Intentar en estos tiempos que corren hacer un thriller que se aparte de todas las piruetas modernas del reciente cine, es algo que no sólo es arriegado porque eso significaría el tener que ir a contracorriente. Además hay que saber hacerlo bien. Clark Johnson lo ha intentado echando mano de varios elementos conocidos por el gran público. Para empezar un argumento nada complicado y que recuerda al de cualquier episodio de cualquier serie de televisión de reciente éxito. Luego ha llenado el reparto de caras conocidas, algunas ya veteranas y otras recién salidas de exitosas series de televisión con miles de seguidores en todo el mundo. Pero esto no es más que adornar el film para que tenga la apariencia de película seria e importante, y las apariencias casi siempre engañan.
Un veterano guardaespaldas del Presidente de los Estados Unidos se verá envuelto en una conspiración para matar al mandamás del país. El problema es que él es el principal sospechoso. Con toda su experiencia tratará de evadir a sus perseguidores al mismo tiempo que reúne pruebas para demostrar tanto su inocencia como para descubrir a un posible traidor que opera desde dentro de la Casa Blanca.
Asi pues, la típica historia de falso culpable o falso inocente y que nunca se sabe hasta el final si es lo uno o lo otro. Uno de esos argumentos sencillos que ya hemos visto en infinidad de películas, y sobre todo en series de televisión. De hecho, en determinados momentos parece que estamos asistiendo al episodio piloto de alguna nueva serie de acción. Y la cosa no tendría demasiada importancia si el film consiguiera atraparnos como otras veces lo han hecho películas similares. Desgraciadamente el argumento no se sostiene ni lo más mínimo, debido a un mal enfoque de la historia y sobre todo a quitarse cosas de la manga por no saber explicar debidamente algunas de sus propuestas, sobre todo en lo que se refiere a los personajes.
Podríamos decir que la película avanza muy correctamente en su primera mitad, teniendo incluso cierto interés. Además asistimos a un par de enfrentamientos entre los que sin duda son lo mejor del film: Michael Douglas y Kiefer Sutherland. Pero todo lo que podría dar de sí la película se estropea enormemente debido a sus bochornosos últimos 20 minutos en los que deprisa y corriendo, y para sorpresa del atónito espectador, lo cierran todo de un carpetazo con resoluciones de lo más forzado. Sin desvelar nada, simplemente diré que toda la parte en la que se descubre al malo de la función es vergonzosa, ya que pretende ser una sorpresa argumental, y lo único que es es un fallo argumental deplorable. Por cierto, aquellos que hayan visto muchas películas por el estilo, y se sepan los nombres de ciertos actores, adivinarán en los cinco primeros minutos de proyección quién es el traidor, y no, no se equivocarán. Porque incluso en eso han fallado. Podían haber jugado más con el misterio de los personajes, pero no, todos son unidimensionales y totalmente planos.
La elección de los actores puede considerarse acertada sino estuvieran al servicio de un guión tan malo. Michael Douglas está en su salsa, aún tiene edad para hacer algunas secuencias de acción y salir airoso. Por cierto, tal y cómo me comentaba un amigo que me acompañaba en el visionado, según van pasando los años Douglas hijo se va pareciendo físicamente cada vez más a Douglas padre. Kiefer Sutherland parece estar interpretando de nuevo a Jack Bauer, aunque más controlado por supuesto, pero está bien en su papel. Kim Basinger interpreta a la Primera Dama, y lo cierto es que se le nota ya cansada, aparte de que los años no perdonan. Y para terminar de redondear el reparto, Eva Longoria, recién salida de la buena, aunque sobrevalorada, serie 'Mujeres Desesperadas'. Aquí se certifica lo que en esa serie se entreveía: Longoria es una mala actriz. Muy mona eso sí, cuerpo perfecto con cada cosa bien puesta en su sitio, pero no es nada más que eso. Además su personaje es completamente inútil, no aporta absolutamente nada a la historia y está simplemente de adorno. Un florero hubiera tenido la misma capacidad dramática y la misma utilidad.
Una película mala hasta la médula por culpa,vuelvo a repetir, de un desastroso guión. Una pena, porque Johnson ha intentado hacer un film sin necesidad de recurrir a todos los efectismos del cine moderno optando por una puesta en escena sobria y elegante. Para desgracia de todos, la influencia de la pequeña pantalla ha sido demasiada. Y dejo para el final su horrorosa traducción del título original, 'The Sentinel' ha pasado a ser'La Sombra de la Sospecha'. Cuando lo vi por primera vez no podía creérmelo.