Tras un estreno en Netflix en Estados Unidos, se estrena en España el debut como directora de Anna Kendrick, ‘El asesino del juego de citas’, que se adentra en la escalofriante historia real de Rodney Alcala, un violador y asesino en serie que apareció en el programa ‘The Dating Game’ en 1978. Después de su paso por el Festival de Toronto y tras recibir muy buenas críticas, la ópera prima de la directora y protagonista llega a nuestro país, sin embargo, de la mano de Amazon Prime Video.
Un thriller lleno de suspense basado en los sucesos que tuvieron lugar en Estados Unidos, en la década de los 70, cuando la joven Cheryl Bradshaw se presentó a un programa de citas de televisión, sin saber que uno de los pretendientes era el asesino en serie Rodney Alcala, un criminal que participó en la versión original de un programa como ‘Vivan los novios’ o ‘Contacto con Tacto’, en el que una mujer debía elegir a uno de sus tres pretendientes con el fin de tener una cita con él.
Lo que Bradshaw no sabía es que finalmente se decantaría por un monstruo que buscaba a su próxima víctima. Alcala fue un asesino en serie estadounidense bastante notable, ya que cometió varios crímenes en la década de 1970 gracias a su capacidad para manipular y atraer a sus presas, muchas de las cuales eran mujeres jóvenes, con un estilo como el de Ted Bundy, pero aprovechando el lado bohemio de la época. Pese a que fue condenado por la muerte de cinco chicas, se cree que sus víctimas podrían ser aún más numerosas.
Un true crime con recado universal y atemporal
Uno de los aspectos más notorios de su historia es que en su participación en el programa fue presentado como un candidato atractivo, a pesar de que ya había sido arrestado y estaba bajo investigación por varios asesinatos en ese momento. Alcala fue finalmente condenado por ellos y sentenciado a muerte. Su caso ha sido objeto de numerosos documentales y programas de televisión debido a la naturaleza escalofriante de su modus operandi y su capacidad para llevar una vida aparentemente normal mientras cometía atrocidades.
Fue arrestado en 1979 y, tras varios juicios y apelaciones, fue declarado culpable en varias ocasiones y finalmente falleció en julio de 2021 mientras estaba en prisión. Su historia a menudo se pone de ejemplo como un recordatorio de los peligros que pueden ocultarse detrás de una fachada carismática y eso es precisamente lo que hace ‘El asesino del juego de citas’. El enfoque narrativo de Kendrick para narrar su historia es a la vez arriesgado y empático con las víctimas, al navegar por las complejidades de un true crime que tiene tanto que ver con el acto como la repercusión en la sociedad.
La película comienza con los últimos momentos de una chica captados por el objetivo de Alcala, que marca el tono de una historia que está a punto de desarrollarse en dos vías alternas. El guion de la película, escrito por Ian McDonald, se mueve en la cuerda floja entre el retrato true crime y la exploración temática de la búsqueda de visibilidad, el mundo de la interpretación y la mirada masculina en el mundo del espectáculo. Por una parte tenemos la historia de Sheryl, una aspirante a actriz interpretada por la propia Kendrick, y por otra, mucho más interesante, la del depredador.
Guía de supervivencia frente a embaucadores
La interpretación de Daniel Zovatto de Alcalá es inquietante y sutil, capturando la dualidad de encanto y amenaza de forma aterradora. La interpretación de Kendrick es también convincente, dando vida a la lucha interna de una mujer atrapada en el punto de mira de la ambición y la supervivencia, pero su parte de la historia queda un tanto en anécdota, no hay una verdadera conexión entre su decisión, es un pequeño relato curioso porque ocurrió en la realidad, pero el foco puesto en ella, siendo además una actriz conocida, parece más importante de lo que es, y acaba siendo una distracción de la historia más interesante dentro del relato, y es que en cierta forma, su fragmentación hace que funcione de forma casi antológica.
De hecho, las historias de las demás chicas son incluso más inquietantes, como la interpretada por Nicolette Robinson, una mujer convencida de que Alcala es el responsable de la muerte de su amiga, o especialmente la de Autumn Best, que se mete en la piel de la adolescente que consiguió que se detuviera al asesino gracias a una práctica de supervivencia que pone en situación las tácticas desarrolladas por mujeres en la historia como forma de librarse de la amenaza real de hombres que las violan y matan. Escenas que funcionan gracias a una dirección muy rotunda, que no es habitual en un debut, los primeros planos, encuadres y cambios de enfoque realzan una tensión psicológica constante.
El programa tan solo es otro aviso que reincide en los peligros que acechaban tras la fachada de la revolución sexual, el arma de doble filo de la liberación cuando se aprovecha por psicópatas y que tiene su aguijón también en el presente, desde la idea de las nuevas aplicaciones de citas y la exposición que suponen para las mujeres en una dinámica que requiere aumentar las alertas, y también sobre las fachadas de hombres muy “aliados” y comprometidos que usan su simpatía por la causa como anzuelo. Algunos titulares recientes con grandes personalidades de la política no dejan de reforzar esa idea que transmite tan bien ‘El asesino del juego de citas’: nunca hay que bajar la guardia ni fiarse de las apariencias.
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