‘La pirámide’ (‘The Pyramid’, 2014) es la ópera prima de uno de los guionistas más utilizados por Alexandre Aja, en películas como ‘Alta tensión’ (‘High Tension’, 2003), o la que considero el mejor trabajo de Aja, ‘Las colinas tienen ojos’ (‘The Hillls Have Eyes’, 2006). El debut de Grégory Levasseur está apadrinado, cómo no, por el director francés, pero dista mucho de los trabajos a los que nos tiene acostumbrados, con sus altas dosis de gore y violencia física. Toda una decepción para los amantes del cine de terror.
El siempre interesante mundo egipcio, y las fantásticas historias que se crean alrededor de su mitología, sirven a Levasseur para filmar una típica cinta de horror que muestra a un grupo reducido de personajes en un lugar del que no pueden salir y acosados por una fuerza desconocida. Mezclando el tan de moda found footage con una narrativa más convencional, ‘La pirámide’ navega por loa lugares más comunes, sin dejar una posible salida a la sorpresa, y desaprovechando por completo las posibilidades de una historia en el interior de una pirámide egipcia.
Con enormes parecidos con ‘Así en la Tierra como en el infierno’ (‘As Above, So Below’, John Erick Dowdle, 2014), a mi juicio uno de los found footages más salvables de los últimos años, lo cual no es decir mucho, ‘La pirámide’ ofrece la historia de un grupo de arqueólogos que se adentran en el interior de una pirámide descubierta en Egipto y data de miles de años antes de las conocidas; además existe una gran diferencia, la pirámide posee únicamente tres lados. Este dato, así como la utilización de un robot cámara, cuya presencia está únicamente para justificar la entrada de los personajes en la pirámide, no añade absolutamente nada al relato.
Negro
Una vez dentro, la película no toma ningún riesgo. Mucha oscuridad, mucho mareo con la cámara, mucha confusión y mucho accidente tonto e inexplicable. Sirva como ejemplo el del personaje cuyas piernas quedan aplastadas, algo que suceden sin más ni más, como ese cambio en el punto de vista, que alterna el found footage con una narración más calmada en la que el director juega a poner la cámara en lugares algo alejados, desaprovechando de paso el juguetear con la “sorpresa” que espera en el último tercio.
Sorpresa que entra dentro de todo lo esperable y que no aporta ninguna luz a lo que pasa dentro de la pirámide, que salvando un par de instantes, es lo más cercano al aburrimiento que se ha visto en un found footage, por otro lado uno de los elementos más característicos dentro del subgénero. La sempiterna presentación de personajes, en realidad clichés, da paso a toda una oportunidad perdida de crear en el interior de una pirámide un fascinante cuento de terror. Pocos, y malos, sustos, atmósfera basada en no ver nada, planificación pobre y montaje confuso, casi caótico.
Es una pena ver a un actor como Denis O’Hare totalmente desaprovechado, y también a la desconocida Christa Nicola, el descubrimiento del film, pero con un personaje muerto, valga el chiste fácil. Para colmo la cosa queda en uno de esos finales abiertos, en los que el argumento puede desarrollarse a partir de ahí siguiendo multitud de bifurcaciones, las mismas que posee la pirámide en su interior. Un insulto pues a una de las deidades egipcias por antonomasia, con predominación del color que en el antiguo Egipto representaba la fertilidad.
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