'Los Intrusos' es la ópera prima de Lewis Allen, un artesano poco conocido que años más tarde se refugió en la televisión dirigiendo episodios de numerosas series en los años 50 y 60. De hecho, aún a día de hoy, ésta sigue siendo su película más conocida, y para algunos directores actuales, como por ejemplo Scorsese, es una pieza de culto. A nuestro país llegó con 40 años de retraso estrenándose en salas comerciales en la década de los 80. El porqué de ese retraso fue debido a la censura, pero viendo la película uno no se explica qué pudo ser lo que no les gustó a nuestros queridos fascistas censores, a no ser, cierto personaje de una gitana española, que en realidad es un espíritu. Todo podría ser.
El argumento de 'Los Intrusos' nos lleva a una pareja de hermanos que compran un caserón a orillas del mar. Encantados con el precio tan bajo que su dueño les ha puesto, pronto empezarán a oir cosas extrañas por las noches, y descubrirán que en la casa habita un fantasma. Harán todo lo posible por averiguar de quién se trata.
Una historia simple, y mil veces vista, sobre todo en cine reciente. Lo acertado de este film es que logra mezclar elementos teroríficos, gags graciosos sin llegar a lo puramente cómico, y elementos de historia de amor. Aunque parezca mentira el film no se resiente por la mezcla en sí, y todos sus lementos están muy bien equilibrados narrativamente hablando. Allen consigue un film entretenidísimo, cuyo ritmo no decae en ningún momento. De todos modos habría que señalar que su puesta en escena es demasiado convencional y no destaca por nada, salvo quizá por la fotografía, obra de Charles Lang, aunque hay algunas secuencias en las que prácticamente no se ve casi nada.
En el aspecto interpretativo habría que poner alguna pega, aunque tampoco se puede decir que los actores están mal, ni mucho menos, pero ninguno de ellos está como para tirar cohetes. Al frente uno de los actores fetiche de Allen, Ray Milland, que ciertamente ha estado más inspirado otras veces, y por momentos da la sensación de que no se cree nada la película. En los secundarios destacar al mítico Donald Crisp, como el dueño de la casa encantada.
El problema más acentuado de la película es que, a pesar de que tiene momentos inquietantes, otros en los que te arranca una sonrisa y otros en los que se disfruta de unas gotas de romanticismo, la historia a veces transcurre por caminos algo forzados e incluso facilones, como por ejemplo su final, que no tengo ni idea si es de coña, si es medio de coña, medio en serio, o en serio totalmente, pero el caso es que no convence ni lo más mínimo.
Al final nos queda una agradable película de serie B, que se disfruta en su justa medida, pero que no tiene nada de especial, si acaso el sabor de lo añejo, y de lo realizado sin ningún tipo de pretensión más allá que la de entretener. Por cierto, la película no está editada en dvd en nuestro país, asi que si os interesa, ya sabéis los métodos a utilizar. Una de las copias que circulan por el ciber-espacio es de una calidad impresionante.