Es habitual que nos asalte esa duda existencial de para qué sirve una crítica de cine. En el mejor de los casos, aspiraríamos a ahorrarle al posible espectador siete u ocho eurillos que se puede gastar en un par de cañas, pero tampoco hay seguridad de que vayamos a acertar en esa recomendación. Las únicas ocasiones en las que existe la certeza de que lo que está escribiendo vale para algo, casi tanto que una siente que es necesario comunicarlo, son aquellas en las que una película aparenta ser lo que no es o se ha vendido asociándola con un género al que no pertenece, y quienes ya la hemos visto tenemos la posibilidad de, como mínimo, decir que se trata de otra cosa. El dato puede servir o no a quien lo lea, pero al menos está claro que aporta, más allá de gustos o criterios, una información que hasta entonces se desconocía.
Así ocurre con 'Love happens', un film dirigido por Brandon Camp, que se estrena e 1 de enero del año que viene. Aparenta ser una comedia romántica protagonizada por Jennifer Aniston y Aaron Eckhart, pero es un drama sobre la aceptación del dolor, en el que Eckhart es el protagonista y donde Aniston representa a un personaje secundario que funciona como catalizador del principal, es decir, que le ayuda a conseguir su objetivo.
La trama romántica en realidad sí existe, pero es muy secundaria. Igualmente hay algo de humor, pero más que como comedia podría definirse como tragicomedia. Y es que en 'Love Happens' hay de todo y ese podría ser su problema mayor: la película trata de narrar demasiadas historias y sufre una sobrecarga de elementos. Da la sensación de que hubiesen partido de un guión dramático sobre la autoayuda y alguien les hubiese recomendado convertirlo en una comedia romántica. Esto provoca que 'Love happens' tenga una duración superior a la que aparentemente requiere. Sin embargo, todo lo que ocurre es necesario para comprender el final y nada es susceptible ser eliminado, aunque la primera impresión indicaría que sí. El mayor exponente de esto es la subtrama de Walter, un personaje que roba mucho metraje a la trama principal y cuya aportación no se comprende hasta el final, cuando (SPOILER) vemos que al protagonista le hacía falta pasar por lo mismo por lo que pasaron sus lectores para superar su pérdida.
Esta idea del "curador curado" es interesante. Burke Ryan recomienda una terapia a todos sus lectores y simula tenerlas todas consigo. Pero el final de la película nos hace ver que quien más necesitaba esa curación era él mismo. Es decir, se trata de uno de esos desarrollos en los que el protagonista descubre cuál es su objetivo según avanza el argumento, ayudado por una primera motivación que creía que era la real, pero que no le llevaba a ningún sitio. Además, se introduce el elemento de la ayuda externa, es decir, que aquello que parecía que era la mejor solución, no funciona y, sin embargo, lo que no tenía pinta de tener relación con el caso —el personaje de Aniston—, es lo que acaba por resolver el asunto. Y es que la sabiduría popular siempre lo ha tenido claro: "un clavo saca otro clavo", "la mancha de la mora, con otra verde se quita"…
Antes de cerrar el aviso de "spoilers", comentaré que los sucesos que ocurren al final de la película no me convencen porque, paradójicamente, a pesar de estar demasiado forzados, no producen la sorpresa buscada. La actitud reservada de Burke nos hace sospechar de que existe un secreto y su culpabilidad ya nos hace pensar que tuvo algo que ver en la muerte de su esposa (FIN DEL SPOILER).
Vuelvo, una vez cerrado ese aviso de contenido que destripa el final, al tema de la terapia: si los libros de autoayuda están de moda desde hace ya años, su reflejo en el cine y la televisión está llegando ahora. Muchos de los personajes de series y películas escriben este tipo de manuales de supervivencia o, como mínimo, siguen sus recomendaciones en algún momento u otro. En otros casos, las obras sirven de base para guiones cinematográficos, como ocurre con 'El erizo', que no hace mucho que comenté. En 'Love happens', la enseñanza vital está presente, pero por suerte no de forma tan obvia como en la francesa, y con consignas algo menos evidentes.
Quedaría, por último, hablar de las interpretaciones. Aaron Eckhart me parece un actor inmenso desde que lo vi en 'Gracias por fumar' —lo conocía de antes, pero no le había prestado hasta entonces la suficiente atención—. En este film interpreta un papel similar, ya que también es un charlatán que vive de convencer a la gente. Y ya sabemos que eso lo borda. La diferencia es que su personaje se pasa la película tan alicaído que se resta a sí mismo posibilidades de tener interés o carisma. Es apreciable la colaboración de Martin Sheen, que funciona como alivio cómico, junto con su loro. Mientras. lo más gratificante de Jennifer Aniston es lo que indicaba al inicio: que su personaje no sea principal. No voy a decir nada en contra de la Rachel de 'Friends', pero siempre que esta mujer ha participado en una película ha sido para interpretar a féminas pegajosas y lamentables. En 'Love Happens', por fortuna, presenta una personalidad más abierta y jovial y tiene la cantidad justa de escenas para no cansar.
Que no se trate exactamente de la comedia romántica que esperábamos para algunos será motivo de renunciar a ir a ver 'Love Happens', y para otros de darle la oportunidad que se le había negado por creer que pertenecía a un género tan agotado. Independientemente de ello, en lo positivo están la interpretación de Eckhart y la capacidad de emocionar, y en lo negativo el exceso de duración provocado por una indefinición ante lo que se quiere contar.
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