Las películas, dicen por ahí, hay que juzgarlas como lo que son, cosa con la que estoy evidentemente en total y absoluto acuerdo. Si en el campo de la comedia, que es el campo al que pertenece el film que hoy me ocupa, estuviéramos hablando de 'La Fiera de mi Niña', por poner un ejemplo, película que por cierto no pretendió en ningún momento ser la octava maravilla del séptimo arte, pues hablaríamos de un obra maestra como la copa de un pino. Si habláramos de 'El Guateque', que se hizo unos cuantos años después, pues ídem del lienzo. Si habláramos de 'Un Pez Llamado Wanda', que efectivamente se hizo unos cuantos años después, y tampoco pretendía ser nada del otro mundo, pues hablaríamos de una film maravilloso y desternillante. Películas (hay muchas más, eh) sin ningún tipo de pretensión más que la de entretener y que por derecho propio han conseguido su pequeño lugar en la pequeña historia del cine.
Si hablamos de 'Lío Embarazoso' pues hablamos de cine mierda y que sin tener ningún tipo de pretensión trata al espectador como si fuera idiota, a no ser que algunos lo sean, que hay de todo en la viña del Señor. Judd Apatow es el último listillo salido de la factoría de Hollywood y que pretende revolucionar el mundo de la comedia actual. El intento es loable, ya que la comedia puede ser el género que peor lo esté pasando en la actualidad, y eso que se hacen films como churros en ese género, y sinceramente muy pocos valen la pena, y al final los que se salvan de la quema, son olvidados en muy poco tiempo, no permanecen en la memoria colectiva. Apatow lo intentó, y casi lo consigue con su 'Virgen a los 40', a la que no se le puede negar cierto ingenio en su primera mitad, pero que terminaba siendo lo de siempre, con asquerosa moralina incluida.
'Lió Embarazoso' contiene todos los defectos de su anterior película, pero multiplicados por cien. La historia versa sobre una periodista de brillante carrera, que una noche para celebrar que será la presentadora de un famoso programa, sale de juerga con su mejor amiga, y termina liándose con Ben, un vago de mil narices que no sabe lo que es la responsabilidad. Como era de esperar, él la deja embarazada, y a partir de ahí deberán tomar la decisión de si crían o no juntos al bebé, algo que por supuesto significará para Ben el fin de todas las juergas que se corría con sus amigos. Un tema serio tratado en clave de comedia, pero que no consigue llevar a buen puerto ninguna de sus propuestas.
La gracia de la película no está en ninguna parte, salvo en cierto momento en el que la protagonista visita a los amigos del futuro padre de su hijo, en el que vemos a unos personajes de lo más curioso diciendo tonterías, pero ahí se acaba todo, no hay más risas. La parte romántica es simple y llanamente increíble, es prácticamente imposible que esos dos se líen, por muy natural que intente mostrarse todo, pero aún haciendo un esfuerzo sobrehumano y entrando en el juego, la posterior relación está llena de situaciones forzadas y metidas a calzador. Los personajes actúan sin ningún tipo de coherencia y las decisiones que toman van en consonancia con la duración de la película. ¿Nos acercamos al final? pues tengo que cambiar de actitud y convertirme en un chico responsable porque va tocando.
Hablando de la duración de la película, ésta es eterna, más larga que un día sin pan, algo verdaderamente preocupante tratándose de una comedia. Apatow no tiene ni idea de lo que es una elipsis, o del montaje, hay escenas inconexas y absurdas; citemos al respecto el momento en el que ella tiene que ir al hospital porque está a punto de dar a luz. ¿A qué viene esa interminable conversación en el baño, que no lleva a ningún lado? Porque si hablamos de conversaciones, en esta película las hay a raudales, y todas larguísimas y ridículas, comos las que tienen lugar en el hospital. Si tuviera que destacar una sola en todo el film, sería aquella en la que hablan de 'Munich' de Spielberg, y hacen una reflexión la mar de divertida, aunque no venga a cuento, otro de los problemas de la película, que pocas cosas vienen a cuento. Y esto en una película que pasa de las dos horas es perjudicial, sobre todo para la paciencia del espectador.
Interpretativamente hablando no hay mucho que decir, Katherine Heigl, salidita de la sosa 'Anatomía de Grey', y Seth Rogen, que además es productor del evento, son una pareja imposible y no existe química entre ambos. Pero lo que más pena da es ver a alguien como Paul Rudd, que no es que sea un gran actor, pero desprende cierta simpatía, haciendo el tonto con un personaje totalmente desdibujado y cuya relación con su mujer no está nada clara.
En fin, un completo despropósito de principio a fin, con un exceso de moralina ya muy típica en Apatow, que empieza a ser chirriante a más no poder. Curiosamente ha barrido en las carteleras norteamericanas, y supongo que aquí cuando se estrene, el próximo 31 de Octubre, repetirá éxito. Así de mal están las cosas.