Regreso de las vacaciones, un poco más loca que de costumbre y con muchas ideas pululando por mi cabeza, entre ellas esta que voy a intentar explicar, sobre como visionar La vie en rose, por esas cosas del azar (o no), supuso para mí un ejemplo palpable sobre unas teorías de Jodorowsky que acababa de refrescar.
Como este es un blog sobre cine, no me extenderé sobre ellas, más allá de que aparecen en un DVD que acompaña el libro "Evangelios para sanar" que me regalaron hace unos días, (Para más información ver parte del vídeo en YouTube). Allí Alejandro Jodorowsky explica la importancia de las triadas en nuestro destino, es decir, de la relación entre y con nuestros padres, y sus respectivos progenitores.
Si en algo se ha esmerado a fondo Olivier Dahan, director del film, es en demostrar, coincidiendo con estos pensamientos, que a pesar de su éxito internacional, su gran personalidad y talento, Edith Piaf quedó profundamente marcada por su infancia, y por el abandono y desprecio de su madre, junto a las reiteradas ausencias y desplantes de su padre.
La película se mueve constantemente en el tiempo, de la infancia, al declive, pasando por algunos de los breves momentos relacionados con el éxito, o la felicidad, mostrando en cada uno de estos saltos, la causa, y sus consecuencias.
Nos lleva una y otra vez de la Edith niña, a la Edith adulta con un cuerpo que se deteriora a pasos agigantados, dotándola de un triste aspecto de anciana mucho antes de lo que le correspondía. La pérdida de los seres más queridos, las reiteradas tragedias, su carácter adictivo, todo encuentra su base en sus orígenes, y queda perfectamente reflejado con el orden elegido de las escenas y su intensidad.
Tan ensalzado está este aspecto, que el film queda algo cojo en muchos otros, como en la fidelidad como biopic (en el propio making of Dahan reconoce haber incluido partes inventadas), la falta de pasajes y personajes muy importantes de la vida de Piaf, o la escasa profundización sobre su relación con la música.
Por otra parte, como no podía ser de otra forma, la banda sonora es una auténtica maravilla, y la interpretación de Marion Cotillard, que en Francia ya se tiene en cuenta como posible candidata al Oscar, es sencillamente magistral, ayudada por una caracterización impresionante.
Así que podría decirse que en conjunto, La vie en rose, supera con buena nota el reto que suponía llevar al cine la historia de tan célebre cantante. Con un enfoque interesante, pero con la inevitable sensación de que podría haberse hecho más. Eso sí, para incluirla como caso práctico junto a los libros de Jodorowsky, está impecable.
En Blogdecine | La vida de Edith Piaf, 'La vie en rose' o más bien en negro