Por mucho que Pixar nos diga que son inofensivos y solo cobran vida para seguirnos en el coche cuando nos mudamos y protegernos, es inevitable tener miedo de nuestros juguetes en cuando se apagan las luces. Desde 'El muñeco' de 'Historias para no dormir' hasta 'Puppet master', 'Dolls' o la más moderna 'Annabelle', los juguetes que abren los ojos para intentar matarnos forman parte del imaginario colectivo. Ahora, 'M3gan' viene a unirse al mismo tomando prestado de aquí y de allá pero, al mismo tiempo, sintiéndose como algo plenamente original.
This was a triumph
Los primeros minutos de 'M3gan' marcan por completo el tono de lo que va a seguir después. En lugar de centrarse en un asesinato, una fábrica en la que cae un rayo o un asesino creando un robot, vemos un anuncio de adorables mininos eternos que comen gracias a una app, hacen sus necesidades y hablan de manera, digamos, moderna. Desde el principio, la película indica que lo que vamos a ver es apto para adolescentes, pero va a tener una mala leche que la sobrevolará de forma continua.
La cinta de Blumhouse bebe mucho de tres referentes básicos: la personalidad de Chucky, la ironía de GLaDOS (la antagonista del fabuloso 'Portal') y el antipantallismo de la siempre influenciadora 'Black mirror'. El cóctel que sale ya lo has visto antes, y puedes desde el principio dirimir las líneas básicas que seguirá la cinta (de las que no se distanciará en ningún momento), pero lo importante, una vez más, no es el qué, sino el cómo.
'M3gan' no es una película de terror, o al menos no al uso: sí, tiene una muñeca con ansias asesinas, pero está tan preocupada en ser liviana que se convierte en una comedia descacharrante en la que, ya de paso, hay algún que otro asesinato algo falto de originalidad y de gore. Si vas a ir al cine dispuesto a asustarte, te vas a llevar una profunda decepción. Ahora bien, si vas con la mente abierta, estás antes una mezcla de géneros nada desdeñable que te dejará satisfecho.
I'm making a note here: Huge Success
El mayor defecto de 'M3gan' es no jugar a la comedia de terror adulta: todos los asesinatos ocurren fuera de plano y prácticamente no vemos nada de ellos, con alguna excepción menos sangrienta y más cruel. Al centrarse en el humor, la cinta evade cualquier pretensión de terror, algo que juega ligeramente en su contra. Tratando de epatar más con los adolescentes, paradójicamente pierde aquello que más interesa a un público repleto de hormonas: los sustos.
A cambio, la cinta, dirigida por un Gerard Johnston que ya probó suerte en la comedia de terror 'Housebound', muestra un tono único y un acercamiento diferente al mundo de los muñecos asesinos: M3gan no tiene en su interior el alma de un psicópata, ni pretende acabar con todos por las buenas. De hecho, tiene más en común con los robots de Asimov que con un Slappy al uso: sus órdenes de protección están claras y piensa seguirlas hasta las últimas consecuencias.
La cinta evade un ambiente insano típico de cintas de terror para convertirlo en uno industrial, capitalista, más preocupado por los datos del semestre y por acabar los modelados a tiempo que por la posible inmoralidad de una niña androide que aprende a medida que se la usa y cuyos actos son impredecibles. El cine de terror, desde Charlie Brooker, dejó de lado las maldiciones milenarias para centrarse en el terror del futuro inmediato. La pantallita, que dirían nuestros padres.
And while you're dying I'll be still alive
El diseño de la androide asesina es un acierto absoluto: a nadie le extrañaría verla en un futuro cercano como una evolución de los asistentes de voz. Y es que, en el fondo, M3gan no es más que eso, solo que con inteligencia artificial mejorada, permanentemente conectada a Internet y con capacidad para tomar sus propias decisiones. Incluso si esas decisiones son pasar a cuchillo a un enemigo de su usuaria principal.
Después de realizar las mejores comedias de terror de la década (la fabulosa 'Feliz día de tu muerte' y su increíble secuela), Blumhouse ha tratado de seguir el hilo de mezclar un género defenestrado por la crítica con otro ignorado por el público. El resultado es hilarante: el sentido del humor negrísimo de la cinta hace tiempo que no estaba presente de forma tan tajante y descarada. Porque, ante todo, 'M3gan' es una película que sabe que no tiene nada que perder y decide ser ella misma de inicio a fin, sin concesiones al mainstream.
Desde su inicio, más propio de un canal como Boing, hasta una batalla final descacharrante, la película no tiene ningún problema en enseñar todas sus cartas y llevar su propuesta hasta el límite. No son solo los chascarrillos de Chucky: aquí todo el mundo, desde la policía hasta la vecina chismosa, tienen momentos de comedia que solo funcionarán si estás dispuesto a aceptarlos. El gran problema de 'M3gan' va a ser encontrar a su público, algo que se antoja difícil si mediante el material promocional cree que van a ver una nueva 'Annabelle' y que probablemente salga confuso y repitiendo la consabida "Es que más que miedo da risa" sin querer darse cuenta de que, efectivamente, es lo que debe pasar: al fin y al cabo, es una comedia.
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