'Lo tuyo y tú', la identidad del amor

Es normal que el amor sea uno de los temas más abordados por el séptimo arte, y eso si es que no ocupa la primera posición. Por ello, encontrar un enfoque diferente se antoja prácticamente imposible, pero sí que hay margen en los detalles para sorprender o incluso desconcertar al espectador con un relato alejado de las coordenadas a las que está acostumbrado.

Eso que menciono en el párrafo anterior es precisamente lo que consigue Hong Sang-soo con ‘Lo tuyo y tú’ (‘Dangsinjasingwa dangsinui geot’), título por el que logró la Concha de plata al mejor director en el último Festival de San Sebastián. Se trata de una propuesta muy sencilla a simple vista pero que su interior oculta múltiples lecturas con las que atrapar al espectador, aunque también hay otros elementos que pueden dificultar una inmersión completa en lo que nos cuenta.

Sencilla complejidad

La apuesta de Sang-soo por el minimalismo puede llegar a dar la sensación de un trabajo de puesta en escena poco meritorio, algo que se acrecienta con el ocasional y chocante uso del zoom. Es una sencillez sin duda llamativa, pero lo que parece interesarle realmente es la posibilidad de indagar en lo que busca en sus largas secuencias, donde el espacio para la improvisación de los actores era notable. Él daba unas indicaciones y navegaba por lo que sus protagonistas le daban hasta quedar contento con el resultado.

También hay una serie de pequeños detalles que lo más probable es que uno jamás llegue a captar en un primer visionado, sobre todo porque visualmente todo parece tan limpio y evidente que invita al espectador a centrarse en lo que sucede. Ahí ‘Lo tuyo y tú’ juega con los tiras y afloja de una pareja para indagar principalmente en la identidad de ella, ¿habrá realmente una gemela o es simplemente un intento de abordar desde cero cualquier tipo de relación para que no esté influida por contaminaciones previas?

Sang-soo se vale del alcoholismo como punto de desencuentro entre sus dos protagonistas, algo que ya les había valido discusiones en el pasado y que ahora parece poner punto y final a su relación, algo que Youngsoo no parecía ver como una posibilidad. Es entonces cuando surge el misterio alrededor de Minjung y en paralelo vemos la creciente obsesión de Youngsoo por recuperarla, todo ello acompañado de largas conversaciones, en ocasiones en exceso.

‘Lo tuyo y tú’, entre dos tierras

En ese punto es donde surge el elemento que puede hacer que acabes fascinado con ‘Lo tuyo y tú’ o incluso desesperado, con multitud de puntos intermedios. En mi caso logró atraparme cuando la historia se centra en ella y en su capacidad de adaptación para conseguir lo que busca, mientras que la creciente desesperación de él llegó a resultarme un tanto frustrante en algunos momentos. Todo ello sin prescindir nunca de un toque humorístico que en ocasiones choca pero acaba resultando imprescindible.

La cuestión es que Sang-soo demuestra en todo momento lo que busca en ‘Lo tuyo y tú’, importándole menos el qué que el cómo por mucho que su manejo de la cámara pueda invitar a pensar justo lo contrario. Por ello, da pie a que el espectador dibuje su propio camino y lea los hechos de diferentes maneras, pero no porque busque la confusión, la cual puede aparecer puntualmente, sino porque la indecisión es una de las bases del relato en su forma de abordar la relación de pareja.

En este caso la improvisación de los actores aporta mucho en esa dirección, ya que ellos mismos reconocieron en su momento que no tenían muy claro cuál podría ser exactamente el resultado final dado el peculiar estilo de Sang-soo. Ahí es donde reaparece esa enorme gama de puntos intermedios entre la fascinación y la desesperación que pueden hacer acto de presencia incluso dentro del mismo plano-secuencia. Justamente en lo que la hace distinta y atractiva residen también sus limitaciones. No podríamos tener lo uno sin lo otro.

En definitiva, ‘Lo tuyo y tú’ es una película en apariencia sencilla pero que en su interior incluye varias capas hablando sobre la indecisión, la relación de pareja y la propia identidad. Lo hace, eso sí, de una forma en la que personalmente me costó conectar con todo lo que Sang-soo proponía, siendo capaz durante sus largas conversaciones de atraparme por completo y perderme apenas un par de minutos después.