Un remake de la extraordinaria 'The Last Shift' que recupera los pulsos del mejor Clive Barker y John Carpenter
¿Una policía novata con un turbio secreto familiar? ¿Una ola de asesinatos de un grupo de seguidores del diablo? Nos suena a cierto estreno con Nicolas Cage, pero si ‘Longlegs’ se parece a ‘Seven’ la pesadillesca ‘Malum’ tiene más que ver con el cine de Carpenter, ya que todo ocurre en un mismo lugar a lo largo de una noche claustrofóbica, cada vez más irreal y tenebrosa. Ahora, tras un pase discreto por cines americanos por fin se estrena en España vía VOD, erigiéndose como una de las grandes películas de horror satánico de los últimos años.
Sin nada que envidiar a títulos relacionados con satán de este año, como 'El último Late Night', aunque no tan exquisita como 'La primera profecía', que sería más terror religioso que propiamente satánico, la producción parte como insólito autoremake de ‘Last Shift’ (2014), una pequeña película de culto que ha ido ganando adeptos con los años, y funciona tanto como revisión como expansión de aquella, resumiendo la experiencia de aislamiento de una policía novata en una comisaría abandonada en sus primeros 20 minutos para después explorar más la mitología de la secta satánica establecida en la anterior.
No es la primera vez que los propios creadores hacen un remake de su primer esfuerzo independiente con más medios y escala, como fue el caso de ‘La noche de los muertos vivientes’ (1990), una argucia del equipo de George A. Romero para conseguir la rentabilidad perdida que actualizaba lo justo el clásico pero le añadía color y más acción, o el de ‘Terroríficamente Muertos’ (1987), titulada en Norteamérica ‘Evil Dead 2’, pero que realmente no continuaba la historia de ‘Posesión infernal’ sino que la contaba de nuevo, pero amplificada.
Asalto a la comisaría del distrito del infierno
Por ello, no hay una lucha real de cuál es mejor opción para contar la misma historia. ‘Last Shift’ es más atmosférica, minimalista y centrada en el suspense y ‘Malum’ más elástica, impredecible y plagada de gore hecho con impresionantes FX prácticos, muertes impactantes y un elemento ocultista que se palpa entre las paredes de su tétrica localización. La diferencia es que esta ubica el aspecto temporal del pasado y presente como algo más determinante y su conjura satánica alcanza una perspectiva diferente, en parte relacionada con estrenos de género recientes, pero con una determinación cruenta sin pagar los peajes típicos de gran pantalla.
El relato de una policía novata en una comisaría abandonada no es nuevo. De hecho, ‘Last Shift’ no era más que un remake en sí mismo del episodio ‘Eater’ (2008) de la serie ‘Fear Itself’, del que además hemos visto otras variaciones en ‘Let us Prey’ (2015) o ‘The Void’ (2016), con la que esta nueva versión hace una rima estupenda. El misterio intergeneracional combina también los mundos de Clive Barker, tanto de sus cenobitas y demonios invocados como la forma de tratar el culto ocultista de ‘El señor de las ilusiones’ (1995).
Hay detalles del punto de partida y la localización que hasta rememoram todo el planteamiento de la rareza ‘Visiones, 13 años después’ (1988), gracias a la ruptura espaciotemporal que experimenta la protagonista en una espiral hacia la locura que rompe cualquier norma narrativa. Dibiasi no se preocupa en dar una lógica a su percepción, todo puede pasar y la experiencia se asemeja a una verdadera pesadilla en la que el tejido de la percepción se rompe y vuelve sin una separación de códigos narrativos, se pasa de uno a otro sin una ruptura clara.
Una forma de tratar el terror no tan común como parece
‘Malum’ recupera la aspereza del Rob Zombie más surreal y la actitud incómoda más común en pequeñas películas de fuera de Hollywood como ‘Baskin’ y otras obras de terror religioso turcas. La propuesta no se desvía nunca de su lógica cruda, e incluso afronta un tramo final que podría ser la mejor adaptación de la experiencia de juegos Survival horror que se haya plasmado en pantalla.
Aunque tiene algún problema y detalles de interpretación en su desbocado tramo final que podrían mejorar, es despiadada, oscura y urgente, apenas dura 90 minutos y siempre está en movimiento, en una cuenta atrás que no da nunca esperanzas de que vaya a acabar bien. En su segunda mitad se desboca con todo tipo de apariciones, momentos sangrientos y alucinantes diseños de entidades. No hay forma de que esto hoy pasara el corte para multicines de masas.
En una época en la que triunfan en taquilla ‘Imaginary’ y el terror como 'M3gan' parece una atracción segura para ir en familia, ‘Malum’ devuelve la fascinación por la sorpresa macabra, la economía narrativa con un montaje afiladísimo y una reivindicación de la literatura de terror de los 80 y 90 en el cine. Su descenso a los infiernos no se preocupa por encajar en plantillas confortables para productores, sino que ofrece de forma valiente todo lo que hemos venido a ver y lo hace de forma implacable.
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