Ni siquiera ha pasado un mes desde el estreno de 'Bajocero' y ya tenemos aquí 'Loco por ella', la nueva película española de Netflix. Es cierto que el thriller liderado por Javier Gutiérrez estaba pensado inicialmente para verse en cines, pero eso no quita para que quede claro que la plataforma está apostando cada vez con más fuerza por el cine hecho en nuestro país. Y además por la variedad, ya que la obra que ahora nos ocupa es una comedia romántica. Una bastante inusual.
El propio título de 'Loco por ella' podría llevar a pensar en una comedia romántica al uso, sensación que refuerza durante sus primeros minutos, en los cuales echa mano de multitud de lugares comunes de este subgénero pero consiguiendo darles la energía necesaria para despertar nuestra curiosidad. Luego llega la verdadera película, donde lo cómico y lo romántico siguen teniendo una fuerte presencia, pero añadiendo una aproximación al mundo de las enfermedades mentales. Una apuesta que podría haber salido muy mal pero de la que sale relativamente airosa.
Parece una cosa pero no lo es (del todo)
Hay un momento en el primer acto de 'Loco por ella' en el que el personaje interpretado por Susana Abaitua, a la que muchos recordaréis por haber dado vida a Nerea en 'Patria', dice que lo que fastidia la magia de una relación es el día siguiente al primer encuentro, porque a partir de ahí todo se va cuesta abajo entre cosas que hay que hacer te apetezca o no. Una afirmación que casa muy bien con su actitud hasta entonces, eufórica y sin cortarse lo más mínimo en hacer lo que le venga en gana.
Esos primeros minutos de 'Loco por ella' no sirven solamente para que Adri (Álvaro Cervantes) se enamore de Carla (Abaitúa) -aunque tarde en darse cuenta por lo caradura que era hasta entonces-, pues también es la forma de que mostrar al público que esto puede parecerse mucho a una comedia romántica al uso, pero también que hay algo especial en ella, una luz que te atrae y que te hace entender el disparatado plan que él urde para poder contactar de nuevo con ella y nos predispone a ser más flexibles a la hora de creernos lo que plantea el guion firmado por Natalia Durán y Eric Navarro.
Entonces es cuando la película dirigida por Dani de la Orden pone todas las cartas encima de la mesa, ya que además de una improbable historia de amor también se atreve a intentar retratar cómo es la vida dentro de un centro de salud mental. Una decisión que necesita dar con el tono adecuado para que no saque al espectador de la película y el primer acierto es no forzar el humor, dejando que surja a través de la personalidad de los diferentes personajes.
Esto sirve para que el personaje interpretado por Cervantes crezca, ya que su primer paso adelante es aceptar que se ha enamorado, pero eso no le convierte automáticamente en una buena persona. De hecho, sigue siendo un gilipollas con cierto encanto que ha de conseguir su redención tanto a ojos de su amor como ante el público, siendo esencial que se sienta como una progresión natural para que la película no se venga abajo y que la química entre sus dos protagonistas siga fluyendo.
No exprime sus ingredientes
Ahí es cierto que 'Loco por ella' nunca deja de ser previsible y tampoco tiene especial interés en profundizar en ninguno de los personajes secundarios, pero al menos deja que respiren y sean algo más que anécdotas dentro del proceso de reconquista que plantea la película. De entre todos ellos el que mejor material tiene a su disposición es Luis Zahera, quien sabe cómo hacerse querer y regalarnos algunos de los momentos emocionales más conseguidos de la función.
El resto ayuda a crear ese delicado equilibrio entre comedia y drama que De la Orden no siempre maneja con el mismo acierto, pero sí que demuestra en todo momento plena confianza en lo que está contando y en el mensaje que busca transmitir la película. Y es que 'Loco por ella' no se contenta con ser un mero pasatiempo, aspirando a algo más y no me sorprendería para nada que lograse tocar la fibra sensible de algunos espectadores, sobre todo por la ternura que puede llegar a transmitir.
Por mi parte, he de confesar que me funciona mejor cuando apuesta por lo cómico -por esa vía me encanta lo que aporta Alberto San Juan por mucho que su personaje casi parece salido de otra película- que cuando se centra en lo dramático. Es cierto que se agradece que ahí apueste más por un mensaje de aceptación que de normalización, pero le falta hondura en sus buenas intenciones y acaba quedándose un poco en tierra de nadie en la forma de mezclar todos sus ingredientes.
En resumidas cuentas
'Loco por ella' es una película que se ve con agrado tras su chispeante arranque. Te saca alguna sonrisa y se agradece que quiera ser algo más que un pasatiempo de usar y tirar, pero el resultado final no es particularmente estimulante. Es como si faltase dar ese paso decidido para encontrar una auténtica personalidad en lugar de medir bastante, quizá demasiado, la forma de abordar la historia para ser siempre respetuosa con la complicada temática que aborda.
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