Aunque su paso por la Sección Oficial del pasado Festival de Cine de Cannes no causó ningún revuelo, 'La Venus de las pieles' ('La Venus à la fourrure'), la nueva película de Roman Polanski, vuelve a ser una clase maestra de cine, y lo mejor de todo es que parece hecha sin grandes esfuerzos. Y es que, tal y como pasa con el cine de Woody Allen, es imposible que el director polaco puede hacer una película que se defina como mala.
Puede que 'La Venus de las pieles' sea una película menor del realizador, ya sea por su puesta en escena y su escaso reparto —sólo hay dos actores—, porque no obtuvo el reconocimiento sonado al que nos tienen acostumbrados sus últimos trabajos —nominaciones a premios varios, incluidos— o porque su dos actores, a pesar de ser reconocible a nivel internacional, no dejan de ser sólo estrellas en el país galo —y no super estrellas de Hollywood como en sus dos últimos trabajos—. Aún así, 'La Venus de las pieles' bien merece más de un visionado, porque tras su aparente sencillez se esconde una comedia de humor negro con tintes eróticos que demuestra que el maestro Polanski lo ha vuelto a hacer.
Ficción, realidad y teatro
La nueva película del maestro Polanski está basada en la obra de teatro 'La Venus de las pieles' del dramaturgo David Ives, escrita sólo para dos intérpretes, y que ha su vez está inspirada en la novela del mismo título escrita en 1870 por el austriaco Leopold von Sacher-Masoch. En la novela, conocemos la historia de Severin von Kusiemski y su relación con Wanda von Dunajew, una historia relatada con todo lujo de detalles sobre la dominación sexual donde atar, azotar y humillar está a la órden del día. Una novela que fue todo un escándalo y con la que Ives quiso jugar y darle otro punto de vista, más teatral donde la ficción y la realidad se entremezclan con mucha dificultad de encontrar sus límites.
Y esto es lo que interesaba a Polanski. En su nueva película, conocemos la historia de Thomas Novachek, un director y dramaturgo de teatro que ha escrito una pieza sobre 'La Venus de las Pieles' de Sacher-Masoch y está buscando actriz para interpretar el papel de Wanda von Dunayev. Vanda Jordan, es una actriz algo excéntrica que llega tarde a la audición y le ruega a Thomas que le haga la prueba. Él accede a regañadientes, pero poco a poco se irá dando cuenta de que Vanda es la actriz perfecta para el papel y pronto, se verán identificados con los personajes de la novela y empezarán a perder la noción de la realidad envueltos en esa historia de amor, sumisión y perversión.
No es la primera vez que a Roman Polanski le da por el teatro. Sin in más lejos, su última película 'Un dios salvaje' ('Carnage', 2011) estaba basada en la obra homónima de la argentina Yasmina Reza, y aunque en aquella ocasión contabla con cuatro actores de renombre en Hollywood, dejó bien claro que las historias en un solo espacio no le asusta lo más mínimo. Y es que 'La Venus de las pieles' transcurre en un único espacio, un teatro y para que el espectador no se aburra es necesaria una maestría en la dirección y en el uso de la cámara que el señor Polanski dominan a la perfección.
Y sí, 'La Venus de las pieles' puede parecer una película menor del realizador polaco, pero detrás de esa apariencia se esconde una mordaz comedia negra llena de capas y una evolución de personajes tan bien trazada y creíble que puede llegar a resultar escalofriante. Una evolución que no sería posible si sus dos actores no dieran la talla. Mathieu Amalric —me alegro que Polanski no escogiera a Louis Garrel al final, que por mucho que me guste no habría sido el mismo efecto— y Emmanuelle Seigner se complementan a la perfección sin miedo a dejarse llevar y a ridiculizar y llevar a límites insospechados a sus respectivos personajes. Dos trabajos actorales sobresalientes que se han visto recomensados en las nominaciones a los Premios César del cine francés.
'La Venus de las pieles' es, sin duda, una película que bien merece un poquito de atención, a pesar de que no haya causado el revuelo de otras cintas de Polanski y es que es de lo más interesante el análisis que hace el director sobre el amor, el intercambio de roles, los extremos, la dominación, la sumisión y la perversión y sobre todo la fina linea que separa la realidad con la ficción. Una comedia negra, sin concesiones, ni limites y que puede resultar muy perturbadora.
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