La muerte de Chadwick Boseman a finales de este pasado mes de agosto nos pilló a todos por sorpresa, incluido él mismo, quien esperaba recuperarse para volver a dar vida a Black Panther. Por desgracia, no fue el caso y tras su fallecimiento solamente quedaba por estrenar una película en la que hubiese participado. La cinta en cuestión es 'La madre del blues' y llega este viernes 18 de diciembre de forma exclusiva a Netflix.
Dirigida por George C. Wolfe, 'La madre del blues' es la adaptación cinematográfica de una obra de teatro de 1982 de August Wilson dentro de su serie explorando la experiencia afroamericana a lo largo del siglo XX. Aquí el eje es la grabación de un disco por parte de la cantante Ma Rainey y las tensiones que surgen tanto con los dueños del estudio de grabación como con un ambicioso trompetista. La película mantiene un aroma teatral y se apoya en el gran trabajo tanto de Boseman como de Viola Davis.
Dos potentes protagonistas
Es tan evidente que ha habido avances desde 1927 como que el racismo sigue teniendo una fuerte presencia en la sociedad norteamericana, sobre todo en algunas zonas de ese país. Por ello seguro que existe la tentación de extrapolar las ideas que plantea 'La madre del blues' a la sociedad actual, algo quizá un poco exagerado, al menos en todo lo que sucede fuera del estudio de grabación, ya que es entonces cuando la situación histórica del relato deja una huella más clara en lo que vemos en la película.
Dentro del mismo el conflicto se mantiene vinculado a lo racial, pero también en lo referente a la posición en el escalafón social, con Ma no dejando pasar ni la más mínima para recordar quién es la que manda allí, el trompetista Levee dejando claro que no está dispuesto a conformarse con las cartas que le ha dado la vida y los dueños del estudio maniobrando para conseguir lo que desean al menor coste posible.
El resto de personajes funcionan como complementos de los demás en diferentes aspectos y cumplen con holgura lo que 'La madre del blues' demanda de ellos, algo que hasta cierto punto también se aplica a los dueños del estudio. Lo realmente jugoso de 'La madre del blues' está en Boseman y Davis, quienes se adueñan de todo cuando la cámara se centra en ellos, casi saltando chispas cuando chocan entre sí.
Un contraste estimulante
Lamentablemente, la película los mantiene mucho más tiempo separados que juntos, lo cual da pie a escenas de reflexión muy potentes, en especial ese momento en el que Levee recuerda lo que le sucedió a su padre, un hecho que le dejó marcado para siempre. Para él conformarse con ser uno más no es una opción y tiene el talento para que le den una oportunidad, lo que no tiene es el color de piel adecuado para que nadie apueste realmente por él.
Siendo justos, el personaje con una evolución más marcada en la película es él pese a que todo gire en realidad alrededor de ella. En el caso de Ma, Davis tiene que ir oscilando entre la necesidad de hacerse respetar y cierto aire de diva que se sabe intocable, algo insólito en la época siendo lesbiana sin tapujos. Eso lleva a que tenga que una presencia imponente en todo momento y que desprenda una confianza absoluta en sí misma. La transformación física también ayuda lo suyo.
Esa confianza es también lo que tiene Levee por mucho que incluso sus compañeros músicos pocos menos que se rían de él y sus zapatos nuevos en más de una ocasión. Ahí surge una estimulante oposición entre unas promesas que quizá nunca se cumplan con Levee y otras que se están intentando romper a la mínima con Ma pero que uno siempre tiene claro que acabarán cumpliéndose.
Esto es algo que Wolfe sabe captar con bastante acierto pese a que es la energía que desprenden las actuaciones y no su tratamiento visual del guion lo que permite a 'La madre del blues' escapar del temido estatismo en el que podría haber caído muy fácilmente. Por su parte no puede decirse que aporte mucho para ver en esta película más que teatro filmado, algo evidente incluso en su potentísimo final. Ahí se percibe aún más que las actuaciones, cuanto más al desnudo estén, las que realmente destacan aquí.
En resumidas cuentas
'La madre del blues' seguramente se hubiese visto beneficiada de contar tras las cámaras con un director más atrevido en lo visual, pero la fuerza de la historia está ahí y tanto Boseman como Davis brillan con luz propia en una película a la que merece la pena darle una oportunidad.
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