'Love Battlefield', del realizador hongkonés Pou-Soi Cheang, cayó a mis manos por casualidad, en uno de mis habituales rastreos peliculeros (tarea fundamental de todo cinéfago) por zona asiática. Apenas conocía al director y la sinopsis de la película no era demasiado atractiva. Sin embargo, a raíz de un par de recomendaciones de gente fiable (para algo existen las críticas, aunque sean tan maltratadas), opté por visionar este extraño cruce entre thriller y romanticismo. Bendita casualidad.
A grandes rasgos, 'Love Battlefield' narra una historia de amor y otra de violencia. La película se inicia con una escena casi irreal en la que un hombre, Yui, ayuda a una mujer, Ching, a recuperar su zapato, caído en un lago. Este encuentro se convierte en la llama que enciende una relación. Sin embargo, ambos tienen personalidades casi opuestas y arrastran sus respectivas historias y amistades, lo que condiciona la relación y provoca numerosos conflictos entre ellos. Un día, cuando estaban a punto de partir de viaje, mantienen una acalorada discusión. Se separan y cada uno se va por su lado... lo que provocará que Yui se encuentre en una situación inesperada, peligrosa y muy comprometida, donde su vida está en juego.
El momento de la separación de ambos protagonistas no sólo interrumpe un tramo lento, romanticón y soso de la película, sino que se convierte en el pistoletazo de salida para un nuevo rumbo en la historia, lo cual, indudablemente, enriquece el plato cinematográfico. A partir de ahí, comienza el thriller, el dramatismo y la acción. No es un cambio definitivo, pero sí muy importante y ocupa la mayor parte del metraje (afortunadamente). Ambas fronteras, la del romanticismo y la de la violencia, no dejarán de entrecruzarse a menudo y aunque es muy posible que esto le dé un carácter distintivo a la película, el espectador sufrirá algún desafortunado cambio de ritmo que no se digiere tan bien por su radical mezcla. Pou-Soi Cheang (cuyo nombre aparece escrito de mil maneras en la red) demuestra haber sido un estudiante modelo y un control de las armas cinematográficas ciertamente ejemplares. Convierte su película en todo un manual de estilo, conjugando de forma ejemplar los terrenos tan resbaladizos como son el de la acción y el del drama más romántico. Su habilidad para sorprender al espectador, jugando a todo, es para enmarcar. Y su capacidad para imprimir un ritmo endiablado a la película no lo es menos. 'Love Battlefield' debería ser todo un ejemplo moderno para las escuelas modernas. Olvídense de los acomodados referentes norteamericanos. Olvídense de los talentos de Hollywood por un instante. Hay más cine fuera de sus fronteras y, aunque muchos lo duden, no es nada complicado de ver. Lamentablemente, el cine asiático se asocia a las repetitivas cintas de terror con fantasma de melena negra, al drama más lento o al género más flojo de las artes marciales. Parece que nadie espera nada realmente rompedor en un género tan norteamericano como el thriller (posiblemente, el género más indeterminado que existe, junto al de la ciencia-ficción). La escena que transcurre en la autopista, y que sirve de auténtico giro argumental, es impresionante, para verla una y otra vez.
A pesar de lo bueno que tiene (que es mucho), esta película está un poco lejos de ser planteada como una obra maestra. Efectivamente, tiene algunos defectos graves en momentos importantes que impiden un disfrute placentero durante todo el metraje. Y lo peor es que el desenlace está mal desarrollado, llegando a ser lamentablemente cansino (algo impensable para el espectador, poco antes). Uno querría pensar que ha sido cosa del montaje pero lo cierto es que una película que dura unos 100 minutos no puede producir que se mire el reloj en más de una ocasión. Algo que es fácilmente atribuible a un guión magnífico pero incompleto, con algunas lagunas narrativas que debe recomponer el espectador (cuando no es su función, precisamamente) y que quedan en evidencia con un montaje que recurre a algunos flashbacks un tanto innecesarios. Otros, sin embargo, son excelentes. En la justa medida está la virtud. Y la película carece de un planteamiento totalmente acertado a la hora de narrar determinados giros de guión. Una pena, pero que no impide disfrutar del resto (de casi todo). Es posible que la música, aspecto alabado en más de una reseña sobre la película, tenga más culpa que el guión en los defectos de 'Love Battlefield': algunas melodías especialmente lentas me sonaron desproporcionadas, recargadas.
En el terreno interpretativo, merece destacarse, por encima del resto, al joven (pero experimentado) actor Eason Chang, que es quien soporta sobre sus hombros casi todo el peso de la película. Y el resultado es soberbio. Su personaje es Yui, quien sufre casi todos los cambios orquestados por el destino al que le lleva, aunque no lo parezca, su propia personalidad. Yui es un hombre de carácter débil, que huye de la confrontación y acepta casi siempre lo que es mejor para resolver el problema, aunque no sea lo que le beneficie personalmente. Sin embargo, los acontecimientos, bañados de azar, le harán modificar su conducta y correr riesgos inesperados. Chang tiene, por tanto, el papel de un hombre que evoluciona conforme avanza la historia y lo hace siempre de una forma que es totalmente creíble. Y eso a pesar de protagonizar algunas escenas ciertamente contradictorias con lo que vemos al principio. En otras manos, su papel se habría mareado a las primeras de cambio y se vería inverosímil, sobre todo en el tramo final. Sin embargo, Chang tiene en Pou-Soi Cheang a un cineasta que le facilita el trabajo, un cineasta seguro y con una formidable mano para los actores. Del resto del excelente reparto, donde nadie desentona, mencionar a los dos actores que, junto a Eason Chang, pasan más tiempo frente al espectador, Niki Chow, que interpreta a Ching, pareja de Yui, y Wang Zhiwen, es el duro oponente del protagonista. Chow tiene la habilidad suficiente para dar entidad a un personaje que suele estar perdido en muchas películas del género, donde se abusa de la debilidad para manejar al espectador y transmitirle el peligro de lo que ocurre. Zhiwen, al que parece ser que ha fichado John Woo para su próxima película, es un actor carismático, que, desde su posición de secundario, consigue atraer la mirada y la atención del espectador. Su personaje es de los que tienen mucho que decir pero con pocas palabras; el actor lo consigue.
Quizá la intención de la película va más allá del mero espectáculo conjugado con la seriedad de unas relaciones personales (entre los personajes, claro) muy bien trazadas, como he podido leer en algún medio especialmente entusiasmado. En ese caso, el discurso sólo tiene un camino: la vida es demasiado corta como para perder el tiempo, demasiado inestable como para no saber lo que importa. Si eso es lo que les interesa, el mensaje, también tienen su buena ración en 'Love Battlefield'. Yo prefiero darle menos importancia. En resumen, una excelente película, un thriller implacable, sin concesiones, y un drama sólido, sin grandes fisuras. Desgraciadamente, requiere a veces de la buena fe por parte del espectador para alcanzar su máximo exponente. Pero eso es querer ver un arbolito en medio de un gran bosque. Un grandísimo bosque que sorpenderá a muchos y que ya tiene su hueco asegurado en la memoria selectiva de muchos cinéfagos hambrientos de talento.