Ese centro de peregrinación religiosa como es Lourdes atrae continuamente a una poderosa reunión de seres humanos en busca de un milagro que sane sus enfermedades. Es un lugar sagrado, pero donde la religiosidad y la fe intentan traspasar las paredes del templo y ayudar a sus peregrinos a encontrar un milagro sanatorio. Este lugar tiene suficiente interés humano como para afrontar una película sobre lo que allí sucede. Y para ello, no hay nada mejor, que una mirada respetuosa pero a la vez ácida y crítica, que es la que la realizadora Jessica Hausner logra con su película 'Lourdes'.
Ya lo adelantamos cuando pasó por el Festival de Sevilla (y ganó), que su pulcritud y sencillez dejaron buen sabor de boca. Y es que Hausner nos traslada a este centro religioso a través de la historia de una joven (interpretada convincentemente por Sylvie Testud) con parálisis que acude postrada en su silla de ruedas en busca de ese milagro que atrae a tantos feligreses hasta el popular santuario pirenaico.
A través de su discurrir, y con la mirada serena, ambigua y austera de la realizadora, nos adentramos en el fenómeno de Lourdes y el catálogo de seres humanos que allí se concentran: enfermos con pocas esperanzas, piadosos creyentes, escépticos arrastrados por la curiosidad...
La mirada de Hausner es certera, consigue reflejar con buena intención lo que allí se cuece entre los fieles, las relaciones que se establecen y resulta ingeniosa su muestra de la fe, la muerte y de la duda que va surgiendo en los acontecimientos. Hay una realización elegante detrás de ello, y el tono irónico, vertido en contadas ocasiones se torna necesario para afrontar con sentido crítico, pero sin perder el respeto, de esa búsqueda de milagros convertida en un escenario de comercio religioso y marketing cristiano.
Lo más destacable del trabajo de Hausner es su exposición meticulosa, que va reflejando con serenidad las emociones y sentimientos de su protagonista. Cómo evoluciona mientras va conociendo al resto de personajes, y cómo aparecen los celos, romances incipientes y la fuerza del milagro con sus consecuencias. El tono documental refuerza esta visión detallista, pero sobresale su protagonista, una actriz inspirada, para otorgar al trabajo de la directora un mayor alcance.
Narración elegante y ambigua
Aún así, queda ligera sensación de que el respeto ha imperado por encima de la crítica. Y ésta, cuando aparece en tono sarcástico, lo hace con sutileza, pero con falta de algo más de "mala leche". Resulta, quizás, algo temerosa en llegar más allá, o bien sea la intención no desviarse en exceso del camino planteado desde el arranque. Ese camino que lleva a plantear la duda como eje principal.
Hausner consigue extraer de sus actores buena parte del peso narrativo con correctos trabajos, sobresaliendo la mencionada Sylvie Testud, pero la sensación que deja el film es de poder haber llegado un poco más lejos. Hubiese necesitado un poco más de atrevimiento, de apoyarse en la inspiración de Testud para llevar a mejor puerto el resultado global. A pesar de todo ello, consigue esbozar sonrisas con ese tono de humor fino. Por supuesto, lo más brillante es Testud, completamente convincente en su papel que no resulta nada fácil y logra transmitir con gran perfección tanto su enfermedad como el tono del film con su mirada y su evolución. Es el gran acierto del film. Y gana enteros cuando su apática postura, obligada tras asumir su confinamiento a la silla de ruedas, se ve afectada por la presencia del jefe del grupo de peregrinos con el que acude, un elegante voluntario de la Orden de Malta, a quien consigue atraer, no sin algún fracaso intento previo. Su evolución marca la verdadera situación que se vive en Lourdes.
Con todo, 'Lourdes' no deja de ser una pequeña producción europea que además, se aleja tangencialmente de la tendencias y temáticas actuales. Y por ello bien merece el aplauso.
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