Tras hacerse con el premio FIPRESCI de la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes en 2014 y tras ser una de las grandes vencedoras de los últimos Premios César -los Goya franceses-, donde la cinta se alzó con los premios a la mejor actriz, mejor actor revelación o mejor ópera prima, por fin llega a nuestro país 'Les Combatants', el debut de Thomas Cailley y la clara muestra de que existe una nueva generación en el cine francés dispuesta a crear su propia nueva ola.
Aunque esta nueva generación no arriesga tanto como aquella que nació a finales de los 50, Cailley, aunque algo más convencional, merece estar en ese grupo de jóvenes directores a seguir entre los que se encuentran Thomas Salvador ('Vincent n'a pas d´écailles', 2014), Antonin Peretjatko ('La fille du 14 juillet', 2013), Sébastien Betbeder ('2 automnes 3 hivers', 2014), Rebecca Zlotowski ('Grand Central', 2013) o Armel Hostiou ('Une histoire americaine', 2015), entre algunos más. Con 'Les Combattants' nos trae una pausada historia de amor convertida en un juego por la supervivencia.
Instinto de supervivencia
En 'Les Combattants' comienza un verano tranquilo para Arnaud tras la muerte de su padre: hacerse cargo de la carpintería familiar junto con su hermano a la vez que un pelotón de reclutamiento militar vista la zona para promocionar y reclutar a jóvenes en las fuerzas armadas. Un día, durante un ejercicio de prueba para la defensa personal, Arnaud se batirá con Madeleinte, una joven que impondrá su fuerza física, obligando a Arnaud, humillado, a morder a su contrincante para vencer.
Poco después, los hermanos comenzarán a construir una caseta en casa de los padres de Madeleine y, a partir de ahí, los jóvenes comenzarán una hostil relación que derivará en una camaderia amistosa. Días después, el chico abandonará durante quince días sus obligaciones familiares para seguirla a un campo de entrenamiento militar y comenzarán una historia de amor, o más bien, una historia de supervivencia.
El amor como instinto de supervivencia. Esta es la idea que Cailley quiere transmitir a través de sus dos jóvenes personajes, aunque cada uno ellos se aferre al amor por motivos diferentes: él, para superar la muerte de su padre; ella para conocerse a sí misma y alejarse de la imagen convencional de damisela en apuros.
Y todo, enmarcado en un entorno social actual en el que la crisis económica y el desempleo juvenil están a la orden del día y que termina de dar personalidad y motivos a los personajes. Y es que tanto Arnaud como Madeleine deciden combatir a la vida, inconformistas, para salir adelante, para sobrevivir a los tiempos que les han tocado vivir. Combaten por fuera y por dentro, lo que hace que la película sea una metáfora poco camuflada sobre la lucha por conseguir una vida mejor.
En 'Les Combattants' es interesante también la confusión entre género masculino y femenino y la ruptura de los roles convencionales dentro de una relación. Y es que mientras lo que está considerado como un comportamiento femenino normal -introvertido, pausado, romántico- se le atribuye a él, mientras que ella es masculina, guerrera y mal hablada. Un tratamiendo interesante que reflexiona sobre lo qué es normal, pero que termina estropeando al ordenar los factores.
Mágica Adèle
Rodada sin demasiadas florituras ni nada que destaque estéticamente en un primer vistazo, Thomas Cailley termina componiendo planos sencillos y a la vez, exquisitos, que nos trasladan de forma directa a los veranos juveniles. 'Les Combattants' tiene todo lo que podemos esperar de una película francesa de corte algo indie y de autor: ritmo pausado, silencios cargados de sentido y miradas sútiles y únicas que dos jovencísimos actores como Adèle Haenel - ganó su segundo César por la película, el primero fue en 2014 por 'Suzanne' de Katell Quillévéré- y Kévin Azaïs -César al Mejor Actor Revelación- consiguen mantener sin esfuerzo.
Pero es sin duda Haenel la que se consolida como una de las mejores actrices de su generación y una de las grandes actrices de moda en Francia -le veo mucho más futuro e interés que a la otra Adèle (Exarchopoulos), cuya expectación se quedó en su debut 'La vida de Adèle' (Abdelatif Kechiche, 2013)-. Magnética, de ojos enormes y físico imponente y atlético, Adèle Haenel consigue camuflar de seguridad, fuerza y valentía todos los miedos y temores del personaje de Madeleine de forma sublime.
En definitiva, el debut de Thomas Cailley es más que admirable: consigue algo sencillo de algo complicado, ofreciendo una historia con numerosas capas y reflexiones sobre la juventud, el amor y sobre todo, cómo combatir a la vida. Una pena que muchos se queden en la superficie y no terminen de adentrarse en la lucha que propone 'Les Combattants'.
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