Hace ya unos meses que se estrenó ‘Los próximos tres días’ (‘The Next Three Days’, 2010), pero no fue hasta hace un par de semanas que la vi, debido al recelo que me había producido lo que leí sobre ella. No puedo decir que me resultase imposible de todo punto disfrutarla, pues algo le encontré, pero esas prevenciones eran fundadas.
‘Los próximos tres días’ está protagonizada por Elizabeth Banks en el papel de una mujer que es acusada de asesinato. Russell Crowe da vida a su marido, quien tendrá problemas para permanecer indiferente cuando le dicen que el caso de su esposa no puede ser recurrido. Liam Neeson aparece en un breve papel de consejero, mientras que Brian Dennehy interpreta al padre del personaje de Crowe. RZA y Olivia Wilde completan el reparto.
La película de Paul Haggis es un remake de la francesa ‘Pour elle’ (2008), de Fred Cavayé, con Vincent Lindon y Diane Kruger. Como casi siempre, la revisión resulta innecesaria y más aún en este caso en el que las películas son prácticamente calcadas. Pero ese comentario tiene poco sentido porque lo hacemos desde aquí, desde una mentalidad de personas acostumbradas a leer subtítulos o a escuchar doblajes. Para los estadounidenses, con costumbres tan distintas, sí existe la necesidad que nosotros no acertamos a ver y, por lo tanto, el hecho de que se haya clavado la película original no supone un pero. Con eso en mente, evaluemos este film como producto independiente, no como remake. Las consideraciones de si mejora o no lo anterior, además de pecar de existencialistas, interesarán solo a quienes hayan visto las dos.
El film trata de aportar una opción más elevada a la clásica cinta movidita de fuga de prisiones, género, por cierto, bastante jugoso en lo que va de historia del cine y de la televisión. Con esta intención, se acerca al terreno moral y psicológico de los hechos. Pero en lugar de aumentar con esa suma, lo que logra es ahogar ambos propósitos en el intento. Como cinta de acción, se ve deslavazada y engancha poco. Como película psicológica o de sentimientos se queda en nada. Y la invitación a reflexionar sobre lo moral no existe. Ese medio camino vergonzante ni le vale al director para no ensuciar su imagen al hacer cine comercial ni al espectador para pasar un rato entretenido.
Personajes poco creíbles
Y es que, precisamente, el aspecto peor tratado es el retrato de personajes. Esa mujer impasible e inactiva que ni siquiera está al corriente de lo que se cuece para ella anula la posibilidad de comprensión de los hechos. Se hace demasiado evidente que ella no es más que una excusa para que se produzca la transformación en el protagonista y se nos ofrezcan unas escenas de intriga. Habría valido cualquier otro pretexto, incluso uno material, pues ella no pinta nada, a pesar de que todo en teoría se hace «por ella».
Con un personaje tan plano, la duda que intenta introducir Haggis sobre la inocencia de la esposa —que no estaba en la película francesa y que, sobre el papel, no supone una mala idea— produce indiferencia. Alguien argüiría que sí tiene un efecto sobre los actos del marido, que parecerían más nobles si ella fuese inocente que si fuese culpable. No obstante, si se plantea que el amor del esposo es ciego, así como su confianza en ella, el hecho de que sea inocente o culpable no lo afecta a él. Debería afectarle a ella. Para que compartiésemos el deseo de que salga libre o no dependiendo de su implicación en el asesinato, esta mujer tendría que estar mejor retratada.
La verosimilitud de este profesor de literatura como héroe es otra de las cuestiones que impiden entrar por completo en la película, o por lo menos durante su arranque —he dicho que no iba a compararlas, pero simplemente como nota aparte diré que Vincent Lindon resultaba más creíble en un papel similar—. A pesar de todo, éste sería el menor de los inconvenientes, pues se trata de uno de esos aspectos de los que somos tan conscientes que podemos hacer el esfuerzo voluntario de dejar aparte nuestras reservas con la buena voluntad de disfrutar del film. La cuestión de la mujer, al ser menos evidente, puede afectarnos sin que nos demos cuenta y podamos, entonces, hacer ningún esfuerzo al respecto para paliarlo.
No obstante el nulo retrato de personaje con el que trabaja la actriz, Elizabeth Banks transmite una normalidad y una humildad que acaban provocando empatía hacia su situación. Esto se produce no gracias al guion, sino en contra de él. La familia entera, en la que sí percibes amor —lo único que ha logrado el director y no era tan difícil, pues partimos de esa base— acaba por suscitar un enganche y eso nos lleva a que al final estemos con ellos. Así, en los últimos minutos, la película sí funciona y sí hace que sintamos tensión. El problema está en que llegar hasta ese desenlace de aproximadamente media hora se hace ligeramente cuesta arriba.
Conclusión
Encontramos buenos elementos en ‘Los próximos tres días’, como la interpretación de Russell Crowe o la intervención de Liam Neeson para completistas, o como esa habilidad de Haggis para componer planos vistosos. En total, se forma una película que se ve sin problema y que no deja mala impresión general por ser capaz de remontar en su tramo final y borrar la primera idea. Sin embargo, no se podría decir que sea un film plenamente logrado. Se intentan demasiadas cosas o cosas que van por caminos demasiado separados y la mezcla no se consigue.
Otra crítica en Blogdecine | ‘Los próximos tres días’, improvisado héroe de acción, por Juan Luis Caviaro.