'Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo', aún peor

Muchas veces nos llenamos la boca diciendo que esta o aquella secuela son totalmente innecesarias, pero basta con recordar el enorme éxito de sus predecesoras para tener claro que el estudio detrás de la misma iba a hacer todo lo posible por seguir exprimiendo su nueva gallina de los huevos de oro. Lo que sorprende más es cuando deciden rodar una continuación de una película que a duras penas dio beneficios.

Esta viernes se estrenan en España dos de ellas, la entretenida pero rutinaria ‘Objetivo: Londres’ (‘London Has Fallen’) y ‘Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo’ (‘The Huntsman: Winter War’), una extraña apuesta de Universal que mezcla la precuela, la secuela y el spin-off de ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ (‘Snow White and the Huntsman’) y que incluso empeora el resultado de aquella pese a su prometedor cuarteto protagonista.

Un enfoque diferente, pero no mejor

Lo primero que conviene dejar claro es que en Universal parece haber escuchado muchas de las quejas sobre la primera entrega y ha hecho lo posible por ir en otra dirección. Imagino que recordaréis que ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ apostaba por la intensidad con el objetivo de ser muy épica, pero la realidad era que todo resultaba de lo más insustancial y uno acaba cansándose del pobre derroche de dinero que iba sucediéndose en pantalla.

De eso hay muy poco en ‘El cazador y la reina del hielo’ (me referiré así a ella a partir de ahora), ya que se opta por un tono más ligero, mucho más cercano a una simple aventura en la que hay que ir haciendo frente a diferentes peligros. Cierto que hay detalles más intensos -todo lo relacionado con el amor-, pero en general es más superficial -y con más humor del esperado, aunque otra cosa es su nivel- y la propia película asume su condición sin preocuparse demasiado por nada más.

Este punto hace que ‘El cazador y la reina del hielo’ sea más llevadera, pero eso no equivale a mejor. De hecho, acaba resultando frustrante ver cómo desperdicia sin rubor todo lo que podría haber jugado a su favor, empezando por su atractiva estética -mucho más luminosa y variada que en la primera entrega, pero que no termina de lucir tanto como debiera-, siguiendo por su historia -todo acaba siendo un batiburrillo de ideas sacadas de otras obras de éxito- y acabando por sus protagonistas.

¿En serio consigues este reparto para hacer algo así?

Este último punto es especialmente doloroso, ya que no me cuesta nada reconocer que si tenía algún interés en la película era por estar protagonizada por Jessica Chastain, Emily Blunt, Charlize Theron y, en menor medida, Chris Hemsworth. La cuestión es que ver esos nombres asociados a cualquier película ya haría que quisiera verla, pero aquí ninguno de ellos tiene la oportunidad de lucir de verdad su talento.

Bueno, quizá Hemsworth sí que da lo que podríamos esperar de él, ya que está más acostumbrado a manejar su carisma en personajes un tanto endebles y conquistar con eso al espectador, pero ellas sé que pueden dar mucho más de sí y aquí a duras penas logran dignificar levemente un guion muy poco inspirado -los secundarios directamente son anodinos o incluso molestos- y con algunas situaciones que coquetean peligrosamente con el ridículo.

De entre ellas tres, Chastain es la que sale mejor parada, y eso que todo lo relacionado con su relación con Hemsworth no podría ser menos estimulante y más cansino y previsible, pues Blunt empieza más o menos bien para luego ir diluyéndose y dando finalmente pena, mientras que Theron ve cómo su personaje se vuelve mucho más unidimensional y con una presencia demasiado reducida cuando era la que más podría haber animado el cotarro.

Lo visual por encima de todo… pero tampoco es gran cosa ahí

A partir de ahí es más sencillo que uno busque otros elementos a los que agarrarse para poder disfrutar de la película de alguna forma, pero es que simplemente no hay nada que realmente hagan que sus casi dos horas de metraje merezcan la pena. Ahí la escasa ambición de su guion -triste pensar que Frank Darabont aún quiso quedarse tras abandonar la silla del director y que Universal decidió empezarlo todo de cero- pesa mucho, pero no es lo único.

Creo que no sorprendo a nadie al decir que esperaba que al menos fuera un espectáculo visual interesante y con un puñado de escenas espectaculares. Además, parte de la gracia de fichar para dirigirla al Cedric Nicolas-Troyan, muy experimentado en el campo de los efectos visuales, pero es que incluso ahí hay algunos momentos en los que el trucaje digital es evidente -sí, ya sabemos que lo es, pero hay que consigue al menos la ilusión de que parezca real-.

Además, las coreografías de las peleas tampoco están a la altura, en parte por un montaje demasiado acelerado -a veces es un acierto, pero aquí es una pifia importante- que quizá no llegue a hacerlas confusas, pero sí hacen que no luzcan más allá de en instantes muy puntuales. Lo peor de todo es que sí se nota que Nicolas-Troyan se preocupa más en la efectividad de la película como espectáculo visual que narrativo, por lo que estos defectos resultan aún más difíciles de perdonar.

Por lo demás, sí, el vestuario es muy bueno, pero es un triste consuelo para una película que ya parte de un concepto bastante endeble -la forma de quitarse de en medio a Blancanieves es, como mínimo, cuestionable-, que tampoco sabe qué hacer realmente con él y que además como mucho podemos calificar como inconsistente en todos los frentes -lo más estable es el narrador, que sorprendentemente tiene la voz de Liam Neeson-. Deficiente, y encima amenazando con más entregas que espero que no lleguen a hacerse.

En definitiva, ‘El cazador y la reina del hielo’ es una película perezosa que al menos no se resigna a ser más de lo mismo, ya que apuesta por en un enfoque más ligero y llevadero. Por desgracia, desperdicia todas sus armas -e incluso reduce de forma notable el interés de la villana interpretada por Theron- y acaba siendo incluso peor que la ya de por sí discreta primera entrega, aunque sin llegar a ser un bodrio. Mi consejo es que si queréis ir este fin de semana al cine apostéis, pese a sus fallos, por ‘Julieta’.