No me considero mitómana especialmente, pero tengo que reconocer que en ocasiones no puedo evitar sentir una cierta debilidad por algunos actores o actrices, que me lleva a rastrear su filmografía, en la medida de lo posible.
Esto me proporciona unas veces gratas experiencias y otras decepciones lamentables, pero por suerte la película de la que hoy quiero hablaros pertenece a las de la primera categoría.
Se trata de Loin (Lejos) del prestigioso director André Techiné, un film que tenía pendiente desde hacía (demasiado) tiempo, al que me ha llevado definitivamente la búsqueda de otros trabajos de Lubna Azabal, actriz de la que quedé prendada por completo tras descubrirla hace un par de años en Exils de Tony Gatlif.
Loin narra las vivencias de Serge (Stéphane Rideau) un camionero que viaja periódicamente entre Francia y África y acepta una propuesta para pasar mercancía ilegal y poder ganar así un dinero extra. Serge mantiene una peculiar y pasional relación con Sarah (Lubna Azabal) una joven marroquí que debe decidir en unos días si desea ir a Canadá a vivir con su hermano o quedarse en su ciudad. Por otro lado también está Saïd (Mohamed Hamaidi) amigo de ambos, que sueña con llegar a Europa cruzando el estrecho.
La película, dividida en tres días, comienza de forma pausada con un viaje a través del mar para ir ganando en ritmo e interés a medida que avanza y nos obliga a temer o desear nuevos acontecimientos.
De forma casi imperceptible Téchiné nos sumerge en infinidad de sentimientos que van desde el amor, hasta el miedo, pasando por la vergüenza y la rabia.
Sin cargar las tintas, sin buscar momentos sublimes, ni tampoco excesivamente dramáticos, Loin puede parecer a primera vista una película filmada simplemente con la excusa de mostrar Tánger, su luz y sus gentes.
Un retrato sencillo de un hombre enamorado que no quiere comprometerse, de los contrabandistas casuales, de los turistas que buscan chicos en Marruecos o de una mujer que no quiere abandonar su país, cuando uno de sus mejores amigos (entre muchos otros) está loco por hacerlo.
Sin ser cine social, ni de denuncia, ni costumbrista muestra la realidad de un tema tan delicado como la inmigración ilegal, aportando diversos puntos de vista. Sin ser un drama, en algunos momentos duele. Sin ser una comedia también en ocasiones hace reír. Sin ser un thriller mantiene en gran parte el suspense y sin ser romántica se desliza por el laberinto del amor, como una silenciosa serpiente.
Todos estos factores, en perfecto equilibrio convierten a Loin en algo mucho más grande de lo que en principio aparenta, con el añadido de unos personajes, tanto principales como secundarios, interesantes y heterogéneos interpretados por unos actores totalmente entregados al papel que les corresponde.
Entre ellos me gustaría destacar a la maravillosa Lubna Azabal, la que me arrastró a ver este film y que demuestra una vez más su capacidad para cambiar de registro e hipnotizar al espectador en cada una de sus apariciones.
La película no podría tener un título más acertado. Por mostrarnos otros mundos, por hacernos entender lo apartados que podemos llegar a estar de nosotros mismos, y sobretodo por la distancia que abarca entre su templado inicio y un final tan impecable y redondo que nos lleva lejos. Muy lejos.