él, pero pronto la aparente (y tensa) tranquilidad se verá interrumpida por un visitante muy especial (Ed Harris), a quien pronto se unirán mujer (Michelle Pfeiffer) e hijos.
El componente alegórico de la historia es descarado ya en sus primeros compases: desde las primeras imágenes de la película a las interpretaciones de todos los personajes, rebosantes de frases simbólicas y llenas de sobreentendidos, pasando por la gran cantidad de elementos (pasillos, puertas, entradas, joyas, palabras escritas, fotos) que rebosan significado. Es decir, el espectador tiene claro en todo momento que está viendo algo más que una historia de fantasmas.
Desentrañar los significantes es un algo más difícil, pero no demasiado. Aronofsky (y si quieres llegar absolutamente virgen a la película mejor que dejes de leer en este momento) está contando su propia versión del Antiguo y el Nuevo Testamento a través de una idea: la conflictiva y contradictoria relación de Dios con sus criaturas. A partir de ahí es sencillo ver desde los cultos paganos a Adán y Eva, desde el nacimiento del Hijo de Dios a su trágico final.
La cuestión es que la idea es resultona, y mucho más cuando Aronofsky lo enhebra a partir de puertas que se cierran, bombillas que explotan, ruidos en la noche y, sí, sustos de montaje y sonido. Pero la película -como le pasaba a 'Cisne negro', tremendamente ramplona en sus jugueteos visuales acerca de la idea del Doble- es mucho menos sutil de lo que le gustaría a su responsable.
Esos Caín y Abel de andar por casa, la grandguignolesca traca final o la estructura circular no funcionan tan bien como en el papel y, sobre todo, hay una repetición de estructuras con distintos personajes que, si se tienen las herramientas para descifrarlas, pueden ser simpáticas por lo que tienen de extravagantes. Si no, no tienen ningún sentido y el conjunto puede llegar a agotar pese a sus estridencias.
Y aún así, 'Madre!' puede ser fácilmente la película más disfrutable de Aronofsky desde una perspectiva estrictamente descerebrada. Primero por el citado abrazo a las reglas del género, con ocasionales coqueteos con el gore metafísico y unos estallidos de violencia ante los que Gaspar Noé asintiría enérgicamente.
Por otra parte, las metáforas son tan tronadas (¡la Biblia contada desde la perspectiva de un bloqueo creativo!) que hay algo de deliciosamente ingenuo en todo ello. Y a todo ello se suma un acabado visual muy interesante, desde los escenarios y las medidísimas interpretaciones del cuarteto protagonista a la fotografía que imita distintas etapas de la historia de la pintura clásica (en efecto: como unas maracas).
Por desgracia, si reducimos la cuestión a una mera película de terror, el esqueleto es endeble y repetitivo: apenas un puñado de escenas de impacto hiladas por frases e interpretaciones enigmáticas. Y con un mensaje discutible en cuanto al papel de la mujer en... bueno, en la historia de la humanidad, que es de lo que va 'Madre!'. Si buscas psicotronía más o menos involuntaria, lo último de Aronofsky puede satisfacerte. Pero si buscas la película de terror polémica y coherente que te devuelva la fe en el género... ¿qué haces prestándole atención a un fanático religioso?
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 16 Comentarios