Otra de esas películas espantosas que he sufrido en una sala de cine es la intragable, aburrida, excesiva y desaprovechada 'Wild Wild West' (1999), de Barry Sonnenfeld y protagonizada por Will Smith, Kevin Kline y Kenneth Branagh. Se trató de un desmesurado esfuerzo económico por lograr una película supertaquillera, que buscaba convertirse en el blockbuster del verano.
Pero el caso es que acabó siendo uno de esos claros ejemplos en los que el desorbitado presupuesto y los mejores ingredientes no son garantía de un resultado aceptable. Es más, la profusión de efectos especiales y nombres importantes para la cinta, se mezclaron con la receta equivocada. Ingredientes de primera para un plato indigesto. Todo provocado por un guión pésimo que no sustenta este atrevido intento de llevar la ciencia ficción al escenario del western.
Resulta una de esas películas que generan cierta expectación, provocada por tratarse de una superproducción que se antoja interesante y con una base original, hasta cierto punto, pero que reúne a una terna de actores muy dispares, con un diseño de producción que pretendía hacer historia, pero que se desmorona a los pocos minutos de su visionado.Una trama absurda, simplona, inverosímil, llena de galimatías sin resolver, lagunas, altibajos y que acaban por perder al espectador en una historia en la que la acción es el único salvavidas. Aquello por lo único que se podría salvar de la quema este título.
Aparte de un guión imposible, producto de demasiadas revisiones y excesivas manos (seis guionistas acreditados y seguro algunos más que no se citan), los personajes resultan demasiado planos, a pesar de contar con intérpretes solventes para resolver situaciones cómicas y de acción como Will Smith o Kevin Kline. Pero resultan con escaso carisma, con apariciones sin interés alguno (¿qué aporta el papel de Salma Hayek aparte de su físico?).
Supuso un intento de hace una película para todos los públicos y que consiguiese dejar boquiabiertos a toda la familia con espectaculares efectos especiales y decorados fantásticos. Para ello se contó con Bo Welch, toda una garantía de calidad, además de la fotografía de Michael Ballhaus y aderezando las imágenes, las partituras del genial Elmer Bernstein. Pero ni con todo ello se alcanza un mínimo de sentido, desaprovechando el estilo que prentendía seguir la estela de 'Men in Black' (del propio Sonnenfeld), pero que acaba hundiéndose estrepitosamente.
A pesar de ser una insufrible cinta, en la que durante casi una hora no sucede absolutamente nada de interés hasta que llega la acción, los espectaculares efectos especiales (la araña mecánica está desaprovechada), logran parcialmente hacernos olvidar el aburrimiento pero que, particularmente no terminaron de eliminar el mal sabor de boca que me dejó la historia que podía haber sido y no fue. Tan sólo destacaría a regañadientes los estupendos títulos de crédito iniciales, diseñados por Kyle Cooper (después de los cuales es mejor no seguir viendo la película) y, por supuesto, la banda sonora de Bernstein, merecedora de acompañar a una película de mejor factura
Pero, para colmo, el estupendo trabajo musical quedó ensombrecido por el tema principal de la película, un rap interpetrado por el propio protagonista.
Otras de las peores películas que he visto en una sala de cine: * 'Los Vengadores' * 'La Liga de los Hombres Extraordinarios'